Es curioso el manejo de las autoridades federales y los cuestionamientos de políticos del PRI y PAN ante un video que entre los interesados ya era conocido, pero es más curioso que se convierta a Andrés Manuel López Obrador en un caso inverosímil dentro de la política mexicana.
Por un lado, la Procuraduría General de la República califica a la Procuraduría capitalina de irresponsable, pero además, a través de la Fiscalía para la Atención de Delitos Electorales cuestiona los peritajes previos de esas cintas.
Por otro, la dependencia federal olvida o quiere olvidar que los primeros videos escandalosos, correspondientes al caso Ponce fueron filtrados a Televisa y que el segundo gran video, fue presentado por el diputado panista Federico Dôring en el programa El Mañanero de Víctor Trujillo, también en Televisa.
Hay una doble medida para calcular el peso de estos casos por parte del gobierno.
La PGR olvida también, que dentro del caso, el mismo procurador Rafael Macedo de la Concha tuvo un nivel de relación con Carlos Ahumada como para "echarse" una cascarita de tutbol el 18 de enero de 2004.
La PGR no ha aclarado la reunión celebrada entre Ahumada, Diego Fernández de Cevallos, el delegado del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) en el DF, José Luis Valles López y el agente del Ministerio Público José Carlos Villarreal Rosillo tuvieron el 20 de febrero de 2004, antes de que se desatara el escándalo.
En este momento, pese a que la grabación es conocida y no tanto cuestionada sobre la comprometedora frase de "Salinas me va a hablar", a las autoridades federales no se les ha ocurrido anunciar al menos que es una de las figuras que puedan declarar en el caso.
Pero más alarmante, ningún medio se ha preocupado por buscar la declaración de Salinas. (Crónica lo podría hacer pero fue el único periódico que no destacó el señalamiento contra el ex presidente)
Esta mañana, en conferencia de prensa, Bejarano, a días de su desafuero, declaraba que había señales claras de una alianza entre el PRI y el PAN para beneficiar a Raúl Salinas, quien es defendido por los mismos abogados de Carlos Ahumada.
No es descabellada la versión de que Carlos Salinas está participando activamente para tener un peso político relevante y aprovechar el mismo para beneficiar a su hermano Raúl, sentenciado por el asesinato de quien fuera secretario general del PRI, Francisco Ruiz Massieu ocurrido hace diez años. Nada se lo impide.
El complot argumentado Andrés Manuel López Obrador, por el que fue blanco de cuestionamientos, está menos lejano de lo que parece, y los detractores, entre ellos el presidente Vicente Fox y el secretario de Gobernación, Santiago Creel, tendrán que tragarse sus palabras y tratar de aclarar a través de las instancias correspondientes, qué papel juega Salinas y por qué funcionarios del CISEN y el MP participaron en reuniones con Ahumada antes de desatado el escándalo.
AMLO también dio otra prueba de su habilidad política al usar el impacto mediático si posibilidad de reacción de sus oponentes. Con el desafuero de Bejarano, y en beneficio de ambos, además de señalar a Salinas, el jefe de gobierno capitalino soltó los videos y metió un gol en el minuto 89 para igualar el marcador.
Bejarano, está de más decirlo, pertenece a esa clase de políticos corruptos que se llenan los maletines de dinero, pero no siempre hay una cámara para grabarlos.
En un año, AMLO ha sido el blanco de "graves" casos que se han ventilado principalmente en los medios, sumados están el caso "nicogate", "el paraje San Juan", los casos "Ponce" y "Bejarano" y el paraje "El Encino", además de ser el blanco de los calificaciones de la iniciativa privada y el gobierno que lo tildan de "populista". Ningún otro funcionario se ha visto involucrado tan "gravemente" por presuntas irregularidades, que a fondo resultan intrascendentes.
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