martes, julio 21, 2009

Los riesgos de la web

En el último mes he analizado mucho esas creencias sobre la llegada de un nuevo periodismo a raíz del crecimiento de internet. Los explotadores de ese "hallazgo", que son una mezcla de vendedores, publirrelacionistas y opinadores, dan por hecho que como los marcianos, "el periodismo ciudadano" llegó ya y llegó bailando el cha cha cha.

Mi reflexión sobre la soberbia web, sobre las falacias de la red y sobre el mal llamado "periodismo ciudadano" sigue en pie, pero además, hay cosas que estos usuarios no quieren ver... es decir... se andan por encimita sin notar, que más que una amenaza para la industria periodística (informativa y comercial), su génesis, puede ser su apocalipsis.

Leí con atención a Paul Starr en la revista Letras Libres (y lo leí en papel por supuesto), que tiene interesantes hipótesis sobre la transformación de los medios y su futuro, y además, va más allá del simple papel de "transmitir" ideas, los pone como un factor determinante en la vida del hombre, además de establecer una "víctima" para gran dolor del periodismo comprometido, la democracia... justo de lo que tanto se jactan los nuevos informadores de la red.

Starr (página personal) habla sobre la ahora golpeada industria periodística de Estados Unidos y que se refleja perfectamente en México por las características de gobiernos que tiene el país: "Uno de los peligros de una cobertura noticiosa reducida tiene que ver con la integridad del gobierno". Y añade: "Los periódicos han ayudado a controlar las tendencias a la corrupción tanto en el gobierno como en los negocios. Si queremos evitar una nueva era de corrupción, habremos de reunir ese poder por otros medios. Nuestras nuevas tecnologías no nos despojan de nuestras viejas responsabilidades".

En el texto de Starr, digno de leerse con todas sus comas y sus puntos, se evalúa también la situación y aclaraciones que el promotor del "nuevo periodismo" nunca toma en cuenta, por ejemplo, que "en internet existe sin duda una gran profusión de opiniones, pero poco trabajo de reportaje, y aún menos trabajo sujeto a cualquier escrutinio editorial o control riguroso de datos".

Y hay muchos ejemplos para pensar que esa ligereza de trabajo deje filtrar rumores y datos pagados. Lo vimos en las reciente campaña electoral, donde desde YouTube se hacían críticas válidas, pero con una carga en exceso ambiciosa para derrotar desde internet a sus oponentes, y no con sentido democrático, sino en simple búsqueda del poder, solo por controlar sea desde el PAN, PRI o cualquier partido. Lo vemos en los engaños publicitarios cada que nos llega una cadena al correo o en páginas fake que implican una amenaza de fraude.

La presencia y fuerza de los diarios impresos y la radio, y en menor grado la televisión (que ha jugado permanentemente con la alianza gubernamental en beneficio de sus finanzas comerciales), ha sido el fiel de la balanza, papel que difícilmente podría conseguir un sitio de internet pese a los esfuerzos que se han hecho, llámese por ejemplo Reporte Indigo de Ramón Alberto Garza o Eje Central de Raymundo Riva Palacio.
Varias ediciones, en su momento tuvieron un papel fundamental en la agenda nacional, misma que sigue siendo marcada por diarios, incluso entre los fans de la retransmisión de noticias en la red, vía Twitter, blogs y otras redes sociales. Lo fue desde los setentas la revista Proceso, La Jornada en los ochentas, Reforma en los 90 y todos juntos al momento de diversificarse la tendencia política luego del año 2000.

Los diarios, que hoy flaquean justamente en espacios en la red como El Universal que explota el morbo desde su site o Reforma, que trivializa con frecuencia sus contenidos (además que sigue cobrando el ingreso), mantienen un peso significativo en el actuar gubernamental. No se siente ese peso desde internet.

Desde ese punto de vista se rescata de Starr que "los nuevos medios sociales son valiosos cuando constituyen un complemento del periodismo profesional. Sin embargo, en la medida en que lo suplanten, las garras del rumor y las malas intenciones serán más difíciles de contener".

Apenas en mi blog Cargamento subí un video sobre datos sobre una obra en Córdoba, pero la exigencia como editor hizo advertir que los datos carecían de una fuente informativa y que no eran confiables, es decir, como noticia estaba automáticamente descalificada. Tuvo más valor el contenido gráfico y la advertencia de datos precisos, como las familias en riesgo y los antecedentes en la prensa.

Cualquier gobierno abusivo no reacciona ante un video o un blog, sino es que sea retomado por una institución informativa como un diario.

Diferencias mayores

Y es que hay una diferencia importante entre los trabajadores de la información "serios" y estos aficionados a la web. El periodista tiene un compromiso social, es consistente, por el contrario, el usuario u opinador web es protagonista, desea fama, que lo vean, es casual, pasajero, incluso frívolo... no tiene compromiso más que consigo mismo y en solucionar un problema para sí mismo y no una comunidad. La queja en la web sirve más para anécdota, como antecedente si es que halló el canal correcto, la página con suficiente tráfico o se topó, nuevamente, a un periodista que la conecta al medio de peso.

Por ello discuto al extremo el término de "periodismo ciduadano". Me queda claro que el periodista es una cosa y el opinador web es otra...

En mi experiencia, 18 años de periodista (incluidos casi cinco años en una redacción online) y cinco de bloguero, jamás me he sentido competencia de los blogueros o las nuevas herramientas (bienvenidas), sin embargo, los juicios de valor, veo que parten de situaciones nuevas que son falaces... los opinadores web hablan de "cosas novedosas" que siempre han existido y que ahora son públicas, sólo eso, lo único que yo veo es un medio nuevo...

Las manifestaciones de la gente siempre han existido, ahora la gente hace público su diario personal y llega más rápido que el correo, la novedad es la rapidez... desde ese punto de vista, hacer públicos los pensamientos y anhelos no es periodismo... subir boletines de empresas o promover productos es cosa de publirrelacionistas, no es periodismo... cobrar por informar sin medio (monetizar los blogs) tampoco es cosa nueva, todo el tiempo ha habido trabajo freelance, sigo esperando la gran noticia de un periodista web... y lo más que veo son filtraciones interesadas o alguna buena redacción de ideas... por lo demás, sigo viendo mucha gente que opina, pero no veo noticias, me las siguen dando, aun cuando lleguen a internet, reporteros, periodistas que caminan y toman notas... y que desde antes de internet, ya eran "periodistas ciudadanos"... el término no sólo lo veo innecesario sino que me suena ingenuamente redundante...

Ha habido garbanzos de a libra como aquella foto afortunada de un usuario de Twitter que captó a los pasajeros del avión de US Air que acuatizó en Nueva York, pero no fue propiamente periodismo, fue suerte. No se le puede llamar periodista por esa circunstancia que ubica al fotógrafo aficionado que tuvo calidad de cámara para vigilar el tráfico. La herramienta por el contrario, no se discute, Twitter es un hallazgo de dimensiones "mesiánicas".

Sobre el tema se seguirá escribiendo mucho, pero queda claro que hay preocupaciones mayores que se están tomando a la ligera pretendiendo que una opinión o una suerte hará una revolución periodística sin ver los riesgos por la democracia y los abusos gubernamentales.

La web sigue siendo un instrumento de apoyo invaluable con todos sus vicios y virtudes y no es momento de pedir la caída de las instituciones informativas cuando internet está en un génesis que no se sabe si terminará en apocalipsis muy pronto, o al menos en un caos.

jueves, julio 02, 2009

Tuertos en el reino de los ciegos

Para quienes viven con internet, que en México y el mundo somos una minoría y para quienes viven de internet, nos resulta muy fácil decir, "la influencia de...", "el impacto de...", "la revolución de...", particularmente, quienes han encontrado en su opinión y la candidez de los anunciantes una oportunidad para ganar algunos pesos o dólares vía publicidad, sea como bloguero o como "consultor".

Quienes blogueamos, twiteamos y presumimos de andar en "social media", somos tuertos en un reino de ciegos. Algunos abusan de la ingenuidad de los internautas comunes y otros simplemente blogueamos, twiteamos y andamos en "social media", así de fácil.

Los más curiosos de "social media" son aquellos comunicadores que creen que están haciendo periodismo. Ya se decía aquí sobre esa inútil disputa entre bloggers y periodistas, hay un error de origen, confunden gimnasia con magnesia y le llaman periodismo a poner links, inventarse listas de lo mejor o peor, hacer clubs de internautas afines y analizar artículos cómodamente frente a una pc (o en el mejor de los casos una Mac).

Esta clase de comunicadores regularmente no cree en la objetividad, creen que la opinión en sí es noticia, abusan de la declaracionitis y los hechos sólo ocurren cuando viene, ahora sí, de lo que ellos detestan, los medios tradicionales que aún mantienen un eje periodístico que sale a la calle y busca la nota con reporteros.

Hace unas horas platicaba con un colega del diario, comentábamos que el nuevo periodismo, decían algunos gurús blogueros, parte de la "nueva forma" de redactar la noticia, de cómo se cuenta la historia, y coincidíamos (y con cierta validez dado que sumamos más de 30 años de experiencia) en que es una falacia, aun se requiere talento y eso no lo da una cuenta de Twitter, un club "social media", un blog, sino la experiencia en la calle. Tiene que pasar muchas pruebas, mucha lectura... mucha calle... mucha mucha crónica...

Para reforzar estos argumentos basta recordar tres hechos, que no opiniones ni declaraciones, que han ocurrido en las últimas semanas: las elecciones en Irán, el golpe de Estado en Honduras y la muerte de Michael Jackson.

Un "comunicador social media" piensa que periodismo es ponerse verdecito en su avatar para representar una causa, un periodista real en tanto, corre entre manifestantes, atestigua una muerte y la relata para un medio impreso, su blog, su sitio Facebook o Twitter. Un "comunicador social media" se distrae del caso Honduras porque no le interesa el país, porque no entiende "la causa", en tanto, un periodista real se pelea con militares que intentan marginarlo de los hechos. Un "comunicador social media" se regodea de ser el primero en poner el enlace de TMZ.com para dar a conocer a su grupo la muerte de Jackson, enlaza también el sitio oficial de Jackson, todas las ligas que acumula Google News y de paso se toma tiempo para analizar cómo fluyó la noticia, un periodista real busca con rapidez verificar el dato de la muerte del cantante, busca al forense, se filtra entre médicos. No fue internet, fueron verdaderos periodistas los que dieron la noticia.

El comunicador en línea confunde agilidad con veracidad y no se avergüenzan ante el error con tal de darlo primero. Para un periodista eso es imperdonable, vergonzoso.

Hoy, comunicador, en muchas ocasiones, empresario dentro de "social media" no creen tanto en la noticia, sino en la diversidad de opiniones, no cree en hechos porque no los conoce, no sale a buscarlos salvo excepciones que rebotan su trabajo en los mal llamados medios "tradicionales", creen que la noticia tendrá otra característica por estar en internet. Otra falacia, la noticia no pierde sus características esté en un medio u otro.

Confunden noticia con opinión, creen que existe una "democracia de contenido" y no, no es así. Si se trata de hechos o noticias, no hay tal democratización, lo que hay es un medio amplio para opinar, pero opinar, es un contenido muy barato y muy ligero en cuestiones informativas, aporta poco para informar, aunque mucho para tomar decisiones... aún las equivocadas. El "comunicador social media" cree que existe el periodismo ciudadano y ese es un grave error, decir algo, no es precisamente noticia y liberar los hechos sin sentido, aun algo como el garbanzo de a libra que se topó TMZ, tuvo credibilidad mayor cuando lo liberó una institución de años, LA Times, ambas, haciendo trabajo periodístico, no opinando.

Este "comunicador", que ha aprendido bien como llevar un mensaje, no es periodista, tampoco lo es partiendo de su necesidad de "vender" contenidos, porque el periodista es un personaje comprometido, con una vocación de servicio... no vende... si el "social media" cree que el siguiente paso es la venta de información, está retrasado de noticias, ese ente se llama freelance desde años, y si vende se vuelve mercenario si su trabajo no está comprometido con una sociedad más justa. Quizás la novedad sea ese afán de reuniones que tiene el "comunicador social media" donde convoca a decenas, pero sólo dos o tres son beneficiados.

Por otro lado, el llamado "periodismo ciudadano" tampoco es una novedad que surgió con internet. Siempre los medios han recibido llamadas y cartas con denuncias, que ahora cualquiera pueda subir un mensaje a internet, no da calidad periodística a una denuncia. Falta el proceso, el "filing", el talento para jerarquizar y redactar las cosas... como "más o menos" lo hace un buen periodista.

No hay tal revolución, lo que se aprecia es una falacia, tomando en cuenta que periodistas que usan internet y "comunicadores social media" somos tuertos en un reino de ciegos. El mundo real sigue girando sin necesidad de conectarse.