miércoles, julio 30, 2008

Las cosas que duelen

Dentro del gran mar de sonrisas que actualmente puedo compartir, ya en dos ocasiones en esta semana tuve que hacer un alto por culpa de las cosas inevitables, como la muerte, en esta ocasión de dos charladores.

A veces es conveniente pensar, para revalorar a las figuras, que en algunos casos la muerte es injusta, mil veces se escucha la utopía que hay personas que no deberían morir.

Un ex vecino, que compartió mil pláticas domésticas en los atardeceres, don Nacho, murió sin que, a lo lejos, pudiera decirle que le agradecía toda la distracción y sus carcajadas fáciles de aquel adulto que no sabía más que hablar amenamente del trabajo y su familia... nunca lamentando, haciendo siempre los corajes oportunos, la carestía, los malos servicios del gas, agua, teléfono... y no hubo manera de decirle, 'ahí nos vemos Chaparro', porque además, nunca le dije ese mote que todos, incluída su familia le decía. Se fue con todas sus pláticas.

Hoy, con esa punzada que da en el interior, que se mueve de vez en cuando, leo lo que ya se adelantaba desde hace tiempo, la también muerte de Alejandro Aura.

Lejano a su obra de poeta y escritor, me quedo con el Aura que me tocó disfrutar a través de la pantalla de TV, incluso como narrador. Y el greñero cano.

Pocos personajes como él dan tanto al televidente y aportan tanta intención de compartir conocimiento.

De charla natural y didáctica, Aura le dio a la televisión dos programas que mezclaron como nunca la inteligencia y el humor. Entre Amigos y En su tinta, ambos producidos por Enrique Strauss. (En Youtube hay varios videos de Entre amigos)

En el primero, de 1986, Aura y Andrés Bustamante explotaron a rabiar la información, amenidad, cultura y humor en una sola emisión.

Aura tenía la frase precisa con la sintaxis correcta (que hoy me disculpe). Y En su tinta hacía que las noches de los sábados revivieran la pantalla después de los aburridos juegos de futbol del Atlas y la U. de G.

La expectación por ver un nuevo tema de discusión de un ánfora rodeada de artistas (escritores, escultores, pintores, etc.) siempre encabezada por Aura era tal, que uno no podía despegar la atención de la pantalla. ¿De qué iban a hablar hoy?... ¿de la contaminación, rebuscarían las princesas árabes en la literatura, hablarán de caballos dentro de la poesía mundial, serán guerreros o héroes, hablarán de Borges, de Cortázar, de Miró, de Proust?

Estuve atento a su blog por temporadas, y no me sorprende la despedida que hizo en ese espacio virtual que lo sorprendía por la reacción de los cibernautas, según sus primeros posts de un espacio abierto en febrero de 2007.

Aquí es donde entiendo esa frase que dice Vivi, 'nada es seguro'... son de esas muertes que dejan un gesto en el rostro y lo llevan a uno a buscar un hombro confiable para llorar un minuto, rapidito, fugaz, para lamentar una fracción de lo que al final perderemos inevitablemente. El nudo en la garganta, es un hecho.

Este es el post de despedida de Alejandro Aura y al final, un comentario del mismo sobre pregones en la ciudad:

DESPEDIDA

Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta,
pedir los abrigos y marcharnos,
aquí se quedarán las cosas que trajimos al siglo
y en las que cada uno pusimos nuestra identidad;
se quedarán los demás, que cada vez son otros
y entre los cuales habrá de construirse lo que sigue,
también el hueco de nuestra imaginación se queda
para que entre todos se encarguen de llenarlo,
y nos vamos a nada limpiamente como las plantas,
como los pájaros, como todo lo que está vivo un tiempo
y luego, sin rencor, deja de estarlo.

¿Se imaginan el esplendor del cielo de los tigres,
allí donde gacelas saltan con las grupas carnosas
esperando la zarpa que cae una vez y otra y otra,
eternamente? Así es el cielo al que aspiro. Un cielo
con mis fauces y mis garras. O el cielo de las garzas
en el que el tiempo se mueve tan despacio
que el agua tiene tiempo de bañarse y retozar en el agua.
O el cielo carnal de las begonias en el que nunca se apagan
las luces iridiscentes por secretear con sus mejillas
de arrebolados maquillajes. El cielo cruel de los pastos,
esperanzador y eterno como la existencia de los dioses.
O el cielo multifacético del vino que está siempre soñando
que gargantas de núbiles doncellas se atragantan y se ríen.

Lo que queda no hubo manera de enmendarlo
por más matemáticas que le fuimos echando sin reposo,
ya estaba medio mal desde el principio de las eras
y nadie ha tenido la holgura necesaria para sentarse
a deshacer el apasionante intríngulis de la creación,
de modo que se queda como estaba, con sus millones,
billones, trillones de galaxias incomprensibles a la mano,
esperando a que alguien tenga tiempo para ver los planos
y completo el panorama lo descifre y se pueda resolver.
Nos vamos. Hago una caravana a las personas
que estoy echando ya tanto de menos, y digo adiós.

Alejandro Aura, atento a su blog desde el hospital.


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Now playing: Eric Clapton - Signe

martes, julio 22, 2008

Un antojo

Un día, Vivi tuvo un antojo bajo el calor del medio día...

Dijo: "me gustaría un helado"...

Yo, como personaje de ficción, busqué en la calle un montón de blancos... como en pantalla de televisión aparecían targets falsos que eran descartados uno a uno ¡bip! Mercería... ¡bip! Artesanías... ¡bip! Taquería... ¡bip! Estética... eliminados en automático la marcha de Vivi continuó tanto como la búsqueda de una nevería...

En la búsqueda de blancos localicé un congelador con un aviso de helados... que curiosamente no tenía helados, sólo paletas... Vivi optó por una sabor café, yo dije, "no gracias"...

Al calor del sol, Vivi da una mordida a su paleta... me mira tras unos lentes oscuros, hace un ademán y me ofrece apuntádome con su golosina... yo digo "poquito"... ella acerca su cara a la mía y aleja de entre los dos, una paleta que hoy es inolvidable...



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Now playing: Eric Clapton - I want a little girl
via FoxyTunes

viernes, julio 18, 2008

En primera persona

Desde hace semanas estoy tentado a ver la película Wall·e, sin embargo, por una razón emocional 100%, me he resistido, aunque terminaré viéndola irremediablemente.

La razón tiene que ver con esa característica natural de los humanos, invariable a lo largo de la vida, la soledad.

No es que De Tocho tenga una vida de solitario o ermitaño, por el contrario, pocas veces en la vida ha tenido momentos de tanta compañía como ahora, sino que la representación de la soledad llevada a la pantalla siempre es impactante y desnuda a la razón sin concesiones.

Los personajes con las características de Wall·e siempre tienen ese golpe a la conciencia. Candorosos, curiosos, infantiles y perfectamente caracterizados, llevan sin duda a una lágrima a suspenderse de las pestañas.

No hay personaje que manifestando la soledad descarnada y la "inocencia" no desate ese brillar en los ojos.

Pasa con El Náufrago, El hombre de papel, King Kong, Pito Pérez, hasta el tabernero Moe, que desvelan el interior solitario del espectador. Aunque termine riendo.

Wall·e es de esos personajes (su antecedente Johnny 5 tuvo también su efecto, tanto como Herbie).

De Tocho debe admitir que el reflejo también es natural tomando en cuenta que se trata de un personaje solitario, bastante maltrecho, con actividad útil y curioso, que se encuentra además a una compañera inteligente y muuuy linda (esa historia me suena, me suena).

Con las reservas del caso, De Tocho anuncia que es un hecho, que la película tendrá un efecto y que desde que vio a Eve bailando At last de Diane Shuur y BB King, despertó un interés que en parte se volvió reto.

¿Quieres ir al cine Vivi?
Eve y Wall·e


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Now playing: The Beatles - Because (1982 Stereo Remix)
via FoxyTunes

martes, julio 08, 2008

El amor en tiempos de la salmonelosis

Todo empieza con un ligero malestar que se parece a una acidez, luego, las coyunturas comienzan a doler y en cuestión de horas, hay una ligera fiebre y un malestar general... y todo por una torta...

El veredicto del médico es "es un cuadro de salmonelosis" y suelta su discurso didáctico sobre las razones por las cuales uno adquiere esa popular bacteria...

Vivi está pendiente casi minuto a minuto de lo que viene y de lo que hubo (tanto que intuyó la presencia de una bacteria), está atenta de la compra del medicamento, da un mimo anticipado ante la inminente inyección y De Tocho, bromeando, luego de erogar le dice "esto de matar la salmonella no es negocio, mejor la adopto".

(Es reconfortante, aun sin aplicarse inyecciones, comprimidos, grageas o cápsulas, tener a una persona que con la sola voz sea un alivio para los males físicos y los de la razón... )

Las contradicciones médicas, sin embargo, son evidentes. Apenas ayer el doctor decía con esa voz que usan los galenos para suponer que la salud es materia prima con un control absoluto: "yo le recomiendo que por estos días, no consuma lácteos, no es recomendable para su sistema digestivo"...

Aplicadas las medidas médicas clásicas para las tabletas de una cada ocho horas y de las inyecciones de 1 cada 24 horas, Vivi, puntual y adivina, anticipa que puede haber una reacción alérgica.

No pasan dos horas después de la inyección, y la sensación de tener la cara del doble del tamaño normal aparece. El médico, que si fuera abogado ya habría declarado culpable a su cliente, da su veredicto de contradicción "tome leche".

Por fin, ¿la bebo o no?

Mientras sustituyo las inyecciones por te de manzanilla, que nunca falla, el cuadro de la salmonelosis ha ido desapareciendo, ya pasó lo peor, y ahora, dado el asunto de las alergias, la preocupación mayor es que no empiecen a salir manchas verdes con puntitos morados. Vivi dice que no me angustie, que asi me va a querer... yo, me quedo tranquilo.