domingo, mayo 21, 2023

El 20 de ma'o cubano...

La historia de otros lados de repente puede llegar por las vías menos oficiales, es el caso de la cubana. Ojo, lo siguiente es breve y revisado muy superficialmente.

Para quienes han escuchado La Tremenda Corte, oír la fecha 20 de Mayo parece que es cosa de cualquier fecha, pero acarreaba hasta 1958 un significado intenso que la misma historia que “los ganadores” se encargaron de cambiar.

En esas emisiones radiales se elogiaba a la fecha por ser la que marcaba la Independencia de Cuba, era, lo diría el Señor Juez a Tres Patines, una "Fiesta Nacional", aunque al preguntarle si sabía lo que era el "20", José Candelario le contestó "gato fino" en referencia al juego ilegal de "la bolita". Rudecindo también recuerda la fecha con la mención aplatanada de "el 20 de ma'o".
La bandera cubana finalmente izada en El Morro para marcar el inicio de la independencia de Cuba.

Pero, regresando a este pasaje superficial de la historia, esa fecha marcaba el inicio de Cuba como República, nacía un gobierno libre, en ese entonces, 1902, en manos de Luis Estrada Palma.

Cuba, había sufrido de intervenciones que la tuvieron siempre en la palestra como un territorio ambicionado por su posición estratégica, su riqueza y potencial turístico. Había sufrido invasiones de piratas, también de fuerzas británicas, francesas y hasta haitianas, pero la dominante fue la española, que cubrió con sus colonia a casi todo el continente americano.

Así, habían pasado hasta ese 1902 cuando gracias a la siempre condicionada ayuda de los Estados Unidos, finalmente llegó la “independencia”, pese a la manipulación que les permitió a Washington una presencia legal y física en la Isla. Prueba de ese abuso fue la retención, a la fecha, de la esquina Oriente de Guantánamo, hoy base militar de los estadounidenses.
Arrío de la bandera estadounidense el 20 de Mayo de 1902.


El caso es que eso les permitió que en 1898 las cosa comenzaran a cambiar y que cuatro años de intervención estadounidense y tres décadas de lucha insurgente contra el Gobierno colonial de España el 20 de mayo de 1902 Cuba pudiera hablar de libertad, con todo y algo llamado Enmienda Platt, que era precisamente esa garantías que exigía Washington.

En esa fecha ondeó la bandera cubana sola en el Castillo del Morro de La Habana y el país inauguró un Gobierno al mando de Luis Estrada Palma y estrenó un Congreso independiente. El Morro, que es una referencia regular también en La Tremenda Corte.

La fecha de la independencia se ganó el reconocimiento popular, una calle y el recordatorio de que la libertad es posible.
Luis Estrada Palma, primer Presidente de Cuba.

En los programas de La Tremenda Corte se escucha siempre festivo el recordatorio del 20 de Mayo, sin embargo, llegado el régimen de Fidel Castro, el discurso revolucionario borró el festejo y transformó la fecha de la llegada de Estrada Palma como una calamidad.

La fecha había sido, dicen los historiadores castristas, un desastre.

Lo que era una celebración nacional comenzó a ser una fecha de desgracias e incluso de vaticinios porque aun hoy en la isla se advierten tragedias con la frase “te cayó un 20 de mayo”, refrán que hoy el exilio cubano desea borrar.

El caso es que el sector pro revolucionario siempre tuvieron repudio a la fecha porque le atribuían que no se había alcanzado la independencia plena no sólo con el desastre de Estrada sino con la permisividad hacia Estados Unidos.

En una nota de la agencia EFE en 2022, citan al periodista y ex prisionero político cubano Pedro Corzo del Instituto de la Memoria Histórica Cubana Contra el Totalitarismo: “Es una manera de demonizar a la república y en eso se confabularon muchos de los periodistas más notables del exilio en 1959”.

Agregó, ”el totalitarismo castrista ha pretendido convencer a los cubanos de que el acceso a la independencia nacional se produjo el primero de enero de 1959, pero esa es una afirmación falsa que tiene que ver con su política de refundación nacional", explicó a EFE.

De hecho, el 20 de Mayo no fue la única efeméride vilipendiada, sino borrada del calendario oficial cubano y hoy pasa de voz en voz como el vaticinio de una tragedia.

Punto aparte y para mayor información, sugiero la serie Cuba Libre que puede verse en Netflix, ya que este ligero pasaje, es solo uno de los puntos en la tragedia que ha sido y sigue siendo la historia de la isla.

viernes, mayo 12, 2023

Adiós Polo, adiós Macario, adiós Chabelo

I

Chingó a su madre


No sé cuántas veces habré escuchado el volumen 1 de Polo Polo en el año de 1986, justo cuando en México salíamos de las emociones del Mundial 86 y seguíamos en una crisis que fincó las bases para la destrucción de un país que merecía mejores gobernantes.


Perdón, pero es inolvidable no recordar las preocupaciones familiares de aquellos gobiernos priistas. Regresemos a Polo Polo: además de aquellos viejos éxitos en una vieja Panasonic Rx-1660, aquel show de comedia me parecía increíble por tener a mi alcance una grabación tan desenfadada, abierta, directa y para esos tiempos inverosímil.


La primera vez que lo escuché no sabía quién era Polo Polo, no sabía si lo que estaba escuchando algo clandestino (aunque era clara la marca Mussart), no sabía si alguno de mis cuates lo había grabado a escondidas…

La vieja Panasonic Rx-1660, horas y horas de sana diversión,


El caso es que ese viejo cassette transparente me divirtió mucho, en cosa de humor nadie duda que rompía con los esquemas de los comediantes ñoños de la televisión, que por aquellos tiempos estaba acaparada por las dos cadenas nacionales, particularmente por Televisa.


La grosería hasta ese momento era cosa de adultos, pero adultos, mayores de 30 años, sólo aptos para aquella Clasificación D, al menos la cultura general tenía muy claras las líneas marcadas del lenguaje, si entre secundarianos a principio de los ochentas, la grosería era cosa de grupos, con Polo Polo llegando el 86 se rompió el esquema y se abrió en términos de comunicación cotidiana. El “güey” se multiplicó y disimular un “hazme el fabrón cavor” nos abría la puerta para liberar más nuestro mexicano ánimo malhablado.


En lo personal, ya habían llegado algunos productos “solo para adultos”, alguna picardía exagerada, pero nada de groserías que fuera el eje de las grabaciones. Incluso aplaudía algunos párrafos de José Agustín jugueteando con la onda de las palabras.


Antes había escuchado a un tal “Don Marino y el otro” que más que chistes eran canciones humorísticas, tipo “El tango del perro”, también recuerdo haber escuchado el LP de Los Chistes Prohibidos de Raul Vale con mucha picardía, los discos de Chava Flores que reflejaban más humor popular, pero si hubo algo que se acercaba a lo que hizo Polo Polo fueron Chaf y Queli (Jorge Wals Schaff y Luis Queli) y sus insuperables producciones en la disquera Diablo.



Don Marino y el otro cantando el Tango del Perro.


Recuerdo muy bien el momento en que en la casa de unos tíos esos los elepés de los albureros Chef y Queli me hicieron morir de la risa aún cuando no terminaba con entender esa vorágine de palabras que ocultaban un montón de referencias sexuales, principalmente homosexuales.


El caso es que después me enteré que muchos más habían grabado discos de humor como Tin Tan, Viruta y Capulina, Los Xochimilcas, Los Tepetatles, así como ese autor ya mencionado de la cultura popular llamado Chava Flores, pero Polo Polo rompió el esquema se acercaba mucho a lo que yo me imaginaba era el teatro de revista con un solo personaje en el escenario.


No se trataba de hacer un sketch, no se trataba de utilizar el lenguaje cantinflear y meterse los vericuetos de los malos entendidos y de las palabras con chiste o doble sentido, no Leopoldo Roberto García Peláez Benítez (1944-2023) se metió de forma directa a la grosería que hoy parece cosa de infantes.


Sus primeros dos discos fueron bastante mesurados hablando con la grosería cotidiana y con infecciones que después era muy común identificar quien había escuchado ya varias veces esas grabaciones, porque muchos de nosotros comenzamos a utilizar el tono pícaro del comediante.


Además, Polo Polo aterrizó en un muy buen tiempo cuando el cine de ficheras era el estelar que todos queríamos ver, pero que nadie decía ver.


Lo que muchos de nosotros conocimos en pantalla con el Caballo Rojas, Luis de Alba, Alfonso Zayas y otros no llegó a ser tan divertido como esos 40 minutos de show en vivo porque las historias que contaba Polo, que no eran otra cosa más que un chiste corto prolongado nos llevaba más allá de la historia erótica con algunas groserías innecesarias, pero bien usadas.



Con el tiempo, y como todo, Polo Polo comenzó a desgastar su fórmula y a sufrir los estragos del tiempo, además de ser además de perderse entre todas las tendencias y comenzó a atomizarse hasta caer en las manos de la TV y descafeinarse, mientras sus chistes también menguaron más allá de los años 91-92.



Al final de su vida fue triste pensar que una mente prodigiosa que jugaba durante 40 minutos se fuera diluyendo y olvidara el inolvidable viaje a España, la visita al hipódromo, el picnic sin abrelatas o el chiste sin chiste de la gallina que pedía más comodidad para poner los huevos a un Dios mal hablado que se hartaba de las quejas sacándolos de su oficina diciéndoles “ya, a chingar su madre”.


Qué bueno que no vimos a Polo Polo sin memoria, sin sus recuerdos, sin su vida, sin la cruel, muy cruel evolución del cerebro que deriva en el Alzheimer o la demencia senil.


Polo, ya, se fue a la goma, piró, chingó a su madre y en fin se marchó y esperemos que junto que junto con otros tantos mexicanos regrese la brillantez de su memoria y lo esté disfrutando donde haya ido a parar el cabrón y que esté de malhablado como lo escuché no sé cuántas veces en una vieja grabadora Panasonic.


II

La única cara del éxito de López Tarso


Ignacio López Tarso(1925-2023) basó su éxito en una sola pose, él no se preocupó mucho en darle tantos matices a sus personajes, su voz de puchero y su rostro vacío fueron suficientes para darle las bases de su talento, le caían los personajes y él los volvía López Tarso.


No demerito el talento y la capacidad del actor, simplemente estuvo en los papeles ideales, no me imagino a  alguien más como Macario, como el mudo Adán, como Dionisio Pinzón, como Fulgor Sedano, como el General Jiménez o como el asesino Mimí, todos tienen la misma actitud de personaje sorprendido de voz arrastrada y enfadosa, hasta para los corridos.


Era como ver siempre a López Tarso vestido de manta y cargando leña en todos sus papeles, aún en los urbanos o hurgando en los restos de un avión accidentado. Es curioso que esa horizontalidad tuviera éxito para hacer indígenas que no eran indígenas y hombres citadinos que tampoco lo eran, sino que eran muchos López Tarsos.



Algo tenía el López Tarso de esa época que convencía sin tanto adorno actoral. Parece que tuvo más libertad en su papel de militar en La sombra del caudillo.


No hay quien pueda suplir a un Macario con ligero acento indígena forzado para convencernos de que el personaje de B. Traven no podía tener otro rostro, igual no imagino a otro que le pusiera trampas a Evodia (Aurora Clavel) en su fragmento de El soplador de vidrio Hilario en Los amantes fríos.


Tampoco nadie podría aspirar a ser el papá de Titino y soñar con que hablara en su desesperación por querer ser padre y verlo crecer hasta sentirse cuidado.


Nadie pudo hacer mejor un papel carroñero en la sierra como tampoco nadie fue tan buen asesino como el Profeta Mimí o como jefe de una mujer imaginante en Días de Otoño.


Sin ser Macario, parece que sí lo era en El Gallo de Oro y tan buen actor era que la escena devorando unos nopales navegantes me los antojó, a pesar de que a mi no me gustan los nopales.




Con ese tono de enfado, siempre de anciano amargoso, sus corridos revolucionarios sonaron muy bien e incluso la TV lo catapultó en discos que tuvieron mucho éxito hasta ser el blanco de las imitaciones de Héctor Kiev por años en el Noticiario 24 Horas. Se dice que López Tarso deploraba esas imitaciones de su parodia llamada Tacho López Cuarzo.


Otro más que se fue tras 98 años de vida, sin tanto escándalo, pero sí como líder sindical de actores que llevó marcado en su pecho las siglas del PRI, literalmente, hasta su muerte.


III

Chabelo, el gran niño vendedor


El personaje de Francisco Javier López Rodríguez (1935-2023) llamado Chabelo fue un gran niño que vendía.

@jccortesmx Adiós Chabelo bye bye bye bye… #Chabelo #EnFamilia #Retro #AdiosChabelo #TVretro #80s ♬ sonido original - jccortes


Aunque sé que muchos valoran la figura de Chabelo por el legado de diversión que dejó, su papel de distractor es en la vida del país su claroscuro, sin demeritar que lo primero fue fundamentar para lo que en lo personal debió ser su gran éxito… un vendedor ejemplar cuyo secreto debería ser público.


Si bien su papel apareció circunstancialmente, Xavier López supo que llegando a su vida la Pepsi Cola también llegaba la clave de su carrera.


Nadie puede poner en duda de que un personaje bien definido es fundamental para el éxito de un actor o una marca y Chabelo lleno ese nicho único destinado en los tiempos que la publicidad aparecía de forma silvestre, en una época cuando todas las formas de hacer marketing eran novedosas y que garantizaron ventas con un chamacote de pantalón corto, calcetas, zapatos blancos y una camisa que para cualquiera sería un ropón.


Qué trancazo… el primer niño de la televisión y el cine mexicano… quizás el único que pudo ser un niño superdesarrollado haya sido Germán Valdés “Tin Tan” en El niño perdido… fuera de eso nadie más pudo interpretar a un infante con más de 20 años de edad.


Antes que ellos, los niños exitosos eran realmente niños, Evita Muñoz “Chachita”, Freddy Fernández “El Pichi”, Angélica María, María Eugenia Llamas “La Tucita”, Cesáreo Quezadas “Pulgarcito”, Ismael Pérez “Poncianito” hasta Margarito Esparza Narváez “Margarito” y otros con éxito menor.


Chabelo, con el paso de las décadas desde los años 50s.

Luego vinieron muchos chamacos para el cine y la TV que degeneraron hasta verlos envejecer tristemente como el elenco de Roberto Gómez Bolaños o cosas aberrantes forzando el humor en los salones de clases televisivos de Jorge Ortiz de Pinedo.


Pero, regresando a Chabelo, su talento fue único, es decir, explotó todos los matices de un niño abusivo y abusado, con sus berrinches, su picardía, su llanto chantajista y su evidente superidad física sobre los adultos.


Son inolvidables sus apariciones en algunas películas como Viaje a la Luna o La princesa hippie… y tampoco podrán dejar de recordarse su presencia entre los dementes de Alejandro Suárez, Manuel “Loco” Valdés, Héctor Lechuga y Guillemo Rivas “El Borras”.


Para verlas más de una vez, sí vale la pena buscar Autopsia de un fantasma, Bang Bang y al hoyo, El Extra y El Aviso Inoportuno.


La Carabina de Ambrosio no es La Carabina de Ambrosio sin Pujitos, Guillo El Monaguillo o el niño tragicómico de Mercado de Lágrimas.


Se acomodó a todos los patiños, principalmente a César Costa así fuera sacerdote, su ventrílocuo o el papá Panda que siempre le matizaba la gordura con eufemismos.


Pero, no se puede olvidar que fue como muchos integrantes de Televisa un papel anestesiante, parte del elenco de Emilio Azcárraga Milmo que hacía televisión para jodidos.


En Familia, fue más que un programa para divertir, un gran comercial desde su nombre, ya que el EN de En Familia era una referencia a Editorial Novaro.


El esquema comercial del programa era tan exitoso que, al igual que “Sube Pelayo” o “El Club del Hogar”, los anunciantes esperaban y pagaban lo que fuera por estar unos minutos en las manos vendedoras de Chabelo.


Desde En Familia quedaron selladas en la consciencia de una generación las marcas Troncoso, Avalancha, Apache, Ensueño, Futy Gom, Bubble Gumers, Montes y la palabra ya también registrada en el colectivo: la catafixia.


No se demerita el talento de jugar con el niño de Xavier López, en 1980 fue tal su éxito que estaba al aire en tres programas a la vez, En Familia, La Carabina y un programa de concursos nocturno que se llamó Más o Menos.

La mejor época de En Familia, sin duda, los 80s.

Aquí entre nos, una generación no puede negarse a que parte de ese éxito ochentero tenía que ver con las edecanes que auxiliaban al chicagoguanajuatense, que en nuestras pubertades además de los concursos no podíamos dejar de ver a esas chicas (nunca le digan a nadie que aún se recuerda a Cielo).


Y es que su sola presencia vendía, así lo tuvimos en pantalla anunciando spots de Pepsi en sus inicios y en los 90s, y en pleno éxito con Kool Aid, zapatos Exorcista, Gansito, Quesos de Chambourcy, chiclosos Montes, juguetes Ensueño, la campaña preventiva de abusos “Mucho ojo”, Duvalín (que te “obligaba a mandar tres tapitas por correo), Chocolate Express, Sonrics, Sabritas, Gamesa, Pan Bimbo, Vips, Sanborns, incluso sus propias marcas de calzado y juguetes con su figura de acción… entre otros.


Se fue Chabelo y aunque desde hace años su presencia en la TV ya no marcaba el inicio de los domingos, su partida señala físicamente el fin de una era de la televisión mexicana que marcó a millones de mexicanos en tres o cuatro generaciones. Nadie le quita ese mérito.


Pero Javier López también era un tranquilizador y pasa a formar parte de una lista integrada por Raúl Velasco, Jacobo Zabludowsky, Ernesto Alonso, Guillermo Ochoa, Roberto Gómez Bolaños, comandada por Emilio Azcárraga Milmo, “El Tigre” que tenía como objetivo, que ellos hicieran televisión para jodidos y de paso, facturar millones con la publicidad que tuvo que consumir la audiencia.

¡Que viva México!... es chaira...

 


Después de meses de expectativa, llegó “¡Qué viva México!” a Netflix… y al final… “¡Meh!”, dirían los clásicos.

Alerta, tiene un spoiler general, no tiene ningún spoiler específico.


Para el tipo de cine que nos ha acostumbrado Luis Estrada, esta cumple con la expectativa, pero está lejos de ser una película que pueda trascender y sorprender, incluso, terminó siendo muy decepcionante para el tamaño de escozor que causó entre los fans del Presidente López Obrador y la 4T cuando llegó a las salas de cine.


Realmente esperaba una crítica cruda que ameritara todo el ruido que se hizo y que incluso llamó la atención del mismo López Obrador.


Dentro de las cintas de Estrada, “¡Que viva México!” es bastante X (no como Claudio) y muy general, incluso, creo que tiene más de burla para la oposición radical que ha exagerado la presencia de AMLO en el Gobierno que golpes a la 4T... es bastante chaira.


Y es que la percepción de AMLO, cuando la mencionó el 29 de marzo de 2023 en la mañanera, tiene algo de razón porque sí hay muestras de racismo y clasismo, pero es completamente voluntaria, porque parece que Estrada planeó una comedia, no una crítica.


Generalizó el Presidente, “cineastas buena onditas, progres buena onditas (…) pero es para consumo de los conservadores y les va a ir bien, les va a ir bien”. Creo que tiene razón, hasta creo que el perfil idóneo del consumidor es quien ve cintas de Eugenio Derbez o "No Manches Frida". 


Lo que es cierto, es que la película es un poco un chivo en cristalería, si eres fifi te voy a ofender, si eres chairo también, si eres feminista, si eres gay o transgénero te va a ofender, si eres pobre te ofender, si eres rico te va a ofender, si eres corrupto te va a ofender, si eres honesto te va a ofender.


Pero más allá del vacío ideológico de la cinta, me sorprende más toda la propaganda que se hizo, y que hoy sospecho que fue premeditada.

La película simplemente es una muy exagerada farsa de Estrada que incluso tiene algunos momentos divertidos, pero que está muy lejos de lo que fue “La Ley de Herodes”, pero más cerca de “El Infierno” y arribita de "La Dictadura Perfecta".


No es políticamente correcta, pero tampoco suelta críticas precisas sobre actos cuestionados al actual gobierno o pecados evidentes en su actuar, no hay un ataque frontal a los orígenes de la corrupción del PRI como se hizo con “La Ley” o al abandono que deviene en violencia como en "El Infierno"


Por eso AMLO, tuvo razón en su planteamiento desde su coherencia: “Tengo problemas ya con ese director porque de las últimas películas que vi… (…) fue El infierno y me pareció clasista y racista, porque hay una escena en donde manda uno de los capos a buscar a asesinos más desalmados, a sicarios, ‘a ver, vamos a traer —porque están enfrentados entre grupos— vamos a traer a asesinos más desalmados, a sicarios’, y entonces resulta que los que llegan son indígenas”.


Y sí, Estrada vuelve a usar el campo como motivo para crítica política, en estos tiempos, casi sin razón, porque se sabe desde los 90s, que los juniors también delinquen organizadamente, tanto en el marco que usa la violencia, como en el que planea fraudes muy específicos desde oficinas climatizadas.


Pero, regresemos a La Providencia, espacio de campo mexicano donde se sitúa la película de Bandidos Films.


Visualmente Luis Estrada escogió nuevamente un muy buen lugar para filmar, zonas mineras cercanas a Real de Catorce en San Luis Potosí; la fotografía excepcional. las tomas que se realizaron son muy buenas, la película es muy panorámica, pero hasta ahí no creo que trascienda a otras películas de tinte político incluso no creo que trascienda como parodia política.


Los personajes son clichés muy malos y los diálogos no cuadran en lo que pretende ser una burla social, hasta parecen redactados por guionistas de Televisa... 


Los dobles y triples papeles de Salvador Sánchez, Damián Alcázar y Joaquín Cosío la libran... 


No veo por qué el escozor amlista... y tampoco entendí lo innecesariamente prolongada que es la película (3 horas, 10 minutos).


La película hay que verla, independientemente lo que piense López Obrador. Pasa a formar parte del acervo de Estrada, aunque esta vez abanicó a la pelota, tanto, que a veces da la sensación que por ratos, apareciera Derbez, Omar Chaparro o Adrián Uribe.


En la escala de estrellas JC, donde cinco es muy buena y cero es “no la vean”, yo le pongo tres estrellas, eso es, véanla, pero no esperen mucho de ella.