martes, mayo 10, 2022

A Mamita...

Para Doña Gloria, que siempre se alegra al verme…*


Nunca se le escuchó aunque fue uno de los personajes con presencia constante en el programa de radio La Tremenda Corte. Era consentidora, solapadora, cómplice y jefa de unos de los delincuentes más queridos del entretenimiento en el continente americano, el genial José Candelario Tres Patines.


Para quienes hemos admirado por décadas el humor cubano de La Tremenda Corte, recordamos a la Mamita de Tres Patines (Leopoldo Fernández) por la descripción que él mismo da: una señora de unos 70 años (en un momento dice que son 72), llenita, morena, que usa vestidos floreados y pícara, que igual daba consejos para reformarse que para conseguir algunos pesos de forma ilegal.


Todo lo que sabemos de Mamita es por Tres Patines, él habla por ella, explica la vida de la vieja, sus gustos, su afecto, sus malestares, sus palabras, la recurrente necesidad de hacerle los mandados y la preocupación maternal a que el “descarado sujeto” se supere, hasta le recomienda libros de literatura porque ella lo consideraba “muy bruto” y le ha dado consejos de vida que sigue al pie de la letra, uno de ellos fue “hijito, sé ‘síncero’ en la vida y di siempre la verdad cuando no te perjudique”, otro lo contó: “Mamita me tiene dicho que nunca apueste con dinero mío; Mamita siempre me da buenos consejos.”


Un día, Tres Patines le hizo una tierna adivinanza a los brazos de su madre que dice: “Dos ramas gorditas, cada rama con cinco ramitas, que tienen yemas y tienen hojitas, ¿qué cosa es?”. Aunque nadie podía adivinarla porque a José Candelario se le olvidó que esa hojitas eran billetes de lotería.


Su biografía es confusa, está llena de vericuetos, edades que van y vienen, relaciones parentales disparatadas, comportamientos absurdos, pero eso sí, hay un amor casi enfermizo de “El niño mimado de Mamita” por Mima, la vieja.


La familia Tres Patines


En los capítulos del programa radial se dejan ver tres versiones de la razón de su existencia, es decir, de cómo Mamita dio a luz al famoso delincuente que a veces se declara ser originario de los municipios matanceros de Jagüey Grande y otras de Calimete.


En el capítulo Mueblicidio se cuenta que tuvo a Tres Patines no como cualquier mamá, sino que José Candelarito, como lo llama muchas veces el señor Juez (Aníbal de Mar), llegó a la vida a través de una maquina de monedas, como las vending machines de refrescos, durante un viaje de “Mima” a los Estados Unidos “porque allá todo se saca de una maquinita”.


Con un centavo, contó Tres Patines, esas máquinas garantizaban niños de primera calidad y sin defecto, buenos, nobles, honrados, decentes y trabajadores, pero como bien lo cuestiona el Juez “¿Entonces cómo usted salió  malo, bandolero, vago, sinvergüenza y estafador?”, por la sencilla razón de que Mamita metió una moneda falsa a la dispensadora de bebés.


Otra versión es el parto natural, que según Tres Patines le permite sin problemas de consciencia jurar por la madre que lo vio nacer, porque él siempre piensa en una vendedora de frutas y verduras que la hizo de partera el día de su nacimiento. Fue ella quien lo vio nacer y no Mamita.


Una versión más es que, como todos, Pepecito llegó desde París, pero hace notar que entre los clásicos antojos prematernales de Mamita, uno de ellos lo tuvo 15 días antes del nacimiento, fue de fideos, por ello es que nació y siguió flaco toda su vida. Además de que vivían en la Calle Juan Delgado.


Pero, hay datos importantes aunque vagos de Mima. Se sabe que hay dos medios hermanos más, aunque no hubo matrimonio de por medio antes que llegara Papito, fueron como lo calificó Tres Patines, exceso de equipaje. Pero José Candelario siempre duda que sus medios hermanos sean del mismo padre, incluso que sean de la misma madre. 


Siendo así, se justifica que Tres Patines se sepa como el más pequeño y querido de sus hijos, porque es hijo único.


Meterse en las profundidades de las fechas siempre es confuso entre Mamita y Tres Patines porque resulta que José Candelario nació tres años después de la muerte de su padre, además saber las edades en la familia es un tanto complicado, porque cuando se hacen las cuentas, todo empieza bien, pero al final resulta que el hijo le lleva varios años de ventaja a Mamita. Parte del problema es el caótico manejo de las matemáticas de Trespatinitos.


Y es que la familia no es común, menos con el matriarcado de Mima, que tiene un generoso corazón. Muchos de sus integrantes son medios hermanos de la vieja y ella los ha adoptado sin titubear, la historia de todos esos parientes casi siempre es la misma, no se sabe cómo llegaron a la familia, un día llegaron gritaron “¡Mi familia!¿Quieres que te haga un cake?” y se quedaron a vivir en casa de Mamita. Son tantos (llegaron a ser 17) que cuando Mima estornuda siempre sale alguien volando por la ventana.


Mamá creativa


Aunque todos sospechan que Tres Patines es el enemigo número 1, él lo desmiente, porque sabe que en realidad ese “mérito” es de Mamita, que es algo como una Kate “Ma” Baker cubana.


Se puede decir que Mamita  (que según un capítulo de La Tremenda Corte en televisión titulado “Hermanicidio” se llama Leocadia) es el gran cerebro delictivo tras Tres Patines, incluso, ella le prohíbe robar carteras… ese negocio es de ella. ¿Será esto real o Tres Patines lo usa para justificar sus actos? Solo Cástor Vispo, el principal escritor de La Tremenda Corte, lo sabría.


El caso es que preocupada en la felicidad de su hijo, Mamita lee en los periódicos la crónica social para enterarse qué familias se van de vacaciones para avisarle a Tres Patines “dejaron la casa sola, date una vueltecita por allá a ver si traes algo que valga la pena”.


Su imaginación la lleva a hacer operaciones insospechadas para conseguir una pieza de pollo, un bistecito o una buena comida en una fonda.


Si quieren evitarse huir a toda carrera, Mamita siempre lleva un frasco con hormigas en su bolso para echarle a la comida del restaurante y reclamar airadamente, lo que trae como consecuencia que la fonda, no solo le perdone la cuenta, sino hasta que terminen dándole disculpas.


Incluso, la señora Tres Patines puede poner en riesgo a su hijo con tal de salirse con la suya. Cuando Mamita y José Candelario van a una fonda, se sientan por separado y al terminar de comer, la señora llama al mesero y le advierte señalando a su hijo: “cuidado que ese se quiere ir sin pagar”, cuando eso ocurre, Tres Patines huye y el mesero va tras él lo que permite a Mamita salir tranquilamente del restaurant picándose los dientes con un palillo.


Hay otras estrategias tremendas de Mima. En casa, si tiene una visita incómoda para evitar que se queden a comer, siempre grita desde la cocina “¡Se me cayó el jabón y el estropajo a la sopa!” y en ese momento no hay quien quiera comer ahí.


Todo lo hace por su hijito. En un tiempo, ella misma puso un juzgado particular para llevar los casos de su hijo y le hizo competencia al Tremendo Juez poniendo sólo multas de 50 centavos, “precios” mucho más accesibles que los 100 pesos o los 180 días de cárcel que aplica el Magistrado a través de su Secretario. 


Un día, Tres Patines robó 14 cochinos de un rancho de Luz María Nananina (incluido un cerdo sordo que era zurdo) y esto llenó de felicidad a Mamita cuando los vio en casa, a los grandes los llevó al matadero y a los pequeños les abrió una rendija en el lomo y los vendió como alcancía.


La salud de Mamita


Mamita, tiene una relación muy cercana con el Señor Juez a través de Tres Patines, por ejemplo, pide que nunca se peleen y sus males artríticos los tiene controlados gracias a una oración mágica que dice: “Bobo de Batabanó, que ayudas a la vejez, las reumas que tengo yo, que le caigan al Señor Juez”.


Pero los males de Mima, no sólo son la artritis, consecuencia de sus siete décadas, por ejemplo, sus dientes son postizos y para evitar que se le caigan los se los pega en el paladar (o “cielo de la boca”, como lo llama Tres Patines) con dulce de ajonjolí.



Carta de Mamita, interpretada por Pototo (Leopoldo Fernández) y Filomeno (Aníbal de Mar) donde Mima cuenta sus males.


Mamita también a veces se confunde, o como dicen los cubanos, “tiene guayabitos a la azotea”. Un día tomó un bat y un guante de beisbol y al toparse con Tres Patines le dijo que iba a misa. Para verificar que su madre estaba bien, el buen bandolero le preguntó "¿Quién soy yo?" a lo que Mamita le contestó "Napoleón Bonaparte"... Tres Patines no tuvo más remedio que salir a buscar su caballo blanco.


A veces la salud de Mamita se muestra con algún contagio, frecuente en tiempos que no había las vacunas suficientes, un día los síntomas indicaban, según el Juez, que la vieja tenía rubeola, a lo que Tres Patines corrigió dada el tono de piel de su mamá, que su contagio era de “trigueñola”. Quizás esto se deba a que la temperatura normal de Mamita es de 28 grados centígrados y no 36 como todo mundo, incluso, le puede bajar hasta los 22, pero si tiene 31, ya es fiebre.


Otro mal tiene que ver con angina en la garganta. Tres Patines tuvo que explicarle al Juez de qué trataba: “Hay la angina de la garganta y hay la angina de pecho. La de la garganta, que yo se lo pregunté a un médico, se llama 'angina catarral' y la de pecho se llama an'Gina Lollobrigida”. 


Los "negocios"


Las iniciativas de Mamita no siempre son exitosa, casi todas le acarrean problemas que termina pagando Tres Patines con multas o temporadas en la cárcel.


Un día comenzó a vender garrafones de agua mineral bajo la marca “Mamita”, un producto que se promovía como “agua mineral vitaminada, sulfatada, bicarbonatada y bofetada”, esto último porque se le agregaba un poco de bofe para darle sabor, además de que los garrafones solo eran rellenados en tiempo de lluvia, cuando el agua caía del techo y se filtraba a la habitación de Mima. Otra vez vendió agua de coco, cocos que era rellenados con agua de la pila (pileta).


Quizás sus males han obligado a Mamita a inventar medicamentos, un día puso a la venta una medicina muy buena para la gripe, era tan buena para el catarro que este no se quita... en otra ocasión, en un estado alterado inventó una medicina que curaba todas las enfermedades, “Lo cura todo”, anunciaba, y aunque en la Corte denunciaron fraude, Tres Patines no solo reportó que su mamá estaba loca y la defendió diciendo que no era una estafa porque esto se avisaba en los frascos, que para variar tenían un conveniente error tipográfico, porque debía decir “locura todo” y no “lo cura todo”.


Se dedicó a falsificar monedas, lo intentó con centavos de dólar, pero sin mucha suerte porque eran muy fácilmente detectarlos ya que los hacía cuadrados y tuvo cierto éxito falsificando billetes de 10 pesos, hasta en una colecta se le ocurrió dar una muestra de generosidad regalando uno, el problema es que esa muestra era la original con la que falsificaba los demás y se acabó el negocio.


Y Mamita tiene su carácter, se enoja y pelea con quienes le dan monedas falsas, sobretodo si son las que ella fábrica...


También se dedicó a vender vino moscatel, empeñada en que era muy fácil conseguirlo simplemente mezclando agua con moscas y a sus 70, cargó con una cocina completa para venderla como hierro viejo y ayudó a su hijo a vender carbón que sacaban de una mina que encontraron al abrir una de las paredes de su casa, claro, sin decirle a nadie que junto estaba la carbonería de Leoncio Garrotín a quien le vendían el carbón que “extraían”.


Uno de los más locuaces negocios de Mima fue el estacionamiento vertical, donde para ahorrar espacio ponía los automóviles uno encima de otro, pero nada supera su su incursión en el contrabando. Mima intentó traficar con elefantes haciéndolos pasar en la aduana ¡Como tranvías!. Para conseguirlo los pintaba de amarillo. Cuando no los conseguía ingresar los aventaba con paracaídas a una finca.


Puro amor a la madre


Ah, Mamita, hay tanto qué escribir de ella en el imaginario universo de La Tremenda Corte… pese a todo, está más que visto que José Candelario le tiene un enorme amor a la señora Tres Patines y aunque en la vida real, hay datos perdidos en la historia del comediante Leopoldo Fernández y doña María Salgado Prieto, su madre real, no se sabe bien si la volvió a ver después de que el actor saliera de Cuba a principios de los años sesenta, tampoco sabemos a ciencia cierta el fin de esa relación entrañable que terminó con la muerte de la mamá del actor, al parecer en 1966, cuando Leopoldo comenzó a triunfar con su humor por toda América.


Tal amor entre Mamita y Tres Patines enternece a más de uno, incluso al mismo Señor Juez que se conmovió tanto para liberar al delincuente. Un día Mamita vio frustradas sus ansias de robarse unas gallinas porque en un asalto nocturno a un gallinero, se golpeó la cabeza y tuvo que soltar el botín, sin embargo, José Candelario imploró al magistrado, un día de las madres, que por favor no lo encarcelara para llevarle esas aves a su mima. El abogado complaciente lo perdonó con esta sentencia:


"Aunque es usted un bandolero,

usted quiere a su mamá

y yo que también la quiero,

hoy lo dejo en libertad.


En honor a las mamitas

tengo que prevaricar,

llévele las gallinitas

que no me voy a enterar".


* Tardé tanto en escribir este artículo, años, que, en realidad la dedicatoria debe ir en pasado, ya que mi mamita murió el 2 de febrero de 2022, entonces corrijo:


Para Doña Gloria, que siempre se alegraba al verme…