jueves, octubre 13, 2011

Adrián Gamundi (1969-2011)

A Adrián Gamundi lo conocí en septiembre de 1981. Sentado en una tabla sostenida entre ladrillos, pegado a la pared del fondo del salón de primero D de la Secundaria Federal número 2.

Era larguirucho, con un poco de disfonía al hablar y con el otro apellido que le venía muy bien: Moreno.

Tengo el honor de haber notado que en vez de boca, la naturaleza le había dotado con un pico de pato, razón natural para apodarle, lógicamente: El Pato.

Quizás en el fondo no le gustó, aunque muchas veces se presentaba orgullosamente así, su venganza ocurrió el día que quiso comprobar la resistencia de mi reloj Mido jugando basquetbol con él como lo veíamos en un comercial de la TV ochentera (solo que el del comercial era Timex).

Cursamos toda la secundaria entre un zoológico de compañeros: perros, zorros, peces, tuzas, pollos y hasta un homínido cuaternario.

Adrián migró su fanatismo del Cruz Azul al América sin darse cuenta y en esa época disfrutamos los campeonatos que las Aguilas le arrebataron a sus archienemigos. Le fuimos al equipo más consistente de la Liga Mexicana de Beisbol, Los Petroleros de Poza Rica (siempre estaban en último lugar de su zona), a los Dodgers en tiempos del "Toro" Valenzuela, disfrutamos cada victoria y cada derrota de los Acereros de Pittsburgh y hasta los lances de Canek desde la tercera cuerda.

Fuimos mezcladores de baladas en un stereo de una marca desconocida llamada Stenius, descubrimos a Louis Armstrong 25 años después de su muerte y desgastamos hasta donde se pudo botones y dedos en un arcade llamado Defender (el original de Williams del 1981, no fregaderas).

Fue el tiempo de ver películas en grupo en los contados cines de Poza Rica, de ensayar los sábados en el coro de la Federal con los maestros María de la Luz y Matías y de forrar libretas con las espectaculares fotos de aquella vieja revista llamada AutoMundo Deportivo, una versión mexicana de Sports Ilustrated.

Veíamos con la misma fascinación a las niñas bonitas de la escuela que a Jack Lambert, Alain Prost, Tin Tan o Carl Sagan, podíamos enamorarnos de la misma estudiante de otra escuela como de una frase escondida en Pedro Páramo... y sin pelearnos.

Adrián profesaba una extraña admiración hacia sus hermanos, adoraba hablar de ellos, de Miguel, de Juan, de Carmen y de Sonia, no recuerdo una molestia o crítica feroz para las virtudes o defectos de la gente que vivía con él.

Enfrentó con entereza el deceso de su hermano Enrique y de su abuela Licha, que entre los Gamundi, aunque fueran mayores, era los más pequeños de su familia.

Adrián tenía un fascinante amor por todo su clan, todos, a decir de él eran unos cabrones, pero los idolatraba, no perdía oportunidad para enaltecer las borracheras o chingaderas que hiciera uno u otro.

Le fascinaba tanto su familia como La Tremenda Corte, de la cual no nos cansábamos de platicar como si fueran capítulos de estreno, siendo que el último de esa serie lo habían transmitido en Cuba en 1958.

"El Pato" huyó de la prepa a la que nos llevaron y lo hizo oportunamente, yo tardé un año más.

Ya en escuelas separadas compartimos nuestra conciencia social leyendo las Proceso que caían en nuestras manos, intercambiando libros y criticando a Televisa, el PRI y a la religión como si al charlar se pudiera cambiar al mundo mientras caía el Sol.

Si la noche llegaba, no había problema, nuestra afición por astronomía (y el desconocimiento de la misma) nos permitía hacer las mismas teorías básicas que los egipcios y mayas que no sabían astronomía tuvieron al mirar las estrellas.

La universidad nos recibió ya por separado y poco a poco el tiempo marcó distancia física entre ambos.

Al inicio de los noventa ya sólo quedaba algún tochito callejero, una sesión de tiros libres en la cancha de alguna escuela, el presumir que habíamos conocido a alguna chica a la que nunca le hablamos o intercambiábamos música que ya distaba en gustos uno del otro. La frecuencia con Adrián fue menor, pero ya había sido suficiente para conocer quién era y qué hacía en este planeta lejos de Criptón.

Mientras él se fue a ejercer la contaduría yo opté por el periodismo, mientras él se apasionaba leyendo comics yo hacía caricaturas, mientras él se volvía consejero yo dejé Poza Rica.

Me tocó escuchar de él análisis sobre el trabajo de Stan Lee y de los entretelones de alguna historia bizarra de Batman o Superman que yo olvidaba de inmediato, y es que con Adrián había agotado el tema cómic con Batú, el Capulinita y el Transas.

Adrián tuvo entonces el atino de volverse promotor de algo, un tipo de activista involuntario que concentraba la afinidad por el cómic, hasta me sorprendió saber que era famoso en una sociedad a la cual los medios han tenido olvidada.

Se volvió héroe de un grupo de chicos, armó una, dos, decenas de eventos relacionados con las viñetas y los héroes, contactó gente del medio y se movía en ese mundo como pez, mejor dicho, como pato en el agua.

Dijo que se enamoró varias veces, pero sólo se casó en dos dos ocasiones, aunque aquí entre nos, su gran gran amor, y me lo confesó por escrito, eran esas galletitas que parecen polvorones que él, no sé de donde sacó, que se llamaban "rodeos". Llenos de azúcar, estaban completamente fuera de su dieta, aunque los añoraba como a una mujer, tan lejos de su alimentación como la Coca Cola normal (y qué ironías, él trabajó para esa marca de refrescos).

Un día me habló de la diabetes como si fuera una gripa, las ironías y su mordacidad parecían que eran el mejor antídoto contra un mal que lo minó desde pequeño.

Mis últimas pláticas con él, ya con la tecnología de por medio, estaban llenas de nostalgias y reclamos suavecitos.

Me dijo un 13 de mayo que se sentía mal, pero que se las ingeniaba, que para eludir a la muerte se disfrazaba de mormón porque quería seguir en el planeta mucho tiempo.

"Me anda correteando la muerte, pero me doy mañas para que no me encuentre... acepto tips".

Yo le decía, que aunque no lo creyera, yo recordaba a mucha gente querida en Poza Rica, entre ellos, él mismo, el Pato reviró así: "Mejor paga mi viaje al Puerto, eso me daría mucha vida y una manera de embaucar viáticos".

Y me amenazó: "Como quiera, no te voy a invitar a mi cafeteada, quiero descansar en paz y tu no desaprovecharás la ocasión para chingarme".

Aquel día de mayo de 2011 le pregunté si extrañaba algo a sus 42 años y me respondió: "Muchas cosas, pero es irresistible saber qué hacen todos mis muertos, a ellos los extraño mucho y no me aburriré, chance haga otro departamento post mórtem".

Hoy, a más de un día de su muerte y a una hora de su sepelio, es inevitable pensar que Adrián sigue vivo y, no es que le hiciera caso sobre ir a su sepultura, hay una horrible sensación de vacío de no poder ir a verlo y reclamarle que morirse sin avisar no es de amigos...

El post podría crecer mucho más, pero, pensaré que Adrián ya debe estar refunfuñando retacándose de rodeos y a la vez hablando con esa voz que parecía que se le atoraba en la garganta y oirlo hablar de su perro Panzón, de su gato gris, de todas sus ocurrencias... y tomando mucho refresco sin preocuparse de que sea light.

Descansa Adrián, te voy a extrañar mucho...

Córdoba, Ver., 14 de octubre de 2011

miércoles, octubre 05, 2011

Thanks Mr. Jobs

La primera vez que me "enfrenté" a una Mac no concebí lo que tenía "enfrente". Fue impactante ver en pantalla una fotografía en color que apenas minutos antes había estado en mis manos... en papel. Era 1995, la palabra escáner no inspiraba nada, tampoco sabía de la existencia de Steve Jobs ni lo que poco a poco estaba creando.

La Mac en cuestión era un modelo llamado LC/Performa 400 con una atractiva manzanita multicolor al frente. Ese equipo me resultaba amigable, a pesar de que para usar aquella vieja aplicación llamada QuarkXpress se tenían que reiniciar el equipo para cambiar de idioma y usarlas en español.

El guitarrazo inconfundible del arranque me recordaba un poco el final de A Day in the Life de Los Beatles, después me enteré que el guitarrazo no era tal, que todo tenía efectivamente un tufo beatle, pero que no era el final de la pieza de Lennon, sino que una creación de uno de los ingenieros de Apple llamado Jim Reekes.

Años más tarde lo mío ya era la Mac, con floppy, con zip, con ethernet, con algo llamado USB, blancas o beiges y de una sóla pieza (era simpático que las personas preguntaran por el CPU, cuando todo ya estaba integrado).

Con una Power PC entré de lleno a internet y descubrí los enormes alcances de esta herramienta, entre ellos, la facilidad de encontrar información sobre el creador de esas maravillas, un tal Steve Jobs que había creado la empresa Apple en un garage, que había fracasado en sus intentos empresariales incluso para abandonar su creación y que incluso fundó una empresa llamada Pixar.

Steve Jobs ya había hecho parte de la chamba y tenía a los usuarios frente a equipos con ambientes gráficos amigables, en colores, usando un ratón, trabajando en computadoras con diseño no tan ordinario y con un precio inaccesible (quizás el único inconveniente).

Para 1998, tuve la oportunidad de tener una iMac en mis manos. Al verla, la lógica me hizo pensar que algo estaba mal, Jobs había regresado a Apple para reinventar sus productos y darle a los usuarios una caja mitad huevo mitad pantalla, todo en uno y para acabarla... verde.

La ovoide iMac me pareció frágil, con un ratón horroroso en forma de piedra de río y la imposibilidad de trasladar mis archivos en un floppy o zip me hacían tenerle desconfianza. Sin embargo, conectada a la red de internet se volvió un monstruo revolucionario.

En ese momento, su creador, Steve Jobs, había dado un acelerón a fondo para llegar al futuro. Nada fue igual.

Después, vinieron en cascada las nuevas iMac, el genial atino de darles colores a las carcasas y formas extrañas (en forma de cubo, lámparas o como páneles sacados de Star Wars), de darles mucha más velocidad, de ponerlas en un pedestal inaccesible para los virus y en seguir siendo equipo simpático que volvía a sus usuarios un tipo de secta llena de cómplices que podían jactarse de tener algo único, aunque una oficina estuviera llena de Macs.

Y luego, Jobs se volvió un Dios, con el mismo arrastre de un rockstar, como Los Beatles, Pelé, la Madre Teresa de Calcuta o el mismo Harry Potter. Había razones, el californiano había puesto en nuestras manos no sólo esas computadoras sino el iPod y se había inventado un concepto que tenía nuestra vida en una mano, con nuestras imágenes, nuestro soundtrack vital y los clips de de nuestra vida.

Y el poder de la nueva generación de G3, G4, G5, etc y un ejército de felinos comenzó a rasguñar hogares, oficinas y escuelas por todo el mundo entre jaguares, leopardos, panteras, tigres, leones que ronroneaban como sistemas operativos dentro de cada Mac. Disfruté la eMac con toda su blancura.

Bastó a Jobs ponerle un teléfono al aparatito y más de un millón de aplicaciones para volver loco a un sector del mundo. Hizo de sus dispositivos una necesidad tan apremiante como la electricidad, como el agua, su marca asimiló humanos hipnoptizados por magia, porque sólo así se puede llamar a algunas maravillas que permite un gadget como el iPhone y el iPad.

La pérdida de Steve Jobs es de esas que dejan a millones en la orfandad. Su muerte previsible ocurrió mientras apenas terminaban de cargar energía los primeros iPhone 4S presentado un día antes del deceso. Apple, con toda la tecnología y el poder creativo heredado de Jobs no será lo mismo, el mismo mundo de la tecnología perdió un chip vital.

Sólo quedar dar las gracias en silencio al genio de Jobs, publicar este post desde una Mac y twittearlo desde un iPhone.

jueves, mayo 19, 2011

¿Y si se acaba el mundo?... II Parte

Y entonces... mañana se acaba el mundo... mmmh... bueno...
Dice mi mamá que el mundo se acaba con la muerte... y yo estoy de acuerdo con ella y no con el paranoico de Harold Camping.

A propósito del fin del mundo, anunciado para este 21 de mayo, es bueno retomar las palabras dichas (o tecleadas) por Stephen Hawking, que al final de la vida, se baja la cortina, se desactiva el circuito, se apaga el switch, se cuelgan los tenis, se estira la pata, se petatea o se canta El Manicero... así de simple... bueno, Hawking no dijo todo eso...

La crueldad de las palabras de Hawking, lamentablemente para muchos, tienen una verdad inevitable pese a ese cuento de hadas que el mismo físico-matemático de Cambridge criticó.

Como dirían en la tortillería: no hay más allá...

Por años, la reflexión infantil de: "bueno, y cuando me muera voy a encontrar a mi abuelito de niño, joven o viejito", me dio vueltas en la cabeza, luego, ya de unos 25, pensé en la tía fallecida apenas a los 23, cuando yo tenía 3 años: "y cuando vea a la tía Carlota 'en el cielo' ¿voy a ser mayor que ella? ¿cómo me va a identificar si sólo me vio de adulto?". Fue un 'tormento' en vida.

La Iglesia, que se apoya en estas fantasías para mantener adeptos, lamentablemente ha fomentado ideas románticas, muy bonitas, es cierto, pero no sé bien qué utilidad tienen (bueno, sí, control para mantener adeptos).

¿Cómo sería una sociedad práctica que no pierde el tiempo en reflexiones fantásticas? ¿Cómo sería la sociedad que no espera un bienestar final después de la muerte sino que se dedicara al bienestar en su vidad? ¿Habría menos malos esperando el perdón eterno?

Los cristianos, particularmente, piensan en el paraíso y que ahí se va a disfrutar del descanso eterno. Obvio que yo creo, que todo el bienestar que se logre, se debe hacer aquí y ahora, que no hay otra oportunidad.

Todas las manifestaciones de bienestar, el arte, la belleza, el amor, "lo bueno", se tienen en esta vida, no hay otra cuando el botón haga clic, si se va a transmitir algo "bueno" a otras generaciones, hay que hacerlo ya (Por lógica, todos los gritos, enojos, "lo malo", deben evitarse).

Por eso, en parte, no me preocupa que se acabe el mundo el 21 de mayo como dicen esos terroristas apocalípticos (como Camping) que traen a millones tronándose los dedos (aunque mantengo el temor justificado de la caída de meteoritos en la cabeza).

Por si las dudas, le diré a mi esposa que preparemos maletas, porque si se acaba el mundo, nos vamos pa' Tijuana.

PD: Qué post tan obvio, innecesario y caótico.

¿Y si se acaba el mundo?... I Parte

lunes, mayo 09, 2011

La paranoia en tiempos de la semifinal

Desde pequeño (no hace mucho), siempre tuve una confusión razonable: cuál era con precisión el gentilicio en nuestro país vecino del Norte.

Podía ser estadounidenses, pero, oficialmente, los mexicanos también lo serían por pertenecer a los Estados Unidos Mexicanos; podían ser norteamericanos, pero, aquí cabrían también mexicanos y canadienses o; quizás serían americanos, no, tampoco, americanos son todos los habitantes del continente.

El caso es que allá no se complican, para ellos mismos, los Estados Unidos de América son simplemente America y llaman al continente The Americas, y esta razón puso a temblar en Twitter a más de uno... o miles.

¿Cómo, el festejo de miles de antiamericanistas en Twitter, los llevó a la paranoia? Por un simple hashtag o etiqueta llamada #adiosamerica, con el que los antifans del cuadro de Coapa se dieron vuelo descargando su alegría por ver al equipo de amores y odios caer ante Morelia y quedar fuera de la semifinal.

'Haiga cosa', vaya que el miedo corrió pronto hasta convertirse tema de tendencia o trending topic como comúnmente se llama (TT).

Aunque no está verificado el dato de que esto haya sido producto del temor en toda la unión americana, la CIA, el Pentágono o la Casa Blanca, los muchos "guatafoc" o "WTF" (tampoco podría verificarse el número) evidenciaron que si tu país se mete en otras naciones para matar gente con la excusa de la seguridad doméstica y argumentando terrorismo, es posible que vivas con miedo permanente, tanto que, por una burla a terceros harás el ridículo.

Y más, te rematarán con otra etiqueta que dirá #gringospendejos y que se hará tan popular como #twitterosmexicanos, los mismos que desataron la burla contra un ineficiente equipo de soccer.

sábado, marzo 19, 2011

¡Sale Luna gigante para la mesa 3!...

Tanta Luna y no saber qué hacer con ella...

Lejos de parecer un hombre romántico y enamorado que es capaz de ofrecerle nuestro satélite a la esposa, soy un hombre que respeta ilimitadamente el razonamiento científico.

Y aunque una cosa no tenga nada que ver con la otra, no importa, también soy capaz de asombrarme de las observaciones celestes, y también soy capaz de entregar a mi esposa un gran platón de queso rallado extraído del Selene.

Me asombran, por un lado, los fenómenos previstos como el de esta noche, que nos anunciaron que es posible salir al patio para observar una Luna gigante, pero también la falta de conocimiento que lleva a miles de personas a pensar que un evento así acarreará más catástrofes.

(Para catástrofes la mexicana)

Yo prefiero, por esta vez (antes que criticar las creencias y miedos), retar a la tortícolis y mirar arriba con mi esposa a un lado y de ser posible, con una copa en la mano para brindar por la Luna, por el conocimiento científico y por la compañía.

Ya en 2007 había escrito en estos mismos espacios cosas que todos saben, que pese a que muchos catastrofistas, yo entre ellos, "que piensan que la luna explotará como sapo inflado", esto no implica ningún riesgo para la Tierra, pero sí habrá efectos naturales como el crecimiento de las mareas y cambio en algunos hábitos en los animales (entre ellos los hombres lobo :).

Si la Luna se va a cercar algunos kilómetros, que va a brillar 30% más y se verá más grande 14%, está bien, no nos preocupa, ya saldrá de "su locura" y regresará a su posición original a 356 mil kilómetros de distancia, mientras, aunque "más grande", como todos los días pasará igual... saldrá la Luna, nos mirará apaciblemente con su cara de conejo y se irá a dormir por la mañana como un buen velador que hizo sus tareas, entre ellas, enamorar gente o asustarla...

martes, febrero 01, 2011

¿Top Gear?...no es para tanto

En cuestiones de humor, hay pocas limitantes, quizás la burla de una muerte o de un daño físico inmediato sean razones para detenernos para hacer un chiste, por lo demás, el humor tiene un campo fértil en todos lados y lo vemos con frecuencia en la TV. La religión, el gobierno, la incapacidad política, las preferencias sexuales, la discapacidad, la nacionalidad, las edades, los vicios, las relaciones personales, la familia, no veo limitantes para hacer un chiste... ya elaborado, basta con pensar que se trata de hacer humor, tan simple como eso...

En México, sin embargo, somos hipersensibles a los comentarios nacidos del exterior.

Apenas hace unos meses, en la cadena estadounidense MSNBC, el dibujante Daryl Cagle plasmó una realidad muy triste, la bandera mexicana balaceada teniendo como víctima al águila. Se levantó un leve revuelo y un reclamo oficial que terminó en nada.

El mexicano en sí, hace muchos chistes de sí mismo y de la muerte, aplaude a Televisa que transmite y retransmite chistes ofensivos por su simpleza y por lo discrimitario, así vemos como blanco del humor a los gays (Omar Chaparro, Adrián Uribe, Gustavo Munguía), discapacitados (Los Polivoces, los Mascabrothers), indígenas (María Elena Velasco, Luis de Alba) o pobres (Víctor Trujillo, Eugenio Derbez). Nunca se queja.

Además de mexicano, que trata de reirse de no tanta simpleza, soy fan de Top Gear, un programa británico que transmite la BBC con un toque inusual de inteligencia, una producción impresionante y mucho conocimiento sobre autos...
En Top Gear, conducido por Jeremy Clarkson (Jezz), James May (Captain Slow) y Richard Hammond (Hamster), he visto que se han burlado de los incivilizados estadounidenses, de los obreros coreanos, de la ropa de Jezz, de los dientes de Hamster, de la sexualidad del Capitán Lento y han adjetivado miles de veces a su silencioso piloto de pruebas The Stig. No se diga de las "ofensas" ante lo que consideran un auto "rubbish".

El fin de semana, los tres, que emiten juicios personales con singular inteligencia e ironía, hablaron del primer auto deportivo mexicano, el Mastretta (¿la VAM tuvo algún deportivo?) y de paso, tocaron los manoseados estereotipos sobre México.

Veámoslo:



Que si somos flojos, gordos, que tenemos una comida grasosa, etc etc, nada que, al menos en México, sea razón para reirnos, nada que no sepamos que se dice en el exterior.

"Rubbish!", como diría Clarkson.

Quien se ofenda, definitivamente no sabe distinguir un tropezón en el humor que maneja el equipo de Top Gear, porque sabemos que no es cierto, que si acaso, nos tocó una fibra sensible para el sector que no tiene prendido su activador de autocrítica. El mexicano que se queja de esto es como la niña bonita que se pone a la defensiva porque le dijeron "fea".

Llevar la mención del estereotipo al plano diplomático es un chiste, es una ironía viniendo de un funcionario que no aparecía en el escenario político y que pide a gritos y desgarrándose el sarape, digo, las vestiduras, que nos "está ofendiendo" (a mi no).

Aquí (en México) podemos criticar con chistes estereotipados a los españoles, a los argentinos, a los gringos, a los cubanos, a los gays, a los gangosos, a los gordos, a los negros (que siempre les va bien en el plano sexual) y a las suegras. Uy, pero que no nos digan que usamos sarapes y comemos grasoso, porque ¿no es cierto verdad? (se me antojó una quesadilla de chicharrón con mucho chile).

En Inglaterra, Japón, Cuba, Estados Unidos o Argentina no están obligados a conocer a fondo nuestro desarrollo... que se burlen de lo que fuimos o somos, no nos debería afectar (a menos que seas embajador y te piquen diciéndote que no vas a hacer nada).

Es preferible tener como estereotipo al mexicano huevón ensarapado que a un narco, pero los gobiernos, por décadas (PRI y PAN), no han hecho nada para detener esa imagen que cada vez se está generalizando más, sólo porque los colombianos aún tienen ese pendón.

Ofendernos por lo dicho en Top Gear, es ponernos al nivel de los países árabes que quieren matar a un caricaturista danés Kurt Westergaard (no se ofendan árabes).

Hoy, cientos de twitteros y facebookeros, sin haber visto nunca el programa Top Gear, reclaman esa disculpa a la BBC, hasta cadenas oficiales de radio se voltean como calcetín sintiéndose ofendidas y reniegan retransmitir emisiones británicas, pero, no hay problema con las ofensas de los programas de Televisa (Laura Bozzo incluida). Yo prefiero dejar de ver los canales de Televisa que la BBC Entertainment Latinoamérica, qué retransmite el monopolio Televisa, vía Sky.

Rubbish!

¿Qué habría pasado si Jeremy Clarkson no hubiera hecho alusión al embajador mexicano?...

Seguramente el embajador mexicano en tierra británica Eduardo Medina Mora estaría muriéndose de risa tirado en su sofá tragando chips and fish (si no es que caviar y champagne)... les puedo apostar mi sarape y mi cactus... (mi comida vomitable con queso no, porque me gusta mucho)

PD: Por cierto, el Mastretta, ya tiene pedidos en Inglaterra.

jueves, enero 13, 2011

Medicina preventiva

Ir al médico no es lo mío, definitivamente...

Pero, como recomendación, pasados los 40, todos sabemos que no es lo mismo Los Tres Mosqueteros que 20 años más tarde y que esta es la edad de los "a mi nunca"...

El caso es que atendiendo una voz interna y otra externa, hubo que ir al médico para que hiciera una revisión general, ya saben, alineación, balanceo, afinación del motor y siempre advirtiendo que por ningún motivo se permitiría un chequeo de aceite.

Había olvidado el temor de las vacunas. Nunca para mí, un trámite burocrático se había convertido en tres piquetes (tampoco hubo prueba de próstata, para eso está la prueba del antígeno prostático que se hace mediante la sangre :).

Así que ya blindado contra influenza y tétanos; y rastreados los índices de glucosa (que miden lo dulce que puede ser uno con la esposa) y el colesterol (que mide la cantidad de tacos que debes dejar de comer), uno resume que está más o menos sano y que uno puede caminar con ligereza 10 kilómetros, en la Luna, o dos kilómetros en la Tierra sin caer infartado...

De lo que uno no se salva en el resumen final es salir regañado por el médico, de una hoja que indica que hay que seguir una dieta rica en nutrientes y pobre en sabor. Todo sea por reparar los daños de los años y para evitar que el sabor de las dietas sea aun peor...

Mi teoría

Tengo una teoría a propósito de los altos índices de obesura o gordesidad (se le puede llamar de ambas formas) se han incrementado de tal modo que formamos parte del 70% de mexicanos con sobrepeso y encabezamos como país la lista de países con recarga de kilos.
Esta teoría indica que es la crisis la que ha puesto gordo al país. Y dice así:

El país ha sufrido por décadas de crisis económica, la misma ha causado una pobreza del tamaño del 54% de México y los consecuentes efectos, entre ellos, precios inalcanzables de productos básicos y desempleo.

Juntos, el desempleo y la pobreza han obligado a miles de familias a recurrir al comercio informal y a tratar de sobrevivir poniendo tienditas en los hogares o recurriendo a la venta de antojitos mexicanos que requieren de poca inversión y que siempre son bien recibidos se establezcan donde se establezcan.

Al proliferar estos negocios, la oportunidad para chicos y grandes de consumir comida chatarra y toda la modalidad de fritangas mexicanas y cuasiextranjeras es mucho mayor. Es el mismo caso para aquellas personas que al no hallar una oportunidad laboral recorren las calles vendiendo alimentos sin control, ambulantaje vaya.

Sumemos a esto que millones de niños y padres ven en Sabritas, Barceles, Marinelas, Bimbos, Cocas, Pepsis, Júmexes, Jugos del Valle, Ricolinos y Sonrics a productos que suplen una comida.

Son precisamente estas marcas y otras consideradas chatarra las que surten hasta el último estante a las tienditas que se abren en cada esquina, en cada ventana o puerta de vecidad que se convierte de la noche a la mañana en miscelánea. Y todo gracias a que el salario no es suficiente o que simplemente no hay empleo para sacar adelante a la familia.

La crisis finalmente y en círculo vicioso tiene como consecuencia los efectos en la salud de muchos, incluyéndome.

¿Hay solución? Quizás sí, aunque de la parte oficial no tanto, ellos recurren a limitar a los ambulantes o querer legalizar los comercios hasta acosar a los changarritos para pedirles impuestos, mientras a las marcas de comida chatarra les abren las puertas de las escuelas... y claro, todas las facilidades para ampliar sus redes de distribución y permitiendo que los monopolios grandes se coman a las empresas chicas.

Mientras llega una solución, dejemos que todo pase mordisqueando un apio y tomando agua... soñando que en algún momento habrá un gran trozo de pastel como postre...

miércoles, enero 05, 2011

Queridos Reyes Magos...

Hace muchos años... tantos que me acuerdo perfectamente como para no decirlo, los Reyes Magos me traían juguetes... Santa nunca...

Lo mismo me hizo ver en Santa Claus a un personaje insípido, impuesto y como un gran blanco de burlas, más tarde sería, una gran figura representante del imperialismo, del capitalismo decadente y de esas cosas que los jóvenes de izquierda gustamos en alguna ocasión de echarle la culpa de todo lo malo que pasa en este país, hasta que maduramos...

Por el contrario, los Reyes Magos siempre fueron tan demócratas, tan proambientalistas, tan generosos, tan anti-racistas que no hubo forma de atacarlos... hasta que maduramos.

El caso es que ambas figuras fueron y son antagónicas, Santa muy frío, obvio del Polo Norte, con un trineo de última generación jalado por renos mágicos y tan poco reservado, al menos su apariencia y su carcajada lo hacen ver así, en tanto, los Reyes tan cálidos, obvio de los calurosos desiertos, circulando en un elefante, un caballo y un elefante y serios, poco se sabe de manifestaciones de alegrías de los jerarcas de Oriente.

En todo caso, evocar la llegada del 6 de enero siempre me lleva a pensar en un pequeño tren multicolor y una granja de cartón con muchos animales de plástico... tampoco puedo olvidar que muchos de los juguetes fueron en realidad instrumentos musicales, desde violines, armónicas, acordeones y hasta una piánica verde (aunque nunca una guitarra, que sí llegó muchos años después de los mismos Reyes, pero encarnados en papá)...

Ellos sí llegaron con regalos y por ello, y las otras razones socioeconómicas, lejos del obesísimo anciano de rojo, prefiero a los Santos Reyes, que pese a tener una fuerte carga religiosa, nunca me fueron impuestos entre pasajes bíblicos, sino que fueron simplemente figuras para enriquecer mi ambición infantil, esa que se enciende con la advertencia de "si no te portas bien, no te van a traer nada". Los fans de Santa también la conocen.

En fin, pasadas las emociones por que llegue finalmente la mañana del 6 de enero, me quedaré con las ganas de recibir los regalos que antes aparecían misteriosamente bajo el pino, en cambio, habrá que hacer algo para que este año, mis cincuenta pesos me alcancen a final del 2011 para algunos regalos para este niño de 41 años.

lunes, enero 03, 2011

En primera persona...

Despúes de seis años de blogueada, he decidido escribir sin problema alguno "de conciencia" en primera persona, sin pensar que va mi objetividad de por medio... aunque confieso que la objetividad siempre ha tenido problemas con mi conciencia y llevan años sin hablarse, además, hay varios posts en primera en este blog, enumero algunos: 1, 2, 3, 4 y 5. Si acaso es el anuncio de que habrá que hablar en primera persona con mayor insistencia...

Estuve pensando en cuántos efectos ha tenido mi oficio (periodismo) por haber tardado tanto en decir "yo creo", "yo opino", "yo digo", en lugar de los formalismos de "es de considerarse", "por lo anterior", "de este modo", si al final creo, opino y digo sin problema alguno, es evidente que el efecto es bastante, no me gusta escribir en primera persona... pero también es claro, que esto nunca ha sido una columna o un editorial (salvo de mi conciencia)...

O será que no soy tan egocéntrico como yo mismo lo sospecho como para hablar de mi (pese a que más de alguno en este momento se carcajee como el mismísimo Vincent Price)... finalmente, aunque escriba en primera persona, realmente a quién diablos le interesa mi opinión... quizás lo único que pretendo es un poco a compartir el algo que debo aportar para "bien" o "mal" en la conciencia de quien dio finalmente con este blog...

Y cuando hablo en tono de reclamo, quizás me refiero a los diputados que presuntamente me representan y que pese a lo que yo diga o considere estos hacen lo que se les da la gana, lo que les diga su jefe de bancada o les ordenen sus partidos... quizás mi voz sirva un poco como publicidad subliminal (no voten por el PRI, no voten por el PRI... no voten por el PRI)... quizás...

Pienso (ah, que bien se siente usar la primera persona del singular), que hablar en el "yo", se muestra uno más abiertamente, de hecho, creo (aaah) que uno se llega a exhibir crudamente y es más fácil que se reciban críticas, dado que en la tercera, pareciera que la escribió alguien ajeno a uno... quizás esa tercera persona sea nuestro Mister Hyde que llevamos dentro. Mientras, veremos cuánto me dura el gusto de ser el Dr. Jekyll, porque no dudo que pudiera regresar a escribir en tercera persona en cualquier momento, precisamente porque habrá que ponerse serio alguna vez. En tanto, permito que me gane la risa...

El caso es que hay temas (no voten por el PRI) que la tercera persona no puede hablar tan directamente, de temas "íntimos", de los "yos internos", de sentimientos o debrayes de ese tipo, quién escribe de "amor" en tercera persona, por ejemplo, termina siendo como el mal tercio, como la presencia incómoda, como el chaperón que no se va a dormir... y eso sólo lo consiguen los charlatanes de altos vuelos, los consejeros del corazón, aquellos que se han hecho millonarios escribiendo libros de autoayuda...

Basta, demos paso a la primera persona del singular, al yo que opina, al que le gusta ver Top Gear en sus ediciones de las 1:00, 11:00 y 12:00 del día, al que se preocupa por comprar la siguiente temporada de Los Simpson, al que le preocupa comprar las películas de Los Beatles que le robaron o al que sigue añorando que un día, un perro llamado Scooby lo reciba moviendo la cola mientras brincotea... (ey, eso no es primera persona y merece 15 yardas de castigo)

He dicho...