sábado, octubre 26, 2013

Presentación del libro "Recuerdos y recuentos periodísticos" de Jorge Alberto González

En la imagen, Francisco Cambambia, Rodolfo de Gasperín, Jorge Alberto González, Rosa María Hernández y este, su bloguero de confianza.
Texto leído durante la presentación del libro "Recuerdos y recuentos periodísticos" de Jorge Alberto González.


Buenas tardes…

Le agradezco a Jorge, la atención por invitarme a la presentación de su libro, que yo creo, es, una obra necesaria en el acervo de las bibliotecas particulares y públicas del país.

El libro "Recuerdos y recuentos periodísticos" no pudo llegar en mejor momento.

En tiempos en que los medios que llamamos "tradicionales" como la radio, la TV, pero particularmente la prensa escrita, el género que nos expone Jorge Alberto González sufre una severa crisis.

Hoy, si no hay un interés económico o político de por medio, la información cultural simplemente no existe para lectores, radioescuchas o televidentes. Por fortuna internet salva a los interesados, pero no hay una difusión seria de las actividades culturales o las inquietudes de los artistas, que aunque no conozco la situación general del estado, basta ver algunos diarios y sintonizar algunas frecuencias de radio y TV para darse cuenta de ello.

Será porque el periodismo cultural "no lucra", no factura o "no vende" como dicen los empresarios de medios.

No debe extrañarnos.

Ir a profundidad en la cultura y al origen del arte va más allá de lo que, los periodistas, trabajan diario como materia prima.

Un periodista comprometido responde preguntas básicas que conocemos bien, un periodista con material cultural va más allá y no se conforma con el nombre del autor, el lugar de la exposición o entrevista, la fecha, cómo se hizo la obra y por qué. Debe escudriñar en campos que ya no son tan ortodoxos.

Buscar los datos en una tradición, por ejemplo, implica a un periodista "cultural", mucha pericia para conjuntar memoria, datos, testimonios y observación y debe, aún así, hacer un esfuerzo para permanecer objetivo sobre lo que escribe, que seguramente estará matizado con una buena escritura.

Lo mismo lo debe hacer con materias como la historia o en actividades tan subjetivas como la pintura, la literatura, la escultura y ya no se diga si se entra en los terrenos de la filosofía y la poesía.

Los autores a veces tienen poco que decir, casi todo lo ponen en su obra y es aquí donde un reportero como Jorge es necesario para que exponga más al artista o a veces, un reportero de cultura redescubre lugares con una nueva visión, con documentos o buscando las voces perdidas en el anonimato.

Por razones de desinterés periodístico, de la mano del ínterés comercial, desde las redacciones ya no se exige ese esfuerzo para reporteros que indaguen en materia cultural, habrá alguna notita perdida en interiores de alguna tradición o simplemente, la actividad creadora tendrá un status sofisticado y aparecerá en Sociales, donde más destacarán los asistentes y ya no se diga de la música verdaderamente tradicional, la ópera, el ballet o el mismo rock que sólo aparecen más o menos manejados a fondo en determinadas circunstancias, casi siempre empujados a las secciones de espectáculos. ¿Los libros? Sí los veremos, si hay alguna feria del libro.

Hace no muchos años, los diarios hacían grandes esfuerzos para sus lectores y se hacía un periodismo sumamente comprometido, que curiosamente sí vendía, y que ponía la información de la cultura a la mano, para muchos fines, el preventivo seguramente fue eficiente, el informativo sin duda y claro, este seguramente se contagió a muchos inquietos que a partir de una noticia les dio por pintar, escribir, esculpir o simplemente crear.

Hoy se extrañan los suplementos culturales en casi todos los diarios, lejos está esa sensación de que llegara el domingo para leer opiniones de grandes autores.

(Espacio para recordar a los grandes suplementos culturales en el país, hoy inexistentes)

Por eso, el trabajo que presenta Jorge Alberto, que es un recuento de más de 200 artículos divididos en secciones, es oportuno para tener a la mano ese pedazo de historia que rescató entre 2001 y 2007 y que no será necesario ir a las hemerotecas para encontrarlo.

Igual tenemos una charla con Carlos Monsivais, un encuentro con Poniatowska, se habla del primer periodista o la primer biblioteca en Veracruz y de la actividad de los bomberos y encontramos la cultura jarocha con olor a mar, a montaña, a comida, a arqueología y se habla de las manos creadoras. Incluso, hay un poco de Córdoba en este libro.

Felicidades por el libro, esperamos que aquí mismo, haya alguna inquietud periodística que guarde sus apuntes por 10 años, como lo hizo Jorge, para que en una década a futuro tengamos un ejemplo similar.

Mientras, Jorge, esperamos el siguiente.

Gracias

lunes, octubre 07, 2013

Al buen Adrián Zuccolotto...


Por años, Adrián nos permitió ser estrellas fugaces, igual cantando baladas, cumbias, salsas, rancheras y hasta Beatles, repartía los micrófonos sobre las viejas mesas de La Peña de Adán, muchas veces, él mismo era el show a falta de cantantes, muchos lo llamaban Adán por el nombre del bar, otros, la mayoría, Danny... hasta en los peores días, él estaba en su negocio. Un día, Mauricio y yo fuimos por unos tragos una noche llena de neblina, como las muchas que hay en Córdoba, y Adrián estaba dormido, al fondo de su taberna, nos atendió y para suerte del negocio, se llenó para terminar como siempre, cerrando pasaditas de las cuatro, ya con la puerta sin acceso a los nuevos clientes... muchas veces pasó... no había nadie y de repente eso era una muchedumbre reclamando el micro...

De ser el cantinero anfitrión se transformaba en cuate en cosa de dos cervezas, como si conociera a todos desde hace muchos años, tenía lo que se llama "vocación de servicio" y a nadie molestaba que La Peña estuviera casi oscura o que estuviera adornada con botellas de plástico llenas de arena que alguna vez fueron piedritas y que servían como maracas para hacer ruido... es decir, marcar el ritmo, tampoco nos molestaba que estuviera algún adorno de Navidad o fiestas patrias fuera de temporada... seguro que nació más de un romance ahí y se celebraron infinidad de cumpleaños, celebraciones o que ahí se fue a llorar la pena entre alguna de José Alfredo...

Hoy, la nota triste es que Adrián, que por ahí nos había dado la esperanza de volver al negocio, cerró al 100%, guardó sus papeles de la oficina del Registro Civil, desconectó sus dvds, su vetusta consola, sus viejas bocinas y las pantallas descoloridas, tomó toda La Peña de Adán y se las llevó nomás dejándonos muy buenos recuerdos y borracheras... ya debe estar dándole un buen ron a San Pedro y cantando con él "A mi manera", "Caballo viejo" o "Idilio", pieza que sólo él entonaba para darle valentía a las estrellas del momento, de aquellos momentos...

Y luego de una larga búsqueda, Mauricio encontró el tema que le gustaba al buen Danny... y lo agregamos en Karaoke para que nos la cante...