martes, octubre 28, 2008

Para hablar de música

Es un post tardío... y disculpen las blasfemias...

El mes pasado, la revista Rolling Stone sacó, creyéndose autoridad en la materia, una lista de las 100 mejores piezas para guitarra en la historia, quiero suponer que del rock.

El ejercicio resultó interesante, pero me llamó poderosamente la atención de un personaje que si bien no aparece en el listado como solitario por su capacidad para tocar la guitarra, si se roba un buen espacio entre los nombrados.

No es un personaje encumbrado en un grupo, no pertenece a Los Beatles, ni a los Rolling Stones, ni a Led Zepellin ni a Black Sabbath ni a AC/DC, pero participa en seis piezas de las 100 mencionadas.

Eric Clapton.

Lo llaman Dios (disculpa 1), lo llaman Manolenta, lo llaman "oh gran genio de la guitarra, grandes son tus interpretaciones Sunshine of your love, Change the world, Tears in heaven, Bell botton blues y My father's eyes" (las comillas son de mi cosecha).

Clapton tiene esa capacidad para proyectar una fuerza musical en el escenario que pocos pueden presumir. Basta ver el concierto One more car, one more rider de 2001 para presenciar esa virtud del británico.

En el listado, Clapton participa en las siguientes piezas.

En el número 3 de la lista de 100, Crossroads con su grupo Cream. Sus biógrafos registran esta magistral rola cuando Eric Clapton tenía solo 23 años.
Clapton se muestra talentoso de inicio a fin, y por algo la melodía sigue en su set list.
Crossroads - Cream

En el número 7 de la Rolling se filtra una clásica mundial. While my guitar gently weeps de The Beatles. Invitado especial de George Harrison al cuárteto de Liverpool. El músico obedece al título de la melodía inmersa en el legendario The White Album y hace llorar una guitarra inolvidable. Al igual que la anterior, Clapton vive sus 23 años mientras el mundo disfruta 1968.
Conpilation - George Harrison

El cabalístico 13 se lo dan a "Layla", de Derek and the Dominos dos años después. La pieza dedicada a Patti Boyd, quien inspirara también al mismo Harrison, Something, cuadra con el sentimiento "atravesado" de Clapton al haberse enamorado de una casada. El desenvolvimiento de Clapton con la guitarra fluye a un extremo que el puente hacia el piano es perfecto para crear una rola única. (Debía estar más arriba en la lista).
Layla - Eric Clapton

El lugar 23 lo dejan para "Over Under Sideways Down" de los The Yardbirds, ese grupo al que el mismo Clapton renunciara por haber perdido esencia.
Corría el 1966 y Manolenta se junta con Jeff Beck y Jimmy Page. Otro par de monstruos que repiten dos o tres veces en la lista de la Rolling.
Over Under Sideways Down - The Yardbirds

El espacio 42 es la bluserísima "Hideaway" de John Mayall and the Bluesbreakers. Una creación de 1966
Escribe un articulista de la misma revista. "En esta virtuosa interpretación (...) Clapton pone su amplificador al máximo y sus dedos se atomizan".


Hasta el lugar 55 mandan a "White Room", también de Cream en 1968.
Lo que inicia dramático se vuelve musical y ricamente psicodélico. Sigue siendo uno de los caballitos de batalla de Clapton como solista.


Con esos seis hits en el listado, aunque cuestionada, la Rolling Stone encumbra al Dios Clapton (disculpa 2).

Aunque se extrañan piezas para guitarra que deberían estar, y sólo baste mencionar dos de The Beatles. Revolution, I want you o la sección previa a The End de Abbey Road. (Y ya de paso, qué pasó con la plagiadísima My sweet Lord) Y además, en la lista aparece una sola de Queen, ¿pues no la misma Rolling encumbra al guitarrista de la reina Brian May como uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos?

Pero bueno, para eso son los editores, para inventar temas para discutir.

Con todo, el mismo Clapton se lleva al grupo The Beatles con la suma de sus cuatro talentos, y en solitario, porque no hay una pieza de Paul McCartney, John Lennon, Harrison o Ringo Starr.

Ahí queda nuevamente el inexpresivo Clapton y su genial toque en las seis cuerdas, no importa que Sunshine of your love sea motivo para decirles viejitos a los canosos.

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La lista completa de las 100, pueden verla aquí

domingo, octubre 05, 2008

Para el domingo

En la vida profesional, este su globbero de confianza, ha visto infinidad de esfuerzos periodísticos por captar la atención del lector, y por su puesto, vender más ejemplares y publicidad.

En el estado de Veracruz hay un ejemplo de estos.

Como pocas ciudades, la ciudad de Córdoba puede jactarse de tener un diario para respaldarse.

El caso El Mundo de Córdoba merece especial atención, no sólo a nivel nacional, por el producto que da a sus lectores y clientes.

Este domingo, la ciudad amaneció espectante en espera de lo que prometió la campaña de mercadotecnia: un domingo diferente.

Y seguramente la expectación quedó corta.

La idea de tener en la calle una edición completamente diferente a la diaria, es sin duda, acariciada y lograda por pocas empresas editoriales en el país. Quizás alcanzada en alguna medida por diarios como La Jornada, El Universal, Reforma y Excelsior en su nueva etapa.

Lejos quedaron los tiempos de dar los domingos una sección de muñequitos. Hablamos en forma de todo un catálogo de opciones en lectura, cubriendo lo que el mismo diario ya se esforzaba en dar.

De la tecnología a la salud, del esparcimiento a la frivolidad, del análisis a la oportunidad. Así se presentó el primer domingo de octubre El Mundo de Córdoba, y en medida similar sus ediciones de Orizaba y Tehuacán.

Si la cultura de la población está medida en proporción al tamaño, responsabilidad e interés de sus medios, Córdoba tiene en El Mundo, un buen referente de dirección en cuanto a cultura e información.
Tras el esfuerzo... una fiesta laboral

En este punto se lamenta que grandes ciudades y capitales de la república, cuenten con medios desinteresados en los lectores, pero muy preocupados por la declaración del funcionario y la complicidad política.

Es cosa de medios, sí, es cosa de empresa, es cosa de utilidades, pero en el fondo, no hay otro objetivo que tener, a través de las distintas alternativas de periodismo, un lector cautivo, muchos más lectores cautivos que pueden tomar una buena decisión de vida. Desde sacar el paraguas, comprar un auto, tomar un te medicinal hasta elegir a un gobernante.