domingo, agosto 24, 2008

Cada quien su historia

Es curioso como cada quien tiene una historia de acuerdo a su conveniencia. Esto viene a propósito del conteo que hacen los medios estadounidenses de las medallas que se ganaron en los recién terminados Juegos Olímpicos de Beijing.
Arriba, el medallero de la NBC, abajo el de The New York Times.

El triunfalismo de los gringos lo hace parecer una mujer u hombre despechados que, aunque sepa que es su culpa que nadie los quiera, siguen pensando que es culpa de los demás. Así se portan los medios gringos. Saben que perdieron y aún asi, le venden a sus lectores una mentira. No es novedad, así manipularon la información de al menos tres guerras contemporáneas.
Los números de The Washington Post

El triunfo, sin embargo, fue de China, que tuvo un mayor número de medallas de oro, es decir, dominó más disciplinas.
La tabla del sitio oficial de Beijing 2008

El triunfo de China, es mayor.

Se pusieron a la cabeza de muchas cosas, además de las competencias deportivas. Mostraron al mundo tecnología, organización, creatividad y pese al tropezón del inicio que incluyó una niña que no cantó, mucha pólvora. Mucha mucha pólvora.
La BBC y su conteo

Para aquellos obtusos que piensan que lo "comunistoide" va casado con la mugre y lo jipioso, no les queda más que reconocer que desde los países de izquierda, el show puede ser mejor que cualquier Disneylandia. Como nunca, el espectáculo fue mayor.
Google se puso objetivo

Qué Atlanta ni que Los Angeles, que Moscú ni que Sydney. Tanto la apertura como el cierre, fueron sorpresivos, emotivos, espectaculares, medidos.

Adicto a las ceremonias de inicio y fin de eventos como olímpicos y mundiales, este televidente no recuerda ceremonias que no tuvieran un espacio para el aburrimiento.

Los chinos consiguieron una historia constante a la cual no se le pudieron despegar los ojos.

Pobre televisión

Terminó la transmisión televisiva. Esta vez no hubo ganadores de rating. Simplemente no hubo opciones para tomar.

Televisa y TV Azteca jugaron a hacer sus Protagonistas sin consolidar un formato. El formato de José Ramón Fernández lo volvieron a presentar como lo hacía el mismo Joserra, desgastado.

Ridículos, desconocedores, aburridos, sin una pizca de talento. Los peores fueron los de TV Azteca.

Financieramente habrán conseguido su objetivo, pero al televidente le deben mucho. Ya es tiempo de regresar al origen, de desarrollar narradores especializados, en hacer de los Juegos Olímpicos una transmisión deportiva completa, y no amasijos de chistes, modelos vacías y narradores que más que conocedores del tema parece que compiten por decir más tonterías juntas.

Por ahí la libraron los herederos de la vieja guardia, nada que hacer Javier Alarcón y sus comentarios simples, nada que hacer Martinoli y sus vociferabas, nada que hacer Gurwitz, nada que hacer Rosique.

Al televidente, reitero, se le debe mucho. Por algo muchos optaron por la oferta deportiva de TVC.

martes, agosto 19, 2008

Lo que hace una mujer

¿Cómo hacer llorar al hombre más fuerte del mundo?.

El alemán Matthias Steiner debe sentirse orgulloso de su fortaleza.
Es posible que Steiner, que es capaz de levantar en unos segundos 258 kilogramos sea un hombre de acero, que no se quebranta ante las bofetadas que le da su entrenador, los insultos que lo llevan a cargar más peso o ante los golpes de amoniaco para recuperar la estabilidad tras el esfuerzo constante.
Por horas, Steiner se mantuvo bajo una presión constante, pensando en los oponentes, que uno a uno levantaban más y más kilos metálicos en busca de una medalla. Steiner también levantó la barra, la misma que pone en riesgo a tantos hombres y mujeres que se ponen como meta superar sus propios esfuerzos. Steiner estuvo en el borde, gritando leperadas, maldiciendo, haciendo valer su práctica constante de la rutina. Una bestia, dirían algunos.

Y tras alcanzar su meta, se dobló, tiró las pesas y en el escenario, se hincó, se puso a gritar como niño sorprendido por los juguetes de Navidad, abrazó a su entrenador, lo cargó, gritó, fue por un momento el hombre-niño más fuerte y el más feliz de todos.
Había superado uno a uno sus metas, sus esfuerzos.

Nadie habría imaginado que ese hombre que vencía gravedad y cientos de kilos podría desmoronarse, no kilo a kilo, sino lágrima a lágrima.

Al recibir la medalla de oro, Steiner se volvió endeble, tomó un ramo de flores, saludó cortésmente a la asistencia y mostró con orgullo la foto de su esposa, Susann. Ahí, el pesista no contuvo las lágrimas y lloró. Susann podría estar orgullosa también de Steiner si estuviera viva.
Steiner mostró que, sin duda, las emociones son más fuertes que cualquier esfuerzo físico.
Difícil saber si las lágrimas era de gozo o tristeza. Muy por encima del frío metal, el aplauso, la preocupación por el dolor muscular o la envidia de sus contendientes, el atleta tenía en mente a una mujer.

domingo, agosto 17, 2008

Mini comentario

Pregunta a manera de chiste: ¿Cuál es la diferencia entre la violación y hacer el amor?

Siempre que sale a la luz, como moda, el tema de la minifalda, De Tocho no puede ocultar una sonrisa en burla por aquellos hombres que tienen el cerebro muy chiquito y las mujeres que tienen una seguridad muy grande, desbordada, digamos.

El asunto se limita, y se soluciona a esto: vístete como quieras, usa tu cuerpo como quieras, haz de ti lo que quieras, pero no entres en una discusión con doble moral, que terminarás llamándote "licenciada" sin serlo y peor, querrás forzar a un tercero a lo que quién sabe si quiera...

De este modo el tema se puede extender por megabytes, pero no es el caso.

Criticable sin embargo, es la moralina de sacerdotes que ven la paja en el ojo ajeno...

Los sacerdotes parece que evidencian su hambre de sexo al decir, no me provoques, no provoques a mis hombre, provocando, no lujuria, sino risa. De Tocho trabaja en un lugar donde las mujeres gustan de usar minifaldas y escotes y es la fecha en la que no se ha dado una violación, vaya, a veces ni siquiera un comentario soez. Allá quien quiera ver y seguir el juego, conciente e inconciente, a las mujeres que gustan de lucir minis y escotes.

Por otro lado, las mujeres tienen todo el derecho de lucir como se les dé la gana para quien se les dé la gana. En la historia natural, tooooooodos los animales hacemos algo para lucir mejor y atraer al sexo opuesto, o en el caso del humano inteligente y civilizado, de gustarse a sí mismo y a su pareja... ya si en acuerdo, la minifalda y el escote se descarta, adelante, es su acuerdo de tranquilidad, si padres, madres e hijas acuerdan que hay riesgo... adelante, que la calle está llena de humanos no pensantes, y ojo, no sólo hombres que se comen con los ojos a las minifalderas, también hay mujeres que las aprecian...

La Iglesia debería preocuparse de sus pederastas, de sus violadores, de sus arcas llenas de dinero y dejar en paz la conciencia de la gente, que si decide o no seguir sus cánones de fe, ya será otro problema.

Las mujeres que gustan de la minifalda y escotazos, ya será un asunto estrictamente personal el hacerlo. Lo mejor en estos casos es, para el "homo cotidianis", es dejar que hagan lo que quieran y usar ese maravilloso recurso que libra pleitos y guerras: la tolerancia. Y si una chica de mini y escote se los lleva al baile, es otro rollo...

Respondiendo a la pregunta inicial de ¿Cuál es la diferencia entre la violación y hacer el amor?, la respuesta inteligente es: "la paciencia".

sábado, agosto 16, 2008

Un post de carrerita

Asombroso

Usain Bolt corrió los 100 metros planos como si fuera al parque, como si paseara, como si no fuera trascendente conseguir ser el hombre más rápido del planeta, sabiendo que automáticamente tiene un mar de anunciantes con millones de dólares para dárselos a cambio de fotografiarse con decenas de productos.
Impactante

Usain Bolt despega del centímetro cero como un resorte, con otros ocho mortales de menor talla, y vaya expresión para menospreciar atletas que consiguen los 100 metros en menos de 9.90 segundos. Al lado de Bolt son nada. La zancada de Bolt está fuera de los cánones del atletismo, de pies a cabeza el corredor mide 1.96 metros, pero despega como si la competencia fuera de un compacto Fórmula 1 dejando atrás a un montón de escuderías estadunidenses y trinitarias.
Increíble

Metro a metro se despega, la escena clásica de la competencia deportiva ahora transcurre más relampagueante que nunca, antes parecía una eternidad y hoy, literalmente es más breve, pero en función de la percepción del tiempo fue nada, la competencia no se aprecia ni en repetición, tiene que hacer su aparición el slow motion para disfrutar de ese espectáculo humano, de ese nuevo circo de hombre y mujeres extraordinarios. Bolt llega al metro 80 y ya hay un metro, dos, tres de diferencia entre el grupo atrás que sigue compacto.
Soberbio

Sabedor de la distancia de sus oponentes, Bolt presume, aun no llega al metro número 100 y ya celebra, se golpea el pecho como un macho dominante en su selva de tartán, la gente lo aclama, la presunción lo invade, como en todas las historias del hombre se vuelve Dios, nadie consigue lo que él, pasa la línea final y a la historia de manera automática, cientos de comentaristas difunden la noticia al mundo como los nuevos rapsodas, no de Grecia, sino de China, son los nuevos Marco Polo no con telas y especias, sino con la noticia de que encontraron un hombre increíble. La Babel es plena, pero la noticia es una sola.
Grande

Bolt festeja, hace un ademán al cielo, besa a todos, adora a una bandera que todos relacionan con el reggae y los cocos a la orilla del mar, baila, corre ya sin registros de por medio, un mar de fotógrafos lo siguen, nadie recuerda a Jesse Owen, Carl Lewis, Ben Johnson, Maurice Greene, Asafa Powell y otros showmen olímpicos. Es el Bolt Time, y su tiempo sólo fue de 9.69 segundos, es el hombre más rápido del mundo, es el dios de las pistas. Es un corredor soberbio.

miércoles, agosto 13, 2008

Amo el manos libres, odio el manos libres


El 'manos libres' sin duda es un accesorio adorado por muchos.

Sea Motorola, Nokia, Sony Ericsson o Pantech, el adminículo permite realizar 50 mil operaciones por encima de la complicada estructura de los celulares y su difícil maniobrabilidad entre el cuello y la cabeza.

De un tiempo a la fecha, debo admitir que el accesorio es fundamental para atender, trabajar, explicar a los presentes, comer, ver TV y distraerme sin dejar el contacto telefónico.

Lo admito también, la tecnología me llegó tarde para este accesorio hoy indispensable.

Pero, ¿quién lo diseñó de esta forma?, ¿quién eligió los materiales para ese cableado?, ¿quién diablos le puso a los auriculares forma de gancho?, ¿qué utilidad falaz le pusieron a ese extremo más corto que el otro?...

Es una tarea de locos pretender recuperar pronto su forma aun cuando se haya quedado extendido. Es de locos contestar a la novia, a los compañeros de trabajo, a las personas equivocadas sin comenzar a pelear con el, en ese momento, no tan amado aparatejo. Es labor de gato con madejas de estambre.

En esta mezcla de sentimientos por el audífono-micrófono, sólo queda resumir lo del titular del post. Amo el manos libres, odio el manos libres.