martes, septiembre 04, 2007

Acompañe este post con música de José José

Tocándose temas como el "amor", De Tocho advierte que puede ser radical.

A De Tocho le importa poco compartir opiniones sobre aspectos 100% subjetivos involucrados con las relaciones interpersonales, más bien aborda temas masivos, la televisión, el abuso de los farsantes, la política, la memoria social, etc.

Sin embargo, leyendo un dato perdido en internet, consideró echar un poquito de sal al hiriente tema de las separaciones de las parejas.

De Tocho leyó con cierta curiosidad la siguiente nota de hace dos años: "El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (inegi) informó con datos del año 2002 que México registra una caída del 7.3 por ciento en el número de matrimonios, y un ascenso del 4.7 por ciento en el número de divorcios", además que "30 de cada cien parejas que contraen matrimonio se divorcian debido a la falta de tolerancia y de comunicación, según la investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM, Emilia Lucio".

De Tocho reflexiona. Cómo una persona convencida puede plasmar su firma en un contrato donde sugiere "querer y amar", pero también, tiempo después, puede firmar otro documento para "desquerer y desamar". De Tocho se va para atrás como Condorito y se oye un ¡plop!.

Como el "Pensador" de Augusto Rodín, sólo que vestido, De Tocho mira lontananza y suspira un tanto turbado, curioso, un poco molesto, quizás encabronado, sí, digamos emputado para decir con los brazos levantados "¡¡¿¿qué madres les pasa??!!".

De Tocho ha visto decenas de ejemplos de personas que tienen esa experiencia, no sabe si vaporosa, suave o extradura de separarse. Los ve nostálgicos, los ve sufrir o destramparse sin darse cuenta que en el mayor de los casos, pagan terceros, los hijos, el resto de la familia e incluso, amigos que resultan confidentes del presunto "sufrimiento" de esa gente que rompió su vida marital. Ahí andan tristeando algo que ¡ellos se lo buscaron!... basicamente por peleoneros, porque solo en la pelea pudieron romper.

De Tocho, jactándose de ecuánime y tropical, piensa, por qué tanto desmadre en ese aspecto, convencidos que es un asunto de conciencia, cómo es posible que 6 personas de cada 20, tengan necesidad de pelearse de dos en dos y terminarse gritándose que se odian, que son escoria y blablablás desgastantes que humillan al género humano al no controlar las emociones. ¿No pudieron en lugar de hacer la guerra, hacer la paz o el amor?

De Tocho no tiene una solución a la mano para decirle a las futuras 30 parejas de 100 que se van a casar para separarse después que ¡aguas!, eso de vivir en pareja no es fácil, que hay que comer muchos sapos antes de decidirlo por varias razones. Si la decisión es "sí", es porque: la o lo vas a querer aunque le apesten las patas, lo vas o la vas a querer aunque se olvide de tu cumpleaños, la vas o lo vas a querer aunque no cocine ni un huevo, lo o la vas a querer aunque se le caiga el cabello, se pongan verdes o le salgan granos raros en la cara. De Tocho ve claramente un asunto de conciencia, un asunto 100% íntimo que incluso, deja fuera a la pareja misma. El ejemplo es... "yo decido querer y como querer... ¿puedes ver ese espacio que sólo a mi me corresponde?... ¿podrías respetar mi conciencia para saber cuánto te aprecio, quiero o amo?".... basta, siguiente párrafo...

La naturaleza humana no llegó con documentos y de aquí el rechazo de De Tocho a todo lo que huela a leguleyo, instituciones o recomendaciones masivas de manuales de honor y pfz pfz cosas de ese tipo moral... guácala. Incluso, reacio a los dioses de inspiración humana, De Tocho les echa en cara a todos esos que se separan, argumentos que están ahi, en esa biblia que iba de por medio cuando se casaron y que escribieron los hombres (ja, Jesús ni se casó, dónde diablos dice que hay que "consagrar" o firmar un documento) ¡y se casaron por la iglesia, coño!.

Por eso, cuando hay estadísticas tan, asombrosamente extrañas e ilógicas como ese 30%, De Tocho no tiene otra más que levantar una ceja, pésele a quien le pese y refunfuñar por tanto sufrimiento innecesario de esa clase de gente que tiene la misma naturaleza de la que hace la guerra en el mundo. Es la gente que no sabe negociar, es la gente que no sabe tolerar, es la gente que tiene por un tiempo, naturaleza de víctima o victimario, que prefieren el grito a olvidar el mal rato o disculpar... Que la va a seguir habiendo, pues sí, también es naturaleza y siempre va a haber uno que pide más o da menos.

Pero De Tocho no es ingenuo, sabe que le una separación le puede pasar a cualquiera y piensa también en que si hay algo valioso en los humanos es su capacidad para subsistir solo o acompañado. Desde los tiempos púberes, echado en una azotea y sintiendo ese miedo de caerse al vacío del Cosmos, De Tocho reflexionaba sobre la soledad e independencia de la gente, y que tomarle afecto a alguien, quererlo o su equivalente en la escala de las personas, amarlo, era algo complicadísimo y en el fondo, como dicen los depresivos, cruel. Hasta con las mascotas ocurre, quieres a un perro por 8 años y se te muere justo cuando lo querías más (¿te mueres tú primero o me muero yo, qué prefieres?).

Con una idea en la cabeza, justo para rematarla a gol, De Tocho piensa que el paso de las separación es inútil, más aún cuando fue firmado, pero también cree que, para qué tanto brinco estando el suelo parejo, si es preciso sugerirle a esa gente que no es para tanto, es porque no es para tanto.

La separaciones son como las muertes, lloras un dia o dos y San Seacabó, no se puede llorar más (creo que llorar más de 3 días seguido es un drama armado por Valentín Pimstein, más si aun tienes a la susodicha o susodicho a tu lado), pero también como las muertes, es cosa de apechugar y saber que no se le volverá a ver a la cara, no se volverá a oler ese asqueroso tufo de patas, que era una o un hijo de la chingada ingrato, olvidadizo, patán o patana, un mierda, un desleal y blablablás, y que, pese a los buenos ratos, la sonrisa amable, los guiños y esa voz inconfundible que igual es cariñosa, que eructa o que dice "pendeja" o "pendejo", no se volverán a ver o escuchar más. Que después del rompimiento, ya no hay más, no le hagan al tonto.

Para esa gente que se separa, 30% de los casados oficialmente, pese a la molestia que le causa a De Tocho, no hagan tantas olas, vayan hijos con rumbo de la goma, que no se trata de batallar tanto, la vida no es para eso, no es tan seria en sus cosas diría Rulfo...

Que bonito post, debería tomar estos temas más seguido...

... y....