Llega, se va, y Veracruz igual
El gobernador saliente del estado de Veracruz es de esas viejas especies de políticos que no entienden que ya no se trabaja por su partido, ni por los intereses personales , sino por la gente.
En su discurso sobre la situación financiera del estado, lo evidencia.
Miguel Alemán Velazco sigue considerando una virtud el dejar herederos políticos, hace aspavientos, reta, presume el poder, sabe que todo lo tiene en orden, sus cosas, porque el rico estado de Veracruz, sigue siendo, inconcebiblemente, uno de los estados con más retraso en varios sentidos.
Lo dice desde la Casa Veracruz, de frente a los medios con un emblema tras de él que simula, para la grandeza exclusiva del político, el templete desde donde habla el presidente de Estados Unidos. Su intención, se dice en las calles, es odiosa.
Alemán, en la llamada "Casa Veracruz"
Pero con el tiempo que queda, demuestra la vieja guardia, frustrado porque no seguirá los pasos de Bush.
Descaradamente habla del poder habitual en los priistas, de la manipulación a los legisladores, no oculta su autoritarismo "soy el gobernador y el que decide", dijo en la conferencia a los medios.
Evidencia su temor y reta ante posibles denuncias, que no estará solo, "tendré gobernador, diputados. Le pediré a mi partido que me defienda".
Se siente seguro con el poder legislativo a su servicio, ante la solicitud de un préstamo dice: "si tengo la mayoría en el Congreso sería un menso si no pido ahorita el préstamo, porque la Federación no quiere pagar y si no pido el crédito ahora quizá en el próximo Congreso no hay suficiente mayoría".
Hace apologías sin sentido, que nada tienen que ver con la democracia y la capacidad: "si uno es capitán de un barco o avión y le hace caso a los pasajeros se mata. Como líder uno debe hacer llegar a la gente de manera fácil y segura".
Alemán, dice, que deja el estado como uno de los estados con mayor futuro inmediato, y eso es cierto, lo deja tal cual estaba hace seis años, como hace 12, como hace 18, con la misma pobreza de siempre, con cifras cercanas al 70 por ciento de pobreza (según datos de la columna Asimetrías, de Fausto Fernánde Ponte), además que hereda una inestabilidad política, incluso dentro de su partido.
Hijo de un presidente de la república, incrustado en los altos niveles empresariales, difícilmente puede evaluar la pobreza.
Aun así, en tono de burla dice: "dejamos un Veracruz de primer mundo".
Gobierno del estado de Veracruz
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