sábado, septiembre 20, 2025

Cosas que a nadie le importan... El sismo del 85

En su triste sección "Cosas que nadie le importan" hoy presentamos: Qué hice y cómo me sentí hace 40 años.

Ese jueves era como todos los jueves, me había bañado, me había puesto mi pantalón azul marino, una playera con un escudo de la prepa porque teníamos educación física, una camisa blanca muy blanca encima y abajo, tenis beige con franjas vino, no diré la marca alemana.


Salí a la calle, pasé rápido frente a la casa de doña Jose porque su perro, el Pituco parece que identificaba mi perfume y siempre salía agresivo mostrando los dientes mientras yo lo enfrentaba valiente poniendo entre los dos mi portafolios de piel vinílica marca Samsonite (
Ahora que lo reflexiono, no sé si se llamaba Pituco por el personaje infantil que se hacía llamar Pituka en Chiquilladas -popular por esos días- o por una divertida equivocación lingüística derivada de "pitufo", también muy populares y terribles en forma de peluche).

Pasó el trámite canino y continué a esa hora de las 06:30 AM mientras todo comenzaba a iluminarse con un ligero ambiente neblinoso anunciando en día con bastante calor, más menos 35 grados celsius.

Las primeras horas fueron de lo más ordinarias para un grupo de chavos latosos que se divierten diciendo muchas tonterías.

Alrededor de las 10 de la mañana, por algún motivo quedamos sin clases y varios compañeros nos dispusimos a ir al mercado a buscar un uniforme para un torneo interno de fut dentro de la prepa. Comenzamos a recorrer negocios deportivos que por aquel año en Poza Rica no eran tan comunes y en la búsqueda en los pasillos, algunos limpios y otros francamente asquerosos, había algo en común: las escasas televisiones portátiles que veía eran rodeadas por la gente.

No pude evitar detenerme mientras los demás compañeros siguieron en su búsqueda del uniforme. ¿Qué pasó señor? le pregunté a un vendedor dentro de un negocio de sombreros y me contestó: un sismo destruyó la Ciudad de México". La respuesta fue tan impactante como ver un titular de periódico anunciando exactamente eso, pero bien cabeceado en tres columnas, tres pisos:

 Destruye terremoto la ciudad

O una cabeza tipo Alarma! o La Prensa, en rojo y con admiraciones:

 

¡Terrible!  

Dije "gracias" y me retiré a seguir a mis compañeros. ¿Cómo era posible que un terremoto pudiera acabar con una ciudad de más de 15 millones de habitantes? Para confirmarlo le pregunté a una señora que vendía lonas, tapetes, bolsas de hilo y otros productos relacionados con los plásticos.

Y me dijo lo mismo, con una mano en la mejilla: "se acabó el DF por un terremoto", quizás por un asunto de vocación instintiva a mí ya no me interesaba mucho el tema del uniforme para el equipo sino el saber qué estaba pasando y seguí buscando televisiones prendidas que tampoco eran tantas, y las que encontraba, ya las imaginarán, receptores pequeños blanco y negro de 15 pulgadas portátiles que tenían señal abierta.

Me compre una cajita de dos pastillas Chiclets de menta a un señor que estaba forrando las varillas de una silla metálica y viendo la TV. Me puse en modo metiche mientras me recargaba en un pilar de concreto:

- "Pero no están pasando imágenes", le dije.

- Es que solamente están leyendo llamadas telefónicas del público porque no hay Canal 2 y sólo podemos ver el 13 pero no hay imágenes, sólo están leyendo mensajes".

Era cierto, no me había dado cuenta que en todos los casos sólo estaban pasando la imagen de Pedro Ferriz Santacruz y Adriana Pérez Cañedo en Imevisión.

 

Yo, en ese entonces muy fan de la TV, se me cayó la quijada. ¿Cómo era posible que el Canal 2, de la poderosa cadena Televisa del hombre más rico de México no pudiera estar transmitiendo en ese momento uno de sus noticiarios más influyentes del país? "Hoy Mismo", que era el albergue de todas las amas de casa que habían llevado a los niños a la escuela y que se acompañaban por Guillermo Ochoa, Lourdes Guerrero, Juan Dosal y Juan Carlos Iracheta.

Pues no, el único canal visible era el 13, con el cejón de los ovnis que de niño había modelado con cal y arena el cráter lunar Copérnico en el patio de su casa de Piedras Negras. Ni siquiera el 4 o 5, que en la región sólo se veían por la tarde.

No supe en ese momento que el line up de Hoy Mismo había cambiado y con ello, Lourdes Guerrero pasaría a la posteridad por su icónica imagen a cuadro en sustitución de Ochoa diciendo "Está temblando un poquitito, no se asusten, vamos a quedarnos, le doy la hora siete de la mañana ¡Ah Chihuahua! Siete de la mañana con 19 minutos 42 segundos tiempo del Centro de México".

 

Hoy no hay documental sobre sismos que se jacte de ser documental si no lleva esa imagen de Lourdes sonriendo amablemente y aún tranquilizando al televidente capitalino "Sigue temblando un poquitito pero, pues vamos a tomarlo con gran tranquilidad" y apenas vimos a Juan Dosal retirándose el lavalier mientras una gran pantalla de lámpara se balanceaba, la pantalla perdía estabilidad y se iba "a negros" como se dice en el argot del video.

Hoy sabemos que ese estudio no se cayó, sobrevivieron los presentadores, incluída María Victoria Llamas, pero, la central de noticias del canal y otras áreas sí y ahí murieron decenas de trabajadores de Televisa. 

Regresando al mercado, perdí a mis compañeros, ellos siguieron en la búsqueda del uniforme para el equipo, finalmente ellos traían la lista con tallas, la coperacha ya estaba hecha y si faltaba, ellos ponían. 

Ya en casa pasado el mediodía de aquel jueves finalmente se comenzó a ver más claro el ambiente como si se disiparara una nube de polvo de desinformación y comenzó a verse y a causar preocupación también porque tenía familia en la Ciudad de México que días más tarde supimos que estaba sana y salva y que tampoco se había destruido la ciudad.

Quien siempre estuvo muy informada de la situación fue mi mamá que tenía la costumbre de escuchar una señal de radio que para estar tan lejana se oía bastante bien y ese era el programa de Héctor Martínez Serrano. un hombre con una voz amable muy elegante que platicaba de todo, no era periodista evidentemente, era un excelente locutor pero sabía comunicar con un lenguaje claro lo que ocurría y él fue el enlace entre el cuerpo de reporteros de Televisa Radio con el público.

Fue justamente en la frecuencia de los 900 que llegó la llamada de Jacobo Zabludovsky para informar qué estaba pasando en la zona destruida. Llamada inusual desde su auto Mercedes ya que la los teléfonos celulares no existían, era un lujo extraordinario que dio servicio a la comunicación.

Hoy ese documento es muy valioso con todo y lo que significa Jacobo para los medios nacionales. pero en radio y en el audio que quedó en los archivos se puede escuchar el drama y la lamentable historia que dejó el sismo de aquel 19 de septiembre de 1985.

La TV suspendió su programación habitual y la vida siguió en México a pesar del sismo de 8.1 de ese jueves y de la réplica de más de 7.5 que sacudió en la tarde-noche del día siguiente y que recuerdo haberlo escuchado "en vivo" mientras oía el 730 de la XEX "Radio Festival", también por ese entonces propiedad de Televisa. 

Hoy todos recuerdan la principal víctima de la sacudida, que por su peso demográfico y visual lo fue, la Ciudad de México, pero pocos lo hacen con la franja dañada que sufrió también los estragos y que se distribuyó en Colima, Jalisco, Michoacán y Guerrero donde se reportaron más de 500 muertos. Y en general, quién sabe cuántas víctimas serían, 30 mil... 300 mil... nunca se va a saber.

Sobre los uniformes. sí, al final los compañeros encontraron unos muy baratos, pero horribles, unas playeras de tela pegajosa, caliente de color verde con ligeras manchas un tanto amarillas que yo odie, pero que a los demás les gustó. Aún recuerdo que al salir a la cancha no nos bajaron de Los Nopales y como ocurre siempre con estas historias, nos eliminaron en el primer juego porque nos quedamos sin portero ya que en un arranque de berrinche agarró sus cosas en el segundo gol y se fue, pero esa, esa ya es otra historia.

Ya, tan tan.

martes, enero 16, 2024

Cosas que a nadie le importan... ¿Qué onda con José Agustín?

Hoy, en su gustada sección "Cosas que a nadie le importan", presentamos "Qué mala onda que se muera gente que antes no se moría": de chavo, por ahí de los 10 u 11 años, curioseando en los útiles de un primo secundariano encontré un libro bastante choncho que tenía descansos y nombres desconocidos para mí, Baldomero Lillo, La Gallina Degollada, Macario, Juan José Arreola, etc etc... y un título atrapó mi atención "Cuál es la onda"... quizás porque me hablaba en un lenguaje chabacano sin complicaciones ni rebusques, me enganché y lo leí... era la historia de una bella chica que se creía fea y un baterista... el texto había sido escrito por un cuate que


le gustaban los juegos de palabras y oh, palabrotas... nunca las había visto en un libro, cuándo se había visto eso porque a mi edad lo único que conocía era Aquel caracol y salpicaduras de Juan José Tablada, Gabriela Mistral, Julio Cortázar, entre otros y canciones populares mexicanas que leía en los libros de lectura de la SEP... ¿¡What!? ¡La palabra seno! ¿El baterista le agarró un seno a la niña del cuento?... y esto de Mabelle ¿Es por Los Bitles?.... el choncho libro no era otro que el Cuento Hispanoamericano de Seymour Menton que no era otra cosa que un compendio... del cuento hispanoamericano.

Además de la temática que me había atrapado, el autor de "Cuál es la onda" tenía así como nombre compuesto de cantante pop tipo Juan Gabriel, Roberto Carlos o Manuel Alejandro... su nombre, José Agustín, sin duda me enamoré de Requelle Mabelle en el cuentote y leí más... muchos años después de haber descubierto el hielo, adelantando el reloj como dos décadas y trabajando como reportero/editor de un suplemento cultural, me asignaron a buscar una entrevista con el Juan Gabriel de la literatura, el mismisísímo José Agustín, que tenía una conferencia en un teatro de una ciudad de cuyo nombre me acuerdo perfectamente.

Corrí al escenario de la cita donde me dijeron que el susodicho escritor y fumador no estaba, que se había ido a los portales de Córdoba (¿Vieron que sí me acordé del nombre de la ciudad?) y como el recinto estaba a media cuadra caminé y solitario, echando humo y aspirando vapor de café estaba José Agustín, viendo a la nada y disfrutando de la tarde por ahí de las 5 pasado meridiano.

 Yo, más directo que el tramo de la Línea 2 del Metro entre las estaciones San Antonio Abad a Pino Suárez y con menos tacto que un trabajador de rastro le dije "Señor José Agustín ¿Me permite entrevistarlo?". Contrario a lo que cualquiera pudiera responder como un "tú qué, quién eres, no me estés molestando chavo o sáquese perro", no qué va, extendió la mano en señal de "chenche no canche", me saludó con la misma y me dijo "Qué bueno, porque me estaba aburriendo"... después platicamos largo y tendido porque le habían aplazado la conferencia y no le habían avisado así pasó la tarde y las penumbras asomaron por esos portales históricos... 

El caso del ocaso es que el autor de aquel cuento que había atrapado mi atención 20 años atrás no solo era generoso con las letras sino con la gente, su amplia sonrisa se llenaba de humo y disfrutaba de su propia plática, tendría que regresar a la hemeroteca para recordar un poco por dónde transcurrió la entrevista, pero sí recuerdo que me habló de la evolución de la literatura y la libertad... y de que el mundo se iba a acabar en 2024... no, esto último lo inventé...


José Agustín era el mismo cuate de esos libros de los que hasta salían colores y olor a petate quemado, el mismo que era bastante desenfadado al salir en TV y hablar de música, libros y el acontecer del país...  el mismo que revisaba las décadas de un México que padecía de sus gobiernos... ya habían pasado muchos años de que el autor se había vuelto referencia y quizás sí lo sabía y hasta se había vuelto un cliché en la historia literaria de Latinoamérica... 

Terminando la chamba/diversión acudí a la plática colectiva de la que ya no recuerdo nada y terminé la jornada con el deber cumplido... luego escribí a dos planas para ese suplemento cultural... y lo que son las cosa, no hubo selfies porque no había teléfonos inteligentes y los que existían aún no aprendían a fotografiar.

Ahora pienso que antes de hoy, lo leí hasta La Tumba y recuerdo qué buena onda fue ese autor de 'Cuál es la onda' y qué mala onda que se haya muerto.. me sacó de onda"... ya tantán... Descansa en paz José Agustín.

lunes, diciembre 25, 2023

Cosas que a nadie le importan: tarjetitas navideñas

Por estos días, pero antes de que llegaran las posadas, hacia mi aún cercana infancia (si consideramos la cronología del hombre) y primeros rubores juveniles, los mercados se llenaban de colores y ruidos, se inundaban de sabores y aún, al menos en los estados, el comercio no estaba acaparado por los supermercados y sus superpoderes, el centro de las necesidades "despensales" era la Carnicería La Estrella, Miscelánea Las Flores, Verdulería y Frutería Doña Lupe, Sombreros Mi Ranchito y Quesería Don Rutilo, entre otras (los negocios pueden variar de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad)... pero, para los imberbes como yo, había un negocio que se volvía el blanco de atracción porque me permitiría transmitir ciertas emociones y deseos y ese negocio solía ser la papelería, que en mi caso era en cosas llamadas Campos (que se caracterizaba por ser hipercarera) o la Cirsa... 

Hay que poner en contexto que por los años 70s y 80s, la tarjetería no era cosa comercial sino más bien una costumbre elitista que se concentraba en las imprentas ya que las tarjetas de XV, bodas o bautizos se personalizaban (aún) y las que podían venderse comercialmente eran muy caras, básicamente porque no había costumbres arraigadas de mandar tarjetas por ejemplo de Día del Amor, salvo que hubiera un compromiso, lo que sí estaba muy arraigado era el envío de postales, pero eso merece otro post… 

Regresando a los tiempos preposaderos, era ese momento que las papelerías abrían un pequeño espacio para venderlas en masa. Y ahí sí, había muchas y de diversos tipos aunque casi siempre muy repetidas, grandes y elegantes con sobres bordados en dorado o plateado, con relieves, con diamantina, etc... pero los chavos que teníamos un amplio espectro social y una lista mínima de 50 compañeros de salón nuestra opción era unas pequeñas tarjetitas que apenas tenían el tamaño de una caja de cerillos o "fóforos" como dicen los españoles.

 Las tarjetas eran ridículas pero cumplían con el fin... una portadita con una imagen navideña, con algún nacimiento, una virgen cargando a un bebé, una noche con estrella iluminando a tres beduinos, un pinito navideño, algún intento de paisaje nevado o hasta un Santa Claus, que por mis latitudes nunca fue bien visto.

Dentro de la tarjeta, el vacío total, excepto por dos conjunciones escritas de la siguiente manera.

 

DE______________

PARA____________ 

 

Las rayitas venían incluídas.

Como en esos tiempos no había becas del Bienestar nos teníamos que conformar con robarle unas monedas a nuestros padres o de plano hacer un esfuerzo supremo y morderle a nuestro presupuesto de los pasajes.

Así, con nuestras 10 tarjetitas “deapeso” venía la parte difícil, elegir los nombres a quienes se les entregarían… qué labor… casi todo quedaba en el encantador círculo que habíamos consolidado en un círculo candoroso de amistades limpias y puras que sólo compartían pláticas del futuro, intimidades ruborizadas sobre los incipientes romances, filosofías juveniles y muchísimas ideas estúpidas e inmaduras que terminaban en carcajadas por montones.

Cuántas tarjetitas de esas habré regalado, cuántas habrán terminado colgadas de un pinito, ah porque esas tarjetitas invariablemente tenían un pequeño hilo atado al borde… ¿Cuántas estarán quizás guardadas?… ¿Alguien habrá guardado alguna de mis tarjetas? (Escuchar aquí la música introductoria de "La Dimensión Desconocida")

De mi parte, recibir una tarjeta en primaria o secundaria era todo un elogio, sin importar quién la entregaba, era un poco como las cartas de los adultos… siempre decían tanto, revalorizaban a las personas aunque eso quedaba sólo como un concepto personal casi siempre equivocado.

 El caso es que esas tarjetitas siempre eran un preámbulo de una feliz Navidad, y más cuando además de resolver el cuestionario “De, Para”, venía un extra del tipo “Que pases muy bonita Navidad, Que tengas feliz Navidad con toda tu familia, Feliz Navidad para toda tu familia” o un simple “¡Felicidades!”. Qué tiempos... a propósito, ¡Feliz Navidad!… ya tantán.

viernes, noviembre 03, 2023

La última de Los Beatles...

 Acabo de escuchar un par de veces Now and then de The Beatles… apagué todo y me puse a escribir…

Es una buena pieza, para la multiplicada promoción que se le dio (como era de esperarse), cumple con el propósito, me gusta, pero tengo muchos peros…

No la sentí una canción 100% beatle, de hecho, creo que quedó muy lejos del 98% que alcanzaron a ser los últimos dos esfuerzos que se hicieron en 1994/95 con Free as a bird y Real Love


Creo, pese a tener toda la marca de la manzana, que es una fracción 65 a 70% beatle.

Now and then no me acercó en nada a las emociones que me despertó Real Love que tiene todo el encanto beatle de los 60s.

Pero no se crea que desestimo todo el esfuerzo que hicieron, todo el talento del gran Peter Jackson, las maniobras del genial Jeff Lynne, lo que habrá hecho Ringo, sin duda lo que habrá aportado musicalmente Paul y quizás los hijos de John y George.

No, me pesa escuchar Now and then porque es una despedida, la última de las últimas despedidas, además muy forzada, sobretodo por la ausencia de George. Esta vez no fue simplemente la ausencia de John que “se fue a tomar un café” y había dejado su parte grabada.

No, George simplemente no participó en la pieza ya que toda la guitarra del Quiet Beatle es pedacería de los kilómetros de cinta que guardan del cuarteto, el documental de Jackson lo explica.

Ante esa ausencia y el paso del tiempo, me hace pensar en un bye forever… un adiós ya definitivo, porque también la biología cuenta y si repasamos a todos los protagonistas de la historia Beatle, nos daremos cuenta que todos están desapareciendo… ahí tenemos la lista desde hace varios años. Epstein, Preston, Shankar, Aspinall, Sheridan, Martin, Lennon, Harrison y otros tantos nombres que estuvieron ligados al grupo. Y Paul y Ringo ya difícilmente podrían cargar con el 50% del peso de otra rola más de The Beatles, no presagio nada, es biología.

La otra perdida de encanto obviamente tiene que ver con la participación de la inteligencia artificial, que si bien por un lado nos permite el rescate de un viejo cassette para convertirlo en alta fidelidad con voces de muertos, me hacen pensar un poco en los dinosaurios de Jurassic Park cuyo ADN fue rellenado con la genética de las ranas.

Y qué ironía, cuando en 2003 salió el LP Let it be… naked, McCartney argumentó que lo liberó de toda la carga electrónica que le aplicó Phil Spector (también fallecido) y hoy Paul es el más entusiasta del uso de los avances tecnológicos.

Musicalmente Now and then no me impacta, me sorprende un poco de repente escuchar esos entornos armónicos y orquestales de A day in the life. I am the Walrus, Because o Let it be así como los coros también digitalizados de las ya cansadas voces de Paul y Ringo. Pero, de no ser porque sabía que todo era “beatle”, quizás la pieza sería una balada más, muy popera para mi gusto, pero también hay que entender que nació en 1977.


El inicio me parece muy Paul… la parte central sí suena a Beatles y las frases, evidentemente son muy de esa suavidad repetitiva de las piezas lentas de Lennon.

Parece un poco la prolongación de Here today de McCartney que le dedicó a John  en el 82, mucho más literaria que Now and then… incluso creo que podría ser la precuela.

Por eso no siento Now and then como una canción completa del cuarteto, es una buena balada, aunque plana, es un gran esfuerzo musical de Apple y de los interesados que giran en la órbita empresarial beatle.


Sí escucho una buena rola de John Lennon… y también escucho una pieza que podría estar integrada en alguno de los exitosos LPs de Paul McCartney, incluso, sería un gran éxito de solista de George o Ringo… pero no termino por escuchar una pieza homogénea del cuarteto de Liverpool.

Quizás no la he escuchado lo suficiente, quizás me aventé como El Borras a escribir irresponsablemente queriendo evitar la emoción de la nostalgia por saber que es una despedida y de ver como Los Beatles simplemente ya están pasando a ser un recuerdo para los “viejitos”… 


En este blog se ha escrito mucho de Los Beatles:

Neil Aspinall, el otro quinto beatle

John, George. Paul, Ringo, Epstein y Martin...

The Beatles para casi todos... 

Los hijos de... John, George, Paul y Ringo

En 1960 se llamaban The Quarrymen

García Márquez y Los Beatles

Los Beatles en Springfield

Puré de manzanas

Una noche beatlera de regalo...

Lluvia de luces para McCartney (Crónica del concierto en El Foro Sol en 2010)

Paul, el doctor Suavecito

"Esta noche, John Lennon fue balaceado..."

Para hablar de música, Los Beatles en las 100 de Rolling Stone

Paul, para la historia (Crónica de McCartney en el Zócalo en 2012)

Lennon, no es el único...

¿Será la edad? ¿Paul candando rap?

Noche mágica (Crónica del concierto de Paul en el Palacio de los Deportes en 2002)

Recordando a Lennon a 28 años de su muerte

Veinte para Hacienda, uno para mí







domingo, mayo 21, 2023

El 20 de ma'o cubano...

La historia de otros lados de repente puede llegar por las vías menos oficiales, es el caso de la cubana. Ojo, lo siguiente es breve y revisado muy superficialmente.

Para quienes han escuchado La Tremenda Corte, oír la fecha 20 de Mayo parece que es cosa de cualquier fecha, pero acarreaba hasta 1958 un significado intenso que la misma historia que “los ganadores” se encargaron de cambiar.

En esas emisiones radiales se elogiaba a la fecha por ser la que marcaba la Independencia de Cuba, era, lo diría el Señor Juez a Tres Patines, una "Fiesta Nacional", aunque al preguntarle si sabía lo que era el "20", José Candelario le contestó "gato fino" en referencia al juego ilegal de "la bolita". Rudecindo también recuerda la fecha con la mención aplatanada de "el 20 de ma'o".
La bandera cubana finalmente izada en El Morro para marcar el inicio de la independencia de Cuba.

Pero, regresando a este pasaje superficial de la historia, esa fecha marcaba el inicio de Cuba como República, nacía un gobierno libre, en ese entonces, 1902, en manos de Luis Estrada Palma.

Cuba, había sufrido de intervenciones que la tuvieron siempre en la palestra como un territorio ambicionado por su posición estratégica, su riqueza y potencial turístico. Había sufrido invasiones de piratas, también de fuerzas británicas, francesas y hasta haitianas, pero la dominante fue la española, que cubrió con sus colonia a casi todo el continente americano.

Así, habían pasado hasta ese 1902 cuando gracias a la siempre condicionada ayuda de los Estados Unidos, finalmente llegó la “independencia”, pese a la manipulación que les permitió a Washington una presencia legal y física en la Isla. Prueba de ese abuso fue la retención, a la fecha, de la esquina Oriente de Guantánamo, hoy base militar de los estadounidenses.
Arrío de la bandera estadounidense el 20 de Mayo de 1902.


El caso es que eso les permitió que en 1898 las cosa comenzaran a cambiar y que cuatro años de intervención estadounidense y tres décadas de lucha insurgente contra el Gobierno colonial de España el 20 de mayo de 1902 Cuba pudiera hablar de libertad, con todo y algo llamado Enmienda Platt, que era precisamente esa garantías que exigía Washington.

En esa fecha ondeó la bandera cubana sola en el Castillo del Morro de La Habana y el país inauguró un Gobierno al mando de Luis Estrada Palma y estrenó un Congreso independiente. El Morro, que es una referencia regular también en La Tremenda Corte.

La fecha de la independencia se ganó el reconocimiento popular, una calle y el recordatorio de que la libertad es posible.
Luis Estrada Palma, primer Presidente de Cuba.

En los programas de La Tremenda Corte se escucha siempre festivo el recordatorio del 20 de Mayo, sin embargo, llegado el régimen de Fidel Castro, el discurso revolucionario borró el festejo y transformó la fecha de la llegada de Estrada Palma como una calamidad.

La fecha había sido, dicen los historiadores castristas, un desastre.

Lo que era una celebración nacional comenzó a ser una fecha de desgracias e incluso de vaticinios porque aun hoy en la isla se advierten tragedias con la frase “te cayó un 20 de mayo”, refrán que hoy el exilio cubano desea borrar.

El caso es que el sector pro revolucionario siempre tuvieron repudio a la fecha porque le atribuían que no se había alcanzado la independencia plena no sólo con el desastre de Estrada sino con la permisividad hacia Estados Unidos.

En una nota de la agencia EFE en 2022, citan al periodista y ex prisionero político cubano Pedro Corzo del Instituto de la Memoria Histórica Cubana Contra el Totalitarismo: “Es una manera de demonizar a la república y en eso se confabularon muchos de los periodistas más notables del exilio en 1959”.

Agregó, ”el totalitarismo castrista ha pretendido convencer a los cubanos de que el acceso a la independencia nacional se produjo el primero de enero de 1959, pero esa es una afirmación falsa que tiene que ver con su política de refundación nacional", explicó a EFE.

De hecho, el 20 de Mayo no fue la única efeméride vilipendiada, sino borrada del calendario oficial cubano y hoy pasa de voz en voz como el vaticinio de una tragedia.

Punto aparte y para mayor información, sugiero la serie Cuba Libre que puede verse en Netflix, ya que este ligero pasaje, es solo uno de los puntos en la tragedia que ha sido y sigue siendo la historia de la isla.

viernes, mayo 12, 2023

Adiós Polo, adiós Macario, adiós Chabelo

I

Chingó a su madre


No sé cuántas veces habré escuchado el volumen 1 de Polo Polo en el año de 1986, justo cuando en México salíamos de las emociones del Mundial 86 y seguíamos en una crisis que fincó las bases para la destrucción de un país que merecía mejores gobernantes.


Perdón, pero es inolvidable no recordar las preocupaciones familiares de aquellos gobiernos priistas. Regresemos a Polo Polo: además de aquellos viejos éxitos en una vieja Panasonic Rx-1660, aquel show de comedia me parecía increíble por tener a mi alcance una grabación tan desenfadada, abierta, directa y para esos tiempos inverosímil.


La primera vez que lo escuché no sabía quién era Polo Polo, no sabía si lo que estaba escuchando algo clandestino (aunque era clara la marca Mussart), no sabía si alguno de mis cuates lo había grabado a escondidas…

La vieja Panasonic Rx-1660, horas y horas de sana diversión,


El caso es que ese viejo cassette transparente me divirtió mucho, en cosa de humor nadie duda que rompía con los esquemas de los comediantes ñoños de la televisión, que por aquellos tiempos estaba acaparada por las dos cadenas nacionales, particularmente por Televisa.


La grosería hasta ese momento era cosa de adultos, pero adultos, mayores de 30 años, sólo aptos para aquella Clasificación D, al menos la cultura general tenía muy claras las líneas marcadas del lenguaje, si entre secundarianos a principio de los ochentas, la grosería era cosa de grupos, con Polo Polo llegando el 86 se rompió el esquema y se abrió en términos de comunicación cotidiana. El “güey” se multiplicó y disimular un “hazme el fabrón cavor” nos abría la puerta para liberar más nuestro mexicano ánimo malhablado.


En lo personal, ya habían llegado algunos productos “solo para adultos”, alguna picardía exagerada, pero nada de groserías que fuera el eje de las grabaciones. Incluso aplaudía algunos párrafos de José Agustín jugueteando con la onda de las palabras.


Antes había escuchado a un tal “Don Marino y el otro” que más que chistes eran canciones humorísticas, tipo “El tango del perro”, también recuerdo haber escuchado el LP de Los Chistes Prohibidos de Raul Vale con mucha picardía, los discos de Chava Flores que reflejaban más humor popular, pero si hubo algo que se acercaba a lo que hizo Polo Polo fueron Chaf y Queli (Jorge Wals Schaff y Luis Queli) y sus insuperables producciones en la disquera Diablo.



Don Marino y el otro cantando el Tango del Perro.


Recuerdo muy bien el momento en que en la casa de unos tíos esos los elepés de los albureros Chef y Queli me hicieron morir de la risa aún cuando no terminaba con entender esa vorágine de palabras que ocultaban un montón de referencias sexuales, principalmente homosexuales.


El caso es que después me enteré que muchos más habían grabado discos de humor como Tin Tan, Viruta y Capulina, Los Xochimilcas, Los Tepetatles, así como ese autor ya mencionado de la cultura popular llamado Chava Flores, pero Polo Polo rompió el esquema se acercaba mucho a lo que yo me imaginaba era el teatro de revista con un solo personaje en el escenario.


No se trataba de hacer un sketch, no se trataba de utilizar el lenguaje cantinflear y meterse los vericuetos de los malos entendidos y de las palabras con chiste o doble sentido, no Leopoldo Roberto García Peláez Benítez (1944-2023) se metió de forma directa a la grosería que hoy parece cosa de infantes.


Sus primeros dos discos fueron bastante mesurados hablando con la grosería cotidiana y con infecciones que después era muy común identificar quien había escuchado ya varias veces esas grabaciones, porque muchos de nosotros comenzamos a utilizar el tono pícaro del comediante.


Además, Polo Polo aterrizó en un muy buen tiempo cuando el cine de ficheras era el estelar que todos queríamos ver, pero que nadie decía ver.


Lo que muchos de nosotros conocimos en pantalla con el Caballo Rojas, Luis de Alba, Alfonso Zayas y otros no llegó a ser tan divertido como esos 40 minutos de show en vivo porque las historias que contaba Polo, que no eran otra cosa más que un chiste corto prolongado nos llevaba más allá de la historia erótica con algunas groserías innecesarias, pero bien usadas.



Con el tiempo, y como todo, Polo Polo comenzó a desgastar su fórmula y a sufrir los estragos del tiempo, además de ser además de perderse entre todas las tendencias y comenzó a atomizarse hasta caer en las manos de la TV y descafeinarse, mientras sus chistes también menguaron más allá de los años 91-92.



Al final de su vida fue triste pensar que una mente prodigiosa que jugaba durante 40 minutos se fuera diluyendo y olvidara el inolvidable viaje a España, la visita al hipódromo, el picnic sin abrelatas o el chiste sin chiste de la gallina que pedía más comodidad para poner los huevos a un Dios mal hablado que se hartaba de las quejas sacándolos de su oficina diciéndoles “ya, a chingar su madre”.


Qué bueno que no vimos a Polo Polo sin memoria, sin sus recuerdos, sin su vida, sin la cruel, muy cruel evolución del cerebro que deriva en el Alzheimer o la demencia senil.


Polo, ya, se fue a la goma, piró, chingó a su madre y en fin se marchó y esperemos que junto que junto con otros tantos mexicanos regrese la brillantez de su memoria y lo esté disfrutando donde haya ido a parar el cabrón y que esté de malhablado como lo escuché no sé cuántas veces en una vieja grabadora Panasonic.


II

La única cara del éxito de López Tarso


Ignacio López Tarso(1925-2023) basó su éxito en una sola pose, él no se preocupó mucho en darle tantos matices a sus personajes, su voz de puchero y su rostro vacío fueron suficientes para darle las bases de su talento, le caían los personajes y él los volvía López Tarso.


No demerito el talento y la capacidad del actor, simplemente estuvo en los papeles ideales, no me imagino a  alguien más como Macario, como el mudo Adán, como Dionisio Pinzón, como Fulgor Sedano, como el General Jiménez o como el asesino Mimí, todos tienen la misma actitud de personaje sorprendido de voz arrastrada y enfadosa, hasta para los corridos.


Era como ver siempre a López Tarso vestido de manta y cargando leña en todos sus papeles, aún en los urbanos o hurgando en los restos de un avión accidentado. Es curioso que esa horizontalidad tuviera éxito para hacer indígenas que no eran indígenas y hombres citadinos que tampoco lo eran, sino que eran muchos López Tarsos.



Algo tenía el López Tarso de esa época que convencía sin tanto adorno actoral. Parece que tuvo más libertad en su papel de militar en La sombra del caudillo.


No hay quien pueda suplir a un Macario con ligero acento indígena forzado para convencernos de que el personaje de B. Traven no podía tener otro rostro, igual no imagino a otro que le pusiera trampas a Evodia (Aurora Clavel) en su fragmento de El soplador de vidrio Hilario en Los amantes fríos.


Tampoco nadie podría aspirar a ser el papá de Titino y soñar con que hablara en su desesperación por querer ser padre y verlo crecer hasta sentirse cuidado.


Nadie pudo hacer mejor un papel carroñero en la sierra como tampoco nadie fue tan buen asesino como el Profeta Mimí o como jefe de una mujer imaginante en Días de Otoño.


Sin ser Macario, parece que sí lo era en El Gallo de Oro y tan buen actor era que la escena devorando unos nopales navegantes me los antojó, a pesar de que a mi no me gustan los nopales.




Con ese tono de enfado, siempre de anciano amargoso, sus corridos revolucionarios sonaron muy bien e incluso la TV lo catapultó en discos que tuvieron mucho éxito hasta ser el blanco de las imitaciones de Héctor Kiev por años en el Noticiario 24 Horas. Se dice que López Tarso deploraba esas imitaciones de su parodia llamada Tacho López Cuarzo.


Otro más que se fue tras 98 años de vida, sin tanto escándalo, pero sí como líder sindical de actores que llevó marcado en su pecho las siglas del PRI, literalmente, hasta su muerte.


III

Chabelo, el gran niño vendedor


El personaje de Francisco Javier López Rodríguez (1935-2023) llamado Chabelo fue un gran niño que vendía.

@jccortesmx Adiós Chabelo bye bye bye bye… #Chabelo #EnFamilia #Retro #AdiosChabelo #TVretro #80s ♬ sonido original - jccortes


Aunque sé que muchos valoran la figura de Chabelo por el legado de diversión que dejó, su papel de distractor es en la vida del país su claroscuro, sin demeritar que lo primero fue fundamentar para lo que en lo personal debió ser su gran éxito… un vendedor ejemplar cuyo secreto debería ser público.


Si bien su papel apareció circunstancialmente, Xavier López supo que llegando a su vida la Pepsi Cola también llegaba la clave de su carrera.


Nadie puede poner en duda de que un personaje bien definido es fundamental para el éxito de un actor o una marca y Chabelo lleno ese nicho único destinado en los tiempos que la publicidad aparecía de forma silvestre, en una época cuando todas las formas de hacer marketing eran novedosas y que garantizaron ventas con un chamacote de pantalón corto, calcetas, zapatos blancos y una camisa que para cualquiera sería un ropón.


Qué trancazo… el primer niño de la televisión y el cine mexicano… quizás el único que pudo ser un niño superdesarrollado haya sido Germán Valdés “Tin Tan” en El niño perdido… fuera de eso nadie más pudo interpretar a un infante con más de 20 años de edad.


Antes que ellos, los niños exitosos eran realmente niños, Evita Muñoz “Chachita”, Freddy Fernández “El Pichi”, Angélica María, María Eugenia Llamas “La Tucita”, Cesáreo Quezadas “Pulgarcito”, Ismael Pérez “Poncianito” hasta Margarito Esparza Narváez “Margarito” y otros con éxito menor.


Chabelo, con el paso de las décadas desde los años 50s.

Luego vinieron muchos chamacos para el cine y la TV que degeneraron hasta verlos envejecer tristemente como el elenco de Roberto Gómez Bolaños o cosas aberrantes forzando el humor en los salones de clases televisivos de Jorge Ortiz de Pinedo.


Pero, regresando a Chabelo, su talento fue único, es decir, explotó todos los matices de un niño abusivo y abusado, con sus berrinches, su picardía, su llanto chantajista y su evidente superidad física sobre los adultos.


Son inolvidables sus apariciones en algunas películas como Viaje a la Luna o La princesa hippie… y tampoco podrán dejar de recordarse su presencia entre los dementes de Alejandro Suárez, Manuel “Loco” Valdés, Héctor Lechuga y Guillemo Rivas “El Borras”.


Para verlas más de una vez, sí vale la pena buscar Autopsia de un fantasma, Bang Bang y al hoyo, El Extra y El Aviso Inoportuno.


La Carabina de Ambrosio no es La Carabina de Ambrosio sin Pujitos, Guillo El Monaguillo o el niño tragicómico de Mercado de Lágrimas.


Se acomodó a todos los patiños, principalmente a César Costa así fuera sacerdote, su ventrílocuo o el papá Panda que siempre le matizaba la gordura con eufemismos.


Pero, no se puede olvidar que fue como muchos integrantes de Televisa un papel anestesiante, parte del elenco de Emilio Azcárraga Milmo que hacía televisión para jodidos.


En Familia, fue más que un programa para divertir, un gran comercial desde su nombre, ya que el EN de En Familia era una referencia a Editorial Novaro.


El esquema comercial del programa era tan exitoso que, al igual que “Sube Pelayo” o “El Club del Hogar”, los anunciantes esperaban y pagaban lo que fuera por estar unos minutos en las manos vendedoras de Chabelo.


Desde En Familia quedaron selladas en la consciencia de una generación las marcas Troncoso, Avalancha, Apache, Ensueño, Futy Gom, Bubble Gumers, Montes y la palabra ya también registrada en el colectivo: la catafixia.


No se demerita el talento de jugar con el niño de Xavier López, en 1980 fue tal su éxito que estaba al aire en tres programas a la vez, En Familia, La Carabina y un programa de concursos nocturno que se llamó Más o Menos.

La mejor época de En Familia, sin duda, los 80s.

Aquí entre nos, una generación no puede negarse a que parte de ese éxito ochentero tenía que ver con las edecanes que auxiliaban al chicagoguanajuatense, que en nuestras pubertades además de los concursos no podíamos dejar de ver a esas chicas (nunca le digan a nadie que aún se recuerda a Cielo).


Y es que su sola presencia vendía, así lo tuvimos en pantalla anunciando spots de Pepsi en sus inicios y en los 90s, y en pleno éxito con Kool Aid, zapatos Exorcista, Gansito, Quesos de Chambourcy, chiclosos Montes, juguetes Ensueño, la campaña preventiva de abusos “Mucho ojo”, Duvalín (que te “obligaba a mandar tres tapitas por correo), Chocolate Express, Sonrics, Sabritas, Gamesa, Pan Bimbo, Vips, Sanborns, incluso sus propias marcas de calzado y juguetes con su figura de acción… entre otros.


Se fue Chabelo y aunque desde hace años su presencia en la TV ya no marcaba el inicio de los domingos, su partida señala físicamente el fin de una era de la televisión mexicana que marcó a millones de mexicanos en tres o cuatro generaciones. Nadie le quita ese mérito.


Pero Javier López también era un tranquilizador y pasa a formar parte de una lista integrada por Raúl Velasco, Jacobo Zabludowsky, Ernesto Alonso, Guillermo Ochoa, Roberto Gómez Bolaños, comandada por Emilio Azcárraga Milmo, “El Tigre” que tenía como objetivo, que ellos hicieran televisión para jodidos y de paso, facturar millones con la publicidad que tuvo que consumir la audiencia.

¡Que viva México!... es chaira...

 


Después de meses de expectativa, llegó “¡Qué viva México!” a Netflix… y al final… “¡Meh!”, dirían los clásicos.

Alerta, tiene un spoiler general, no tiene ningún spoiler específico.


Para el tipo de cine que nos ha acostumbrado Luis Estrada, esta cumple con la expectativa, pero está lejos de ser una película que pueda trascender y sorprender, incluso, terminó siendo muy decepcionante para el tamaño de escozor que causó entre los fans del Presidente López Obrador y la 4T cuando llegó a las salas de cine.


Realmente esperaba una crítica cruda que ameritara todo el ruido que se hizo y que incluso llamó la atención del mismo López Obrador.


Dentro de las cintas de Estrada, “¡Que viva México!” es bastante X (no como Claudio) y muy general, incluso, creo que tiene más de burla para la oposición radical que ha exagerado la presencia de AMLO en el Gobierno que golpes a la 4T... es bastante chaira.


Y es que la percepción de AMLO, cuando la mencionó el 29 de marzo de 2023 en la mañanera, tiene algo de razón porque sí hay muestras de racismo y clasismo, pero es completamente voluntaria, porque parece que Estrada planeó una comedia, no una crítica.


Generalizó el Presidente, “cineastas buena onditas, progres buena onditas (…) pero es para consumo de los conservadores y les va a ir bien, les va a ir bien”. Creo que tiene razón, hasta creo que el perfil idóneo del consumidor es quien ve cintas de Eugenio Derbez o "No Manches Frida". 


Lo que es cierto, es que la película es un poco un chivo en cristalería, si eres fifi te voy a ofender, si eres chairo también, si eres feminista, si eres gay o transgénero te va a ofender, si eres pobre te ofender, si eres rico te va a ofender, si eres corrupto te va a ofender, si eres honesto te va a ofender.


Pero más allá del vacío ideológico de la cinta, me sorprende más toda la propaganda que se hizo, y que hoy sospecho que fue premeditada.

La película simplemente es una muy exagerada farsa de Estrada que incluso tiene algunos momentos divertidos, pero que está muy lejos de lo que fue “La Ley de Herodes”, pero más cerca de “El Infierno” y arribita de "La Dictadura Perfecta".


No es políticamente correcta, pero tampoco suelta críticas precisas sobre actos cuestionados al actual gobierno o pecados evidentes en su actuar, no hay un ataque frontal a los orígenes de la corrupción del PRI como se hizo con “La Ley” o al abandono que deviene en violencia como en "El Infierno"


Por eso AMLO, tuvo razón en su planteamiento desde su coherencia: “Tengo problemas ya con ese director porque de las últimas películas que vi… (…) fue El infierno y me pareció clasista y racista, porque hay una escena en donde manda uno de los capos a buscar a asesinos más desalmados, a sicarios, ‘a ver, vamos a traer —porque están enfrentados entre grupos— vamos a traer a asesinos más desalmados, a sicarios’, y entonces resulta que los que llegan son indígenas”.


Y sí, Estrada vuelve a usar el campo como motivo para crítica política, en estos tiempos, casi sin razón, porque se sabe desde los 90s, que los juniors también delinquen organizadamente, tanto en el marco que usa la violencia, como en el que planea fraudes muy específicos desde oficinas climatizadas.


Pero, regresemos a La Providencia, espacio de campo mexicano donde se sitúa la película de Bandidos Films.


Visualmente Luis Estrada escogió nuevamente un muy buen lugar para filmar, zonas mineras cercanas a Real de Catorce en San Luis Potosí; la fotografía excepcional. las tomas que se realizaron son muy buenas, la película es muy panorámica, pero hasta ahí no creo que trascienda a otras películas de tinte político incluso no creo que trascienda como parodia política.


Los personajes son clichés muy malos y los diálogos no cuadran en lo que pretende ser una burla social, hasta parecen redactados por guionistas de Televisa... 


Los dobles y triples papeles de Salvador Sánchez, Damián Alcázar y Joaquín Cosío la libran... 


No veo por qué el escozor amlista... y tampoco entendí lo innecesariamente prolongada que es la película (3 horas, 10 minutos).


La película hay que verla, independientemente lo que piense López Obrador. Pasa a formar parte del acervo de Estrada, aunque esta vez abanicó a la pelota, tanto, que a veces da la sensación que por ratos, apareciera Derbez, Omar Chaparro o Adrián Uribe.


En la escala de estrellas JC, donde cinco es muy buena y cero es “no la vean”, yo le pongo tres estrellas, eso es, véanla, pero no esperen mucho de ella.