
Sin embargo, Paul McCartney parece que está confundiendo la humildad con la humillación y regularmente le ocurre en el tiempo de los Grammys. Porque una cosa es aparecer en un grupo de músicos y otro privilegiar a quien presume ser artista.
No puedo olvidar el escalofrío de pena ajena que vivió este globbero cuando vio a McCartney degradando Yesterday a niveles de rap.
McCartney también acepta la competencia de infumables con él, pero eso ya no relevante porque el público se ha desinteresado en su cultura musical que ya no distinguen géneros ni calidades.
El colmo, pasados ya los 66, es que haya la posibilidad de hacer duo con alguien que no es cantante. Como Paris Hilton.
Dejando a un lado que se trata de una mujer famosa por su dinero y los rasgos de su cara (dudo que sea por el cuerpo), De Tocho piensa que es increíble que McCartney aceptara cantar con alguien que no tiene una ligera muestra de talento, ni musical ni vocal. Alguna exigencia mínima debió tener para participar en shows con fines benéficos, algún chiste le vio a Steve Miller, Michael Jackson o Tony Bennet para colaborar con ellos... pero con una mujer sin talento musical... "ah cabrón" diría aquel sacerdote que vio que bautizaría a mi primo de 16 años.
En fin... quizás es la edad...
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