viernes, septiembre 24, 2004

El periódico humorístico La Crónica de hoy

El ser objetivo es una de las tareas más difíciles de conseguir para un periodista, siempre hay conciencia, preferencias, gustos, simpatía, odios, prejuicios, discrepancias y molestias.

Sin embargo, el periodista sale bien librado cuando puede cerrar los ojos, abrirlos nuevamente, y escribir exactamente lo que vio, lo que oyó, lo que está escrito en su libreta, cuando reflexiona y puede darse cuenta que en la noticia, el menos importante es él mismo, que a nadie interesa su opinión, su consideración, sus odios, sus amores, e incluso, el impacto que puede causar al liberar la nota.

Cuando una fuente tira el señuelo, simplemente se esquiva, no se traga, se pasa de largo y se informa, se busca otra cosa, algo mejor, el dato perdido, datos, no evaluaciones inmediatas, no la crítica repetida a costa de lo mismo, no se puede imponer a los lectores un diálogo estéril, no se le dan buenas armas al lector para decidir, no se debe manipular.

Es cruel el editor que enfoca sus armas en un blanco dañado, es peor el que manda a sus reporteros a buscar basura, es indigno para el reportero hacerlo.

Hace unos ocho años, nació el periódico "La Crónica de hoy", y desde aquel lanzamiento se dijo, "es de Salinas". Estigmatizado, no ha trascendido.



Nadie duda del profesionalismo de muchos de los trabajadores del diario, sin embargo, la línea editorial vuela en una sola dirección y se ha enredado en sus propias consideraciones, en sus mismos textos, ha sobreexplotado una veta, no extrayendo información útil, sino críticas que no van a ningún lado, consideraciones que todos suponen y que cansan y dan risa.

Crónica se ha cargado, en forma casi risible en contra de Andrés Manuel López Obrador, el blanco preferido que también juega al aburrido pingpong sin propósito. El diario ya no informa.

El periódico rebusca los temas que pueden "afectar" al jefe de gobierno capitalino, a veces tropieza con una buena mina de datos y la olvida para ocuparse de las discrepancias recurrentes, pan de cada día, del tabasqueño.

El editor de Crónica usa una aguja para "lastimar" a AMLO y en su Esquina, pretende hacer un sesudo análisis con preguntas sobre el tema del día, puede haber unos 10 temas más importantes pero el preferido es el funcionario.

Incluso, la línea editorial, no es necesario estar dentro del diario para saberlo, indica que hay que llamarlo, con una intención despectiva, "López", asi, como si fuera el único López, de hecho lo han convertido en su López.

El diario, vive para AMLO, le da las ocho columnas ante cualquier amago, todo lo que le pueda afectar es la principal, el diario se ha vuelto antilopezobrador. Para un espectador ajeno, una sesión en la mesa de redacción debe ser casi humorística, viendo, escudriñando por dónde le van a pegar al perredista, con los viejitos que se desmayan en los mítines, con alguna manifestación que no fue retenida a golpes por la policía capitalina, por las discrepancias en las declaraciones de AMLO y su equipo, por algún detalle ostentoso de Nico, por las goteras o algún accidente en el segundo piso del periférico, porque el funcionario le dio una palmadita al reportero de Crónica, porque... mil razones más.

No extraña que los fundamentos periodísticos de repente vaguen en Crónica, su dueño es Jorge Kahwagi Gastine, padre del empresario-boxeador-legislador-periodista-exbigbrother, Jorge Kahwagi Macari, quien realiza labores de "director general corporativo".



Qué espera el lector de este diario, qué le puede dar si la base coincide con una agrupación política desprestigiada que sobrevive del erario público como es el Partido Verde Ecologista de México, hermanado con el Partido Revolucionario Institucional, organización que a costa de los mexicanos se volvió la más grande agencia de colocaciones del mundo.

Hay razones de peso para el diario Crónica para seguir haciendo el papel de bufón del periodismo, pese al profesionalismo de sus periodistas. Su compromiso se cumple, no puede acusarse de que no es un medio íntegro en sus convicciones, leal con sus principios, no se le puede llamar incoherente.

Pero quién cree en Crónica, quién lo quiere comprar, quién quiere seguir leyendo el siguiente chiste contra una figura, quién desea el mismo chiste de ayer, de antes de ayer, de la semana pasada, del ultimo mes.

Crónica se ha vuelto un excelente periódico humorístico, se lee en las notas, en las opiniones que pretenden hacer un chiste, en la esquina que pregunta donde no debe preguntar. Las preguntas se hacen en las entrevistas, a la fuente, no en toritos dirigidos al lector.

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