Esta experiencia no es nueva, la hemos vivido cada cuatro años, pero a diferencia de hace cuatro, ocho, doce, etc, esta tiene una particularidad: la derrota nos cayó solita, como cumpliéndose esa maldición que dice: "el que nace para tamal, del cielo le caen los goles".
En el 78, nos golearon todos, Alemania, Túnez, Polonia; en 86, el esfuerzo y la plaza no fueron suficiente para tolerar la presión de los penales contra Alemania; en 90 ni fuimos por la corrupción futbolera; en 94, la estrategia nos dio en la torre frente a Bulgaria; en 98 la capacidad de resolución nos falló frente a Alemania; en 2002 nos venció la confianza frente a EU y en 2006, sin duda nos venció la capacidad de los argentinos.
Pero ahora, ni siquiera se puede trinar contra la famosa soberbia de Argentina; el aficionado ni siquiera puede considerar a esta una derrota en forma, la derrota no es otra cosa que un dato estadístico, un trámite que debe correrse para poner a un equipo en cuartos de final de la Copa del Mundo, y este será el cuadro albiceleste.
Porque, ¿qué traía Argentina?... nada... el triunfo, si acaso de los sudamericanos se resume en el golazo de Carlos Tévez, fuera de eso, Argentina simplemente esperó a que el árbitro cometiera una; una falla bestial; y dos; un regalo como el de Ricardo Osorio. ¿Jugó Messi?
(Ok, es un poco de frustración)
Pero, a propósito del punto número uno, será bueno que la FIFA reconsidere su férrea postura a no hacer revisiones de video en jugadas dudosas porque ayer, las fallas arbitrales le dieron en la torre a Inglaterra y a México (aunque uno no puede vivir con este que resulta ser el consuelo de los derrotados).
Ni hablar, México como país debe seguir, y ya desde ayer, como en todos los domingos mundialistas, las calles se llenaban nuevamente de chavos para jugar la cascarita que invariablemente termina con resultado de 7-4 o 17-15.
Siendo lunes, hay muchas cosas por hacer o simplemente buscar no a quien los la hizo sino quien nos la va a pagar. Quizás deje de votar por el partido político que le regaló una sombrilla, puede cancelar la suscripción a Sky, nacionalizarse alemán o abrir una óptica especializada en árbitros (perdón, otra vez es frustración).
Por fortuna, la Selección Mexicana ya dio lo que tenía que dar, ya emocionó lo que tenía que emocionar y deja nuevamente al país sentadito a la espera de grandes resultados, haciendo lo suyo, su vida cotidiana, con sus preocupaciones por la inseguridad, con su trabajo diario, con sus millones de habitantes que desde temprano comentan todo esto que platicamos, con razones o sin ellas, es futbol y ahí se queda, por mucho que nos distraigan esos 90 minutos de juego, volvamos a la realidad, México está fuera y como diría Freddie Mercury, "Anyway the wind blows" (de todos modos, el viento sopla).
Publicado por este bloguero en Diario El Mundo el 28 de junio de 2010 como columna temporal titulada "El Rincón del Aficionado"
No hay comentarios.:
Publicar un comentario