viernes, junio 18, 2010

Las vuvuzelas mexicanas se llenaron de gloria.

Y no sólo las vuvuzelas, sino las salas en casa, las oficinas, los restaurantes, los aparadores de las mueblerías, las plazas donde los partidos interesadamente pusieron pantallas gigantes, las redacciones, en Twitter, en Facebook y en todo punto donde se siguiera el México-Francia.
Se jugó como nunca y se ganó como nunca, y con los goles del Chicharito y Cuau el "retiemble en su centros la Tierra" tuvo un séntido único en tiempos mundialistas. Quién iba a imaginar que un campeón de la talla de Francia se rendiría de tal forma ante los botines de la oncena del Tri, quién hubiera dicho que los ratoncitos verdes comerían queso gruyere hasta saciarse...
En la redacción tenemos un "chiste local": cuando ocurre un evento relevante, decimos que el titular de la noticia debe ser "Histórico"... por obvias razones ya nadie hace caso a la ocurrencia, pero esta vez, el "Historico" debe repensarse porque lo es, la fanaticada ve en el 17 de junio de 2010 un equivalente 5 de Mayo de 1862 y si bien no hubo armas, sí hubo vuvuzelas que nos dieron gloria futbolera.
El Chicharito enfilado al gol... si era fuera de lugar... qué importa...

Cuando un fan lo ve de este tamaño brinca sobre las camas, tira el refresco, se abraza con desconocidos, es ocurrente, se le olvidan las grabaciones polémicas de los políticos, se atraganta entre grito y taco, se queda con los puños sobre la boca como no entendiendo bien lo que pasó... se vuelve loco, así de fácil...
Con un resultado como el de ayer, México puso en puerto un Ypiranga listo para el seleccionado de Raymond Domenech, un hombre que en pantalla ya demostraba lo que dijo estar después del juego: abatido.
Días como estos se agradecen, no siempre se ve al seleccionado mexicano jugar con orden, contundentes y bajo un control del rival pocas veces visto en Copas del Mundo. Desde que tomaron las riendas no las soltaron, no hubo titubeos, no se hizo presente ese fantasma de la actitud deficiente, difícil destacar un jugador entre todos, Rafa subía y bajaba sin cansancio, Maza defendió como guerrero, Barrera emulaba las glorias de Bruno Conti, el Chícharo presumió nuevamente su boleto a Inglaterra y el Cuau, aprovechó ese momento del penal para entrar a los libros de la historia futbolera de México.
Los 20 mil representantes de México en el estadio Peter Mokaba de Polokwane le pusieron calor a un estadio donde los únicos que se congelaban eran los hombres de la banca francesa y todos los demás franceses en cancha y tribuna, la fanaticada mexicana no parecía ser la de un país en crisis, verdes, blancos, rojos, penachos, inexplicables máscaras de Blue Demon y otros motivos aztecas le ponían folclore nacional al juego.El gol histórico de Cuauhtémoc Blanco... abajo, a la orilla... inalcanzable...

En positivo, la historia debe registrar que no se trata de la conjunción de un mal juego francés con uno bueno mexicano, simplemente fue un gran juego mexicano ante un equipo galo que no supo cómo, cuándo y por qué los mexicanos habían escogido a Francia como el primer escalón para mostrar que están, estamos, listos para el quinto juego del Mundial y encarrerados, por qué no una Copa del Mundo, y ya exagerando, dos o tres campeonatos.

Publicado por este bloguero en Diario El Mundo el 18 de junio de 2010 como columna temporal titulada "El Rincón del Aficionado"

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