El mexicano poco a poco le deja de ir al equipo débil, aunque no deja de solidarizares con ellos en la contienda, más cuando se aparece Alemania.
Hay mucha simpatía con los africanos, el mexicano disfruta que los hombres del 'continente negro' paseen la pelota con singular alegría y también se pone del lado de cualquier equipo que enfrente a Alemania, ese monstruo exterminador de mexicanos.
Ayer, Argelia, país de origen del gran Zizou francés, cayó en la desgracia que libró Ghana. Los dos países africanos enfrentaron a selecciones de países 'recién' inaugurados: Eslovenia y Serbia, inexistentes hace 20 años como naciones independientes.
Y en el tercer juego, cómo no solidarizares con Australia que enfrentaba a esa máquina aceitada, potente y contundente made in Germany.
Basta recodar los siguientes nombres para comenzar a pensar con 'rencor' en 'el extraño enemigo': Karl-Heinz Rummenigge, Dieter y Hansi Müller, Heinz Dieter, Hans Peter Briegel, Harold Schumacher, Andreas Brehme, Lotthar Mathaeus, Pierre Michael Littzbarski, Junger Klinsmann, Oliver Bierhoff, Michael Ballack y Miroslav Klose... ¿quieren más alemanes que nos hicieron daño en la cancha?
Alemania de nuestros odios, siempre con la mentalidad ganadora, desafiante, pulcra e irrebatiblemente futbolera.¿Cuál es la fórmula ganadora de los teutones que sólo ellos la conocen? ¿Será que la guardan con tanta severidad como la Coca Cola? ¿Será que la selección teutona tenga un laboratorio que arma a los futbolistas de forma genética o será que tienen el manual secreto de los Mazacotes de Chicontepec de Horacio Cascarín y su 'futbol colmillo'?.
La razón que sea, hace pensar que esa fórmula habría que descubrirla e inyectarla, untarla, tomarla o aplicarla al seleccionado mexicano para que esta no se desinfle en el momento más inoportuno... quizás también exista esa fórmula para la fanáticada y evitar que esta se deprima más de lo conveniente.
La muestra de poder de ayer hecha por los alemanes, hace pensar que el primer mundial en Africa podría tener un campeón europeo y que, aunque Australia no fue el rival para medir la fuerza futbolera. Los tricampeones alemanes ya dieron una muestra de que su ferrocarril tiene piezas nuevas y recién engrasadas, léase mejor de esta forma: Alemania es la misma de siempre.
Ayer, además de la solidaridad con los africanos, ningún estímulo, ni en el estadio, ni desde México sirvieron a los australianos para evitar ese 4-0 deprimente que puso en su lugar, tanto a los de Oceanía como los de Europa.
¿Volveríamos a apostar contra el poderoso o mejor aprender de él?
Publicado por este bloguero en Diario El Mundo el 14 de junio de 2010 como columna temporal titulada "El Rincón del Aficionado"
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