Yo dije, a veces es asombrosa la lógica de los niños y son capaces de descubrir cosas obvias que los adultos dejamos pasar.
La idea me vino, porque recordé, que mi sobrino Ernesto, a quien por alguna extraña razón todos llamamos Paco, un día me advirtió con un grito mientras escarbaba en un hormiguero.
"¡Cuidado tío, esas son hormigas picosas!".
La frase me despertó una sonrisa en aquel momento, puesto que todos hablamos de lo picoso con relación a los picantes, entonces, si un chile pica, es picoso, y la lógica de Paco, fue la misma, si una hormiga pica, es picosa.
Y más, un día, platicando con una amiga en una farmacia, vimos llegar a una parejas de niños, de los cuales, el niño pidió "señor, me da una pastilla para el vómito", a lo que la niña que lo acompañaba, reprendió con un grito, "¡no, son pastillas para no vomitar!".
Con esa lógica, las cosas más obvias de la Ley Federal de Radio y Televisión podrían evidenciarse si las analizan los niños de menos de 12 años, porque por décadas, el obsoleto reglamento ha estancado a dos de los más influyentes medios de comunicación, aprovechado esto por políticos, empresarios y cualquier monigote que se digne a llamarse conductor, cómico o "artista".
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