
De Tocho, siempre objetivo, bullanguero y tropical, jarana en mano ataca intentando tocar las armonías de Blackbird (¿con jarana?... sí, con jarana)... y declara a Paul McCartney como "el Suavecito", a propósito de que le fue anunciado un premio más, quizás uno de los más relevantes que ha obtenido en su vida: el premio Honoris Causa por parte de la Universidad de Yale.
Mientras muchos de los fans del hombre cara de niño, digamos casi Chabelo, que tiene un singular parecido con Kevin Arnold (no, perdón, es alrevés Fred Savage se pareció a Macca) comienzan a ponerse verdes y a abrir desmesuradamente los ojos De Tocho también dice... Paul, el "Suavecito", además es un genio (alto a las amenazas contra este pobre globbero).
Este globbero de niño, como dije hace apenas ocho palabras, recuerda que en sus mocedades, Paul McCartney llegó a sus oídos con dos piezas que a la fecha son de enorme valor musical, y en lo que toca al tema, históricas porque marca antes y después de cómo las rolas, tenían una estructura diferente a las conocidas, al menos si sonaban pop. Una era Band on the run y la otra era Uncle Albert (Admiral Helsey).
Prestado una y otra vez por el primo Gregorio, más tropical que De Tocho, un caset Sony giraba incansablemente con esas dos piezas dentro de la grabadora Panasonic de papá.
McCartney entraba a los oidos con las ya grandes ligas conseguidas dentro de Los Beatles pero, además, con esas piezas que bailoteaban en mi cabeza y apaciguaban una conciencia que se alimentaba de arte.
Poco a poco McCartney se volvía una pieza

En la historia de Los Beatles, sin embargo, talento musical y de mercadotecnia de Paul es indudable, ahí está, es tangible ya convertida a papel moneda.
Del grupo, las armonías más estimulantes son las de Paul, pero, para su desgracia, quienes adoran a los Beatles y al rock a la vez, ven en McCartney al hombre cómodo del grupo, destila una felicidad pese a que algunas letras son dolorosas. Será el aspecto físico o su no tan dramática biografía. Dirían otros, el compromiso musical era menor, la búsqueda parece que era muy retro para los sesentas.
A sus 65 años, rebasada ya la fiebre beatlemaniaca de When I'm sixty four, Paul es la parte amable de los cuatro y en su historia como solista, es el más "popero" de todos, no evidencia la dudosa espiritualidad de George Harrison, la sospechosa responsabilidad social de Lennon, ni la cómoda ingenuidad de Ringo. En este aspecto, sí se pasa de honesto y hasta se da el lujo de pagar millonadas para dejar de batallar con su, al parecer latosa, ex Heather (quién no).
Ahí están las grabaciones con una admirable creatividad, sin mayores intenciones que agradar al público fan beatle, que ávido espera la salida de una rola más que dé prueba del talento "paulesco" (es mejor que Paulano o Pauleño).
Y sobre lo popero, está de más ahondar sobre sus dos colaboraciones con el rey del género Michael Jackson en plena efervescencia de Thriller (si Paul ha sabido dónde está el dinero) y otras ligas a la música pop, hasta su desgraciada aparición junto a Jay Z para cantar Yesterday al ritmo de rap en la entrega de los Grammys en 2006 (el último rap de McCartney, sin duda).
Con una obra dentro de Los Beatles que sonaban a valses, charlestones, rumbas y hasta boleros (no mencionemos aquellos toques a Mendelssohn, Bach y Beethoven), Paul fincó las bases para que hoy se le considere genio indiscutible, adjetivo multiplicado con las piezas que ya son clásicas y se encuentran en su repertorio de solista, donde entre baladas y mezclas con otros géneros mantienen a sus fans contentos y siguiéndolo en cuánta aparición tenga, así no sepan en qué movimiento se durmieron de un Liverpool Oratorio o un Ecce cor Meum.
Pero, si en el fondo es un genio, en la forma es el cuate diplomático, el de la foto. Su incansable activismo le da una apariencia de mojigatería que nadie cree en alguien que se relacione con la música "rebelde" de los sesentas. De igual forma, la revolución beatlera nada tiene que ver con una figura que pasea dentro del jet set y de ahí que muchos estigmaticen a McCartney.
Porque la pasión de Paul por la música viva es evidente, De Tocho fue testigo del actuar natural del ex beatle en el Palacio de los Deportes del DF en la apertura de sus tres conciertos en 2002, y constató que ese es el lugar del músico, además del estudio compartido con genios.
Las apariciencias ahí están y los reconocimientos también, así sean de agrupaciones que sólo quieren el logro de darle la mano ... luego entonces, genio y todo, con un talento que hace que las armonías apacigüen conciencias ahí están, en Paul McCartney, que seguramente sobrará tiempo para que se olviden sus piezas como beatle y como solista, pero que, de que hay argumentos para decirle "el Suavecito", los hay.
Y recuerden... Let it be
Biografía de Paul McCartney en Wikipedia
Yale University
Descripción de la Universidad de Yale en Wikipedia
Sitio de Paul McCartney
Sitio de The Beatles