sábado, mayo 16, 2009

La dolorosa libertad

A finales de los años ochentas, una de las inquietudes de este su globbero de confianza, era publicar dibujos con crítica, diariamente generaba uno o dos dibujos y los dejaba en el cuaderno. Era uno más de decenas de amateurs que dibujaban.

Mi crítica quebaba guardada y mis argumentos sobre lo que hasta la fecha considero injusticia, quedaban en un grupo de amigos y conocidos que de vez en vez leíamos medios como la revista Proceso, La Jornada, incluso Novedades o El Nacional. Eran mis fuentes de información más serios, la crítica entre preparatorianos y universitarios de ese tiempo se desataba contra Televisa y aún se sentía fresco el aroma a fraude electoral del 6 de julio de 1988.

La discusión quedaba en un grupo pequeño. Quién se animaba quizás enviaría una carta a esos medios para dejarse escuchar. No recuerdo un sólo caso, pese a las intenciones entusiastas.

A finales de noviembre de 1991, me decidí por llevar mis trabajos a un diario en Poza Rica. Desistí por ir a La Opinión que desde aquel tiempo se mantiene como uno de los peores periodismos y opté por el segundo de mayor penetración en la zona norte de Veracruz: El Norte de Poza Rica.

A qué viene toda esta historia "egográfica", a que estaba lejana la idea de que cualquiera pudiera publicar o manifestarse de forma que un grupo mayor lo viera, escuchara o leyera. Yo tuve suerte.

Eramos, los aspirantes a medios, soñadores que teníamos inalcanzables un espacio escrito o de dibujo, un micrófono o la pantalla de TV. Hoy el tiempo es diferente.

Indiscriminadamente, hoy cualquier persona con una computadora puede hacer competencia a cartonistas, columnistas, opinadores de radio y TV. La manifestación de ideas (que no de noticias estrictamente) está en posibilidad de competir con las "grandes" firmas o trazos.

Un buen análisis o una buena crítica o cartón político, una buena parodía puede llegar a las masas en cuestión de segundos, y no necesariamente tiene que ser escrita por Lorenzo Meyer, Carlos Monsiváis o Denise Dresser o dibujada por Naranjo, Helguera, El Fisgón, Calderón o Trino.

La increíble capacidad de internet dejó de pronto desnudas las reglas, las normas, las guías, las medidas o los códigos.

Hoy, cuando las autoridades electorales (IFE) pretenden meter la mano en la manifestación de ideas, como lo es una crítica severa contra funcionarios como el gobernador de Veracruz Fidel Herrera, se enfrenta ridículamente a sus discusiones. Sus argumentos no hayan eco en las leyes que aun cuando quisieran aplicarse a las nuevas manifestaciones, hallaría vacío tras vacío y como gran limitante, el vastísimo espacio que hay para manifestarse en pro y contra de personajes desde cualquier punto del planeta.

El caso particular del video "Yo te vi robando", expresa que sólo es un ejemplo de que cualquier funcionario es blanco ya no de "profesionales" de la crítica, sino de "amateurs" que pueden hacer parodia de un personaje y la palabra "calumnia" o "insulto" quedan tan bofas como las palabras "moral" o "buenas costumbres"... las manifestaciones en internet sólo tienen la limitante de "la buena fe" de la gente y su intención de "molestar".

El caso de ese video, en coincidencia con la detención del twittero Jean Fernando Anleu (@jeanfer) en Guatemala, son apenas una pequeña muestra de que las leyes se convierten en un perro persiguiendo su cola al momento de querer formalizar lo que "debería ser".

Si un video molesta en YouTube, estará Metacafé, Dailymotion, Vimeo, Liveleak, tu.tv o se aplicarán al video en línea en Ustream, y más, se pondrán a disposición en servidores como Rapidshare, Megaupload, 4shared o en espacios peer to peer y se bajarán por las decenas de aplicaciones para computadoras para descargar directamente de ordenador a ordenador. ¿Quién puede controlar eso?

El único gran temor es que el mundo se convirtiera en una gran dictadura donde estos sitios de manifestación no existieran y esa idea, parece la peor de las ficciones.

¿Qué hacer, cómo comportase, cómo medir culpas o castigos?... la revolución de internet está poniendo a prueba, no precisamente a las autoridades y a los órganos encargados de legislar, de hacer leyes nacionales o internacionales, sino que está poniendo a prueba los límites de manifestación del ser humano. Y en este punto, parece que estamos en las primeras hojas de una historia que difícilmente veremos escrita en libros, sino en pantallas de computadoras.

Y aún cuando no es para las mayorías, estamos en el punto donde hombres y mujeres tienen una libertad absoluta para manifestarse, una libertad que en cosa de un estornudo se vuelve libertinaje, dependiendo de como y quién quiera "regularlo".

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