
Fue un balde de agua fría escuchar que me dijeron sin énfasis alguno: "se murió José Espinosa".
Y aunque la reacción fue de asombro, no había muchas dudas sobre el Pepe Espinosa que tengo como única referencia.
Era lógico, el hombre que nos entretuvo con el análisis acertado durante tantos supertazones, el hombre que puso sabor y distinción a las transmisiones de los juegos de la NBA en los 80s, el hombre que simplemente fue desplazado de TV Azteca por el deterioro de su salud y el narrador de Fox Sports que cada vez tenía menos apariciones a cuadro, había muerto.
El messenger fue una buena sala de condolencias y recuerdos. Pocas veces De Tocho tiene necesidad de compartir opiniones sobre la frialdad del msn.
Además de ser un voz autorizada para la transmisión del atletismo, por su conocimiento en medicina deportiva, Pepe Espinosa dejó marcada a toda una generación que vio las primeras imágenes del basquetbol mágico de los gringos.
No es fácil olvidar la tripleta que formó con Enrique Garay y Constancio Córdova en aquellos agarrones entre Lakers y Celtics. Como olvidar la emoción que transmitían con Larry Bird y "Magic" Johnson en aquellos juegos.

Mucho menos es fácil olvidar lo poco o mucho que se aprendió en sus cápsulas de En Tienda y Trastienda, donde Espinosa compartía su conocimiento con Ausencio Cruz y Víctor Trujillo.
Cuántas horas viendo basquet, americano y olímpicos quedaron en el "caché" de De Tocho.
Se fue José Roberto Espinosa, el buen "Homero Adams" de los deportes, vencido por el cáncer a los 59 años de edad.
Va un touch down para Espinosa, va una canasta de tres puntos por su aportación a la televisión mexicana, va un récord roto en memoria de esta voz autorizada que se va para siempre de la transmisión deportiva.
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Lo que me parece vergonzoso es que, en el noticiario estelar de TV Azteca, sólo pasaran una esquela de un minuto con un moño negro y un aplastado nombre de fondo.
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Reacción de José Ramón Fernández
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