Desde política hasta los dibujos animados, para las serias reflexiones y el relajo que tranquiliza la conciencia, va como dice el dicho, "de tocho morocho"
miércoles, noviembre 29, 2006
Generación saliente
Con la muerte del ex conductor Raúl Velasco quedan cada vez menos elementos de una generación que manipuló a gusto oficial y controló la opinión pública y las decisiones de diversión en México.
Hoy, se recuerda al fallecido conductor de "Siempre en domingo" como el gran elemento mediatizador que agrupaba a familias enteras por horas frente al televisor los fines de semana.
Cargamento recuerda bien esa curiosidad que causaba ver en otros la atención a la emisión de Velasco, pero también recuerda la rebeldía incipiente a principio de los ochentas cuando se preguntaba "¿yo también debo verlo?".
La memoria tiene recovecos donde están figuras como Gustavo Pimentel "el Zopilote", "Beto el Boticario" y "la India María" que respaldaban las emisiones de Velasco en los setentas, pero en las partes planas, la memoria de Cargamento se sacudió al racimo de cantantes de mediana talla que inflaban en Siempre en domingo por evidentes razones comerciales. También se sacudió la admiración por una figura como Velasco con todas sus deficiencias que muchos siguieron.
Por años, Velasco fue el hombre ejemplo de la diversión, indicaba, marcaba, qué y qué no podía divertir al mexicano promedio y a él lo ayudaron las limitadas opciones televisivas que existieron durante la cumbre de su programa. Cuando no había ni cable, ni videocaseteras ni internet.
Quien triunfara, según los canones de Velasco y la Televisa de Emilio Azcárraga Milmo tenía que pasar por Siempre en domingo, las versiones alternativas simplemente no existieron y pocos se aventuraban a cuestionar la calidad "moral" o profesional, o la capacidad musical de Velasco para darle esos productos al televidente mexicano.
Si bien es cierto que muchos de los cantantes que aparecieron en Siempre en domingo tenían calidad interpretativa, también es cierto que la mayoría eran y son infumables hijos de papi o mami que tiran sus górgoros por apellidarse Guzmán, Fernández, Castro, Méndez, Ibarra o Vázquez y que fueron metidos con calzador al gusto del mexicano gracias a que papi o mami conocían a Velasco. Y la lista es grandísima y creciente.
Velasco representa el control de la diversión de un régimen como era el priista, del cual era soldado Azcárraga (como ahora su heredero lo es del régimen panista), igual que lo era Jacobo Zabludovsky en el medio informativo. Su valor por mantener un programa como Siempre en domingo durante 28 años está para el registro en la historia de la televisión y por supuesto que no podría entenderse la historia de control en México sin la figura de "el Gúerito" de la tele", que efectivamente aglutinaba el gusto de miles de mexicanos, pero ojo, no era gratuito o desinteresado, ni comercial ni políticamente.
Lo peor, es que muchos siguieron el ejemplo de Raúl Velasco como un personaje que transmitía cultura y vocabulario.
Narcos y cantantes
Tras la muerte de figuras como el cantante de música grupera Valentín Elizalde las pistas sobre los nexos de la delincuencia con el mundo artístico fortalece la suspicacia de una intimidad mayúscula.
No es preciso ser un documentado investigador para saber que a nadie matan con tanta saña como fue con esta figura, tampoco los asesinos se tocaron el corazón para despachar a Paco Stanley y Víctor Iturbe "el Pirulí".
A esta se agrega la muerte del hijo de Joan Sebastian, Trigo Figueroa, también asesinado en un palenque, lugar habitual para la mezcla de música, apuestas, dinero fácil, alcohol, droga y violencia animal.
Más suspicaz resulta el caso cuando la familia de la víctima decide no denunciar el crimen.
Lo que sorprenda es que las autoridades no indaguen más allá de hechos evidentes, cuando el medio artístico está plagado de conexiones con el narcotráfico (aquí programas como Ventaneando, La Oreja, Todo para la mujer o Con Todo no tocan el tema).
Cuando no se trata de "artistas" intoxicados se trata de participación de cantantes en fiestas organizadas por narcotraficantes.
Y estas estrellas tienen un halo de espiritualidad que los hace intocables para hacerles declarar sobre su participación. ¿por qué, qué ciudadanos tan extraordinarios podrían ser para tener beneficios legales como los tienen?
Aquí no hablamos de la cofidencialidad de un médico o un periodísta. Hablamos de un evento frívolo y público con nexos delincuenciales. Pero resulta que a figuras que aparecen en la televisión o graban un disco se les desarrolla una protección incomprensible a los ojos de las leyes que tantos políticos cacarean como dignas de respecto (cuando les conviene).
Y ninguna instancia judicial ejerce su poder como con los "ciudadanos comunes". Aunque el "artista" deba millones al erario o se conozca su vida como adicto (les podrían preguntar quién les vende la droga).
Las conexiones con "artistas" y narcos se extienden más allá, ya no es secreto en México, si un nuncio entrevistó a los Arellano Félix, ¿qué se puede esperar?
Actualización
A propósito de delincuencia y cantantes de mediana talla. La madrugada del lunes 11 de diciembre el cantante de música, no sé bien de qué tipo, pero parece que banda, ranchera y de esas mezclas que dicen que son 'nuevos géneros', Lupillo Rivera sufrió un "intento de asalto" en Guadalajara, según su vocero.
De Tocho pregunta al amable público que hoy nos acompaña. ¿Qué intento de asalto necesita de siete balazos?
Ante el intento de verle la cara de tonto a los televidentes, en su mayoría, que requieren de informarse, es preciso soltar la sospecha. Más cuando el cantante o su equipo deciden no levantar una denuncia.
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